martes, 9 de octubre de 2018

Navarro Villoslada, en la prensa navarra

Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada’, nuevo libro del escritor Álvaro Ocáriz
‘Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada’, nuevo libro del escritor Álvaro Ocáriz
NAVARRAINFORMACIÓN.ES

El escritor navarro José Andrés Álvaro Ocáriz, acaba de publicar, con motivo del bicentenario del nacimiento del escritor navarro Francisco Navarro Villoslada, ‘Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada’

Álvaro Ocáriz es autor de libros como Celaya esencial (2011), Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma de la paz (2012), Luis Mariano, cien años, cent ans (2014), El Gran Capitán (2015), Sebastián Iradier. Si a tu ventana llega una paloma (2016), El Madrid de Blas de Otero (2016), La flecha que me asignó Cupido (2017), Trafalgar (2017) nos acerca en esta ocasión, la vida y la obra de Francisco Navarro Villoslada.

Libro 

Según destaca el autor del libro, Francisco Navarro Villoslada es uno de los principales escritores navarros, pese a que sea un escritor olvidado e incluso desconocido. “Razones en parte literarias y en parte políticas has contribuido a que su obra quedara silenciada o relegada a un segundo o tercer plano”, dice.

Quienes le conocen, suelen recordar, sobre todo, sus tres novelas históricas:  Doña Blanca de Navarra, Doña Urraca de Castilla y Amaya o los vascos del siglo VIII. “Son novelas históricas, bien documentadas, no como muchas que se autodenominan como novelas históricas y que son, simple y llanamente, novelas de aventuras y, a veces, de aventuras mal contadas”, destaca el autor.

Pero Navarro Villoslada fue un personaje polifacético que brilló en varios campos. En el contexto de la novela histórica española es uno de los mejores cultivadores del género en su versión seria y bien documentada, hasta el punto de merecer el nombre de El Walter Scott español. Como periodista fue fundador, redactor y director de algunos de los periódicos más prestigiosos de su época, y como político, fue varias veces diputado, senador y secretario personal del pretendiente al trono Carlos María Isidro.

Cada una de las facetas por separado hace a Navarro Villoslada merecedor de un estudio monográfico. Todas juntas le convierten en una figura de primer orden en la historia de nuestro siglo XIX.

En esta obra van a encontrar, en primer lugar, una biografía detallada de este escritor navarro; biografía acompañada de fotografías referidas a su vida y a su obra. En segundo lugar, hemos seleccionado varios relatos de Navarro Villoslada que tienen relación con Navarra.

El primero se titula La princesa de Viana y nos transporta a las guerras civiles que se producían en la Navarra del siglo XV.   En el segundo, que Villoslada tituló La muerte de César Borja, se nos cuentan los últimos momentos de la vida de ese hijo de un Papa que murió en Navarra. El tercero lleva por título El castillo de Marcilla, y en él se nos narra cómo se libró este castillo de la orden dada por el cardenal Cisneros para que se destruyeran los castillos navarros, tras la conquista de Navarra por las tropas de Fernando el Católico, en 1512.

El último que hemos seleccionado no tiene que ver con la Historia de Navarra, como los tres primeros. Se trata de La mujer de Navarra. Es una muestra de un tipo de literatura muy propia del romanticismo, ya que, por una parte, se tratan de buscar los orígenes míticos de Navarra, que se pierden en la noche de los tiempos y, por otra, se idealiza a las mujeres de Navarra. Este relato es una muestra de la visión romántica de este escritor que idealiza su tierra natal, apartándose del rigor histórico de sus novelas históricas.

Álvaro Ócariz quiere que con esta obra se pueda conocer mejor, o descubrir, si no lo conocían a este importante escritor navarro.

Si alguien desea adquirirlo, puede dirigirse a su librería habitual e indicar el título, el nombre del autor y que lo distribuye Elkar.

O también, lo puede encontrar en Amazon:

formato ebook:
https://www.amazon.es/dp/B07BSQTCH5

formato libro:
https://www.amazon.es/dp/1980691460

sábado, 6 de octubre de 2018

La sencillez de una diva


Ha fallecido LA SOPRANO. Sucesora de la Callas, la voz de la Caballé era/es lo más parecido a la de los ángeles, si es que éstos cantaran. Aquí mi homenaje. Se nos fue la Caballé pero nos seguirán acompañando sus obras. 



https://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2018-10-06/muere-fallece-cantante-opera-montserrat-caballe-vida-matrimonio-1276626088/


El titular es un oxímoron, aunque el adjetivo diva tiene en el mundo del "bel canto" una connotación especial. Montserrat Caballé, de acuerdo con esa denominación, claro que era considerada como una diva, una excelsa soprano. Pero en el plano personal se comportaba con auténtica sencillez, no en vano procedía de una modestísima familia, algo que nunca olvidó, esos orígenes humildes que marcarían su carácter. No por ser aclamada en los mejores teatros del mundo operístico iban a convertirla en un ser prepotente.

