miércoles, 12 de junio de 2013

una vuelta por los madriles-2

Al día siguiente visitamos el Museo Sorolla. Uno de los museos que hay que ver en Madrid.

A la tarde di una conferencia sobre José Mallorquí en la Casa de Burgos, una de las pocas casas regionales que organiza actividades culturales.

Al día siguiente viajamos a Toledo donde visitamos el Museo Santa Cruz (muy pobre y con nula accesibilidad)  , el Museo del Ejército (fabuloso). No entramos en la Catedral porque es vergonzoso  cobrar ocho euros por entrar a un lugar que estamos sosteniendo con nuestros impuestos. Intentamos comer en el Mesón Solarejos. Nos sacaron algo que dijeron que era merluza a la romana, no porque lo fuera sino porque la debían tener allí de tiempos de los antiguos romanos. Uno de esos lugares a los que no hay que ir aunque parezca por fuera que dan de comer.

A la tarde visitamos la Casa del Greco y dimos una vuelta por la ciudad.

 
 
 
 
Al día siguiente, visitamos el Museo Naval, en el mismo Paseo del Prado. Gratuito y de los que hay que ver en Madrid. Muy bueno
 
 

 
 
      

una vuelta por los madriles-1

El cuatro de junio nos fuimos mi mujer, mi niña y un servidor a Madrid. Llegamos y nos hospedamos en el hostal en que lo hacemos siempre que viajamos a Madrid, el Hostal Dulcinea, un lugar acogedor y agradable, en el mismo centro de Madrid (calle Cervantes) . Comimos al lado, en el restaurante Villa Godio de la calle San Agustín, con una relación calidad-precio incomparable. Uno de esos lugares a los que uno vuelve. A la tarde tenía mi primer acto. Presenté mi libro "Celaya esencial" en el barrio de Prosperidad, el lugar en el que Celaya vivió durante sus años en Madrid.

 
Ya sabéis que los beneficios que se obtienen en la venta del libro están destinados a un proyecto educativo. Si alguien lo desea, se lo puedo enviar por quince euros, gastos de envío gratis.
El acto estuvo bastante bien, con un público que había conocido al poeta vasco y que le gustó recordar aquellos tiempos.

Al día siguiente dedicamos la mañana a hacer turismo. Visitamos el Museo Romántico, en la calle San Mateo. Es uno de los museos que hay que ver en Madrid. Muy bonito y muy bien cuidado.

Acudimos después al Museo Municipal. ¡Qué vergüenza! Una maqueta del Madrid antiguo, cuatro cuadros y unos seis o siete entre bedeles y seguratas. A eso se reduce la Historia de Madrid. Lamentable. Lo mejor el marco, un edificio barroco.





 
Continuamos después a ver la Iglesia de san Antonio de los alemanes, y topamos con la Iglesia. Nos querían cobrar dos euros por la entrada. La Iglesia siempre favoreciendo a la cultura. Si cobran entrada por ver iglesias ¿a ver cuándo se les cobra el IBI? Porque la Iglesia no es una entidad sin ánimo de lucro, ni mucho menos.
 
Después, paseando hasta San Antonio de la Florida a ver las pinturas de Goya. Preciosas y gratis.
 
 
A la tarde, presenté en el Ateneo de Madrid  mi libro "Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma de paz". es una vergüenza que una entidad que se define como cultural cobre casi 90 euros por alquilar una sala para realizar una presentación. Así como otros alquilas habitaciones para ejercer  la prostitución, el ateneo las alquila para lucrase con la cultura que otros producen y que ellos son incapaces de producir.
 
Si alguien desea un ejemplar, ya sabe que se lo puedo enviar por veinte euros, con los gastos de envío gratis. Los beneficios, como en el caso anterior, están destinados a un proyecto educativo.


 

sábado, 8 de junio de 2013

Antonio Tovar, el filólogo que encontró la paz

Antonio Tovar, el filólogo que encontró la paz.

El pasado miércoles 5 de junio tuvo lugar la presentación del libro de José Andrés Álvaro Ocáriz “Antonio Tovar, el filólogo que encontró el lenguaje de la paz”, en el Ateneo de Madrid.

En primer lugar tomó la palabra Juan Ramón Sánchez Carballido, que agradeció expresamente la colaboración decisiva de la Asociación Cultural Ademán de Sevilla en la celebración de este acto.

Por petición expresa del autor, Carballido centró su intervención en el pensamiento político de Tovar para establecer las coordenadas de su falangismo inicial y, en la medida de lo posible, proponer las claves que permiten atisbar la coherencia interna de su discurso, no siempre evidente a tenor de su reposicionamiento ideológico ulterior.

En su opinión, coincidente con la del biógrafo, Tovar mantuvo en todo momento su fidelidad a un principio claramente asociado a la influencia de José Antonio Primo de Rivera: el hombre como eje y centro del sistema político y económico. Una fidelidad que no decayó en Tovar tras su decepción con el régimen de Franco y su clara toma de conciencia de que la Revolución que predicaba la Falange había sido definitivamente traicionada.

 A continuación, José Andrés Álvaro Ocáriz desglosó el contenido de los diferentes capítulos de su libro, abundando en las ideas anteriormente expuestas y profundizando en el perfil intelectual y académico de Antonio Tovar.

Ocáriz destacó las extraordinarias aportaciones del homenajeado en el campo de la Filología, procedentes de su conocimiento de unas cincuenta lenguas clásicas y modernas, europeas y precolombinas. Una sabiduría que quedaría repartida en más de cuatrocientas obras y lo convertirían en uno de los intelectuales más apreciados de su generación.

El biógrafo sorprendió a parte del auditorio dando a conocer cómo la primera cátedra de enseñanza universitaria del vascuence se estableció en España,  en mitad del franquismo y a despecho de la actual propaganda oficial, a instancias del falangista Tovar, que había aprendido la lengua en su adolescencia y a cuyo estudio había dedicado ya dos influyentes volúmenes. 

Mención especial mereció la iniciativa de la revista Escorial. Editada entre noviembre de 1940 y febrero de 1950, con el decisivo impulso de Tovar y otros falangistas, la publicación pretendió ser un lugar de reencuentro intelectual tras la guerra dado que la mitad de la cultura española se hallaba por entonces en el exilio. Pío Baroja, Azorín, Menéndez Pidal o Gregorio Marañón se reivindicaron en sus páginas, dándose a conocer algunos nombres fundamentales de la cultura de posguerra, como Xavier Zubiri. Todos ellos, acompañados por las firmas más brillantes del falangismo intelectual: Dionisio Ridruejo, Laín Entralgo, Torrente Ballester, Panero y el propio Tovar.

Tras repasar su extraordinaria gestión como Rector de la Universidad de Salamanca, coincidiendo con su setecientos aniversario; sus estudios y reconocimientos en el extranjero (Tovar fue Premio Goethe); su labor en la Real Academia Española o sus activismo político durante los primeros años de la democracia, Ocáriz terminó su intervención citando a algunas personalidades relevantes que dedicaron palabras de elogio a Tovar en honor a su honestidad y bonhomía. Personalidades que atraviesan todo el espectro ideológico desde las posiciones de Serrano Súñer a las de Tierno Galván.  

El acto, que fue presentado y moderado por Victoria Caro, Secretaria adjunta de la Agrupación de Retórica y Elocuencia, finalizó con un breve turno de palabra entre los asistentes.