Memorias. El investigador José Andrés Alvaro Ocáriz recupera la obra del ovetense Agustín Argüelles, evacuado en 1939 a la URSS y que sirvió de puente con los escritores españoles en los años 60.
Pablo Antón Marín Estrada
Agustín Argüelles Manso (Oviedo, 1927 – Madrid, 1994) fue uno de los más de 1200 niños asturianos de Rusia Traductor, poeta y divulgador de la literatura española en la antigua Unión Soviética, colaboró desde allí en la década de los 60 con la revista de Camilo José Cela “Papeles de Son Armadans” y mantuvo una estrecha relación con autores españoles como los hermanos Juan y José Agustín Goytisolo, Ángela Figuera o Blas de Otero. El escritor y filólogo José Andrés Álvaro Ocáriz (San Sebastián, 1962) ha recuperado su historia en el libro La literatura española en el exilio: Agustín Argüelles Manso, un niño de la guerra asturiano en la Unión Soviética.
“Es una figura tan importante como olvidada”, afirma el investigador sobre el desconocimiento de Argüelles Manso en su propio país. Él mismo no tenía noticias de su obra hasta que descubrió su nombre entre los traductores al español del poeta nacional de Ucrania Taras Shevchenko cuando preparaba un libro sobre este clásico. “Lo habían traducido varios niños de la guerra, pero las versiones suyas destacaban por su calidad”, explica. Esto le llevó a interesarse por su figura y a localizar en Barcelona a su viuda, la también evacuada Lina Pozuelo, y al hijo de ambos Juan José. En su casa encontró el archivo personal de Argüelles con la correspondencia mantenida con relevantes escritores españoles, su propia obra poética y, lo más fascinante, las Memorias que dejó inéditas. “Me pareció increíble. Son un recorrido por su estancia en la URSS y abarcan desde su infancia en Oviedo hasta la muerte de Franco, señala Álvaro Ocáriz. Ahora ven la luz por vez primera en una publicación autoeditada y disponible en Amazon, que incluye, además, una selección de las versiones que realizó el asturiano de autores como Shevchenko, Mijail Lermontov o Sergei Esenin, junto a una antología de sus propios poemas.
Hijo de una maestra republicana, Mercedes Manso del Abad, Agustín Argüelles Manso era sobrino de Jesús Argüelles Fernández, Pichilatu, el único civil condenado a muerte y ejecutado por los sucesos de octubre del 34, y también del dirigente y diputado comunista Juan José Manso del Abad. Fue evacuado, junto a su madre y su hermana, a Burdeos en 1937, de donde pasaron a Cataluña, para volver a cruzar la frontera francesa dos años después junto a miles de refugiados republicanos. Allí se reencontrarán con su tío Manso del Abad, que les facilitará la salida hacia la Unión Soviética, el país en el que residirá Agustín hasta su regreso a España en 1990.
Sus Memorias empiezan precisamente con una infancia marcada por el fusilamiento de su tío Jesús, a lo que seguirá el traslado a Gijón tras el estallido de la guerra civil, y el largo camino del exilio que le llevaría a la URSS en 1939. En el país de acogida se uniría a los niños llegados dos años antes y compartiría con ellos un destino itinerante por diversas ciudades, de Leningrado a Krasnovidovo, Stalingrado, Ufá, Kiev o Moscú. En la ciudad del Kremlin se licenciará en el Instituto de Literatura Máximo Gorki en 1960, tras una juventud en la que combinó su dedicación al fútbol con el trabajo en diferentes fábricas. Sería en esa década en la que, con su amigo el vasco Vicente Arana, traduciría clásicos españoles al ruso y rusos al español. En sus memorias relata sus encuentros en Moscú con Blas de Otero y Juan Goytisolo, al que luego visitará en París. Envía poemas suyos y traducciones a Cela para “Papeles de Son Armadans” y publica una traducción de Esenin con José Agustín Goytisolo.
Por sus recuerdos desfilan decenas de asturianos. Otros niños de la guerra como el escritor José Fernández, el actor de “El espejo” de Tarkovski, Ángel Gutiérrez, o el poeta Celso Amieva, con el que trabaja en la agencia Novostil. El investigador que ha recuperado su historia lamenta el desinterés que asegura haber recibido en Asturias sobre el legado de Argüelles. Su correspondencia está ahora en el fondo Goytisolo de la Universidad de Barcelona, y parte de su archivo en una asociación de País Vasco dedicada al exilio, desvela.
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