Conversé con ella en un par de ocasiones. La primera, en Marbella, con ocasión de actuar en una plaza de toros, la de "Nueva Andalucía" para representar "La Traviata". Nunca había cantado en un coso taurino, lo que para ella constituía una novedad. Se lo pidió la esposa del empresario José Banús. Y Montserrat la complació. Imagino que a cambio de un buen "caché", que venía a ser lo de menos, dada su categoría. Le pedí una entrevista y Montserrat me citó a la mañana siguiente en su hotel, donde nada más saludarnos, me preguntó: "¿Trae usted magnetófono? Porque en caso contrario, como observo, tendrá que firmarme un papel. Estoy acostumbrada a hacerlo así. Me evito complicaciones desagradables". No hizo falta porque, tras una hora de entrevista, que ella aceptó finalmente de buen grado, extendiéndose en sus respuestas, consideraría que era innecesario que le firmara documento alguno ni que le llevara el texto que luego publiqué.

"No entiendo por qué se nos llama divos a los cantantes de ópera", comentó tras la primera de mis interrogantes, prosiguiendo: "Es una especie de mito que crea el público". Le quise observar lo que para ella consistía ser una primerísima figura de la ópera, si un lujo, una necesidad, un divertimento para quienes pueden pagar una elevada cantidad en el Liceo o la Scala milanesa… Y ella, me dijo esto: "Trabajamos para la diversión de los demás, es cierto. Pero a nosotros, los profesionales que nos dedicamos a este género por nuestra vocación y nuestras cualidades, también nos sirve de distracción y alivio. Por un momento nos puede proporcionar una hora de felicidad. La ópera es una faceta de la cultura en general, la muestra de un arte. ¿Que si puede popularizarse o es sólo para élites, me pregunta usted? Yo creo que hay que atraer a las masas para que escuchen ópera. Todo ser humano tiene una sensibilidad de espíritu, aunque vamos demasiado deprisa en nuestra sociedad, sobe todo la juventud. Ésta, en su afán de superación cultiva otras cosas, menos el espíritu. Convendría que a los niños se les educara musicalmente. El Estado debería proporcionar funciones operísticas a precios reducidos. A mí, fíjese, no me importaría cobrar menos en casos así". Derivamos la conversación acerca de los sacrificios de un cantante, si en verdad merecía la pena renunciar a esa lucha. Aunque también apunté que la gente los veía como seres muy especiales, del gran mundo: "Se nos reprocha, puede ser, que vayamos siempre a hoteles de gran lujo, lo que aparenta que siempre vivamos a bombo y platillo. Ignoran los que eso piensan que hay cantantes arruinados. Esos que nunca se acostumbraron a una vida más sencilla, de ahorro… La voz no dura siempre, ¿sabe? Y hemos de administrar lo que ganamos, pues nuestros gastos son muy elevados asimismo".

Y además, prosiguió: "Cuantas veces hemos de asistir a fiestas, sin ganas, prefiriendo irnos a casa o al hotel para descansar tras una dura jornada de ensayos o de actuaciones. Pero, no sería correcto. Para encontrar el equilibrio que a veces preciso dispongo con mi marido y mis dos hijos una casa en el Pirineo catalán, a la que voy cuantas veces puedo".

Estaba casada con el también cantante de ópera, el mañico Bernabé Martí, quien sacrificó su carrera para estar junto a su mujer, acompañándola en todas sus giras. De sus dos vástagos, la hija, Montxita, heredó la profesión de sus progenitores, con excelentes críticas. Claro que sin alcanzar remotamente la categoría de su madre. Hablamos también sobre esos contratos a los que con mucha anticipación han de someterse los cantantes de ópera: "A menudo con cinco años de antelación. Suelo preguntarme… ¿pero… estaré viva para entonces?". Una característica de la Caballé, como un tic, era la risa que rubricaba algunas de sus respuestas. Tenía un gran sentido del humor, desde luego.

Había debutado en noviembre de 1957 en Basilea con "La Bohéme". Y la entrevista que le hice era cuando Montserrat llevaba diecisiete temporadas ininterrumpidas, en tanto Victoria de los Ángeles, me recordó la propia Caballé, alcanzaba los treinta años en activo, lo mismo que Renata Tebaldi, en tanto María Callas sumaba veinticinco. Me habló muy bien de todas ellas: "Es el público quien inventa las rencillas, nunca nosotras". (Por cierto: corrió años más una maliciosa frase atribuida a Plácido Domingo, al que endosaron una maledicencia acerca del peso de Montserrat a la que era difícil sostener en brazos si así lo obligaba el libreto. Por supuesto Plácido negó haber dicho tal cosa).

"Las gordas caemos bien al público (me confesó ella), quizás porque tenemos un aspecto maternal con el que gustamos mucho a los hombres, por nuestra dulzura, y a las mujeres las tenemos como amigas, quizás porque no somos rivales. Yo no sigo régimen alimenticio alguno. Por ejemplo, en cuanto terminemos esta charla me iré a tomarme una paella", Lo que concluyó con una de sus habituales risotadas.

Terminamos refiriéndonos a sus humildes orígenes, cuando de jovencita le bordaba pañuelos a su madre, porque siempre fue muy hacendosa con las labores caseras: "Sí, mi familia no es que fuera modesta, es que era humildísima. Mi padre trabajaba como químico de productos del campo y gracias a una beca yo pude estudiar. Somos dos hermanos. Carlos, es mi "mánager".

Nunca he olvidado aquel encuentro periodístico, que me ha complacido evocar hoy en el triste momento de conocer la desaparición de una mujer llena de sencillez, que a fuerza de sacrificio y con su natural talento triunfó en los mejores escenarios del mundo. La ópera estará de luto no sólo en este día otoñal teñido de negro por un largo tiempo.









viernes, 5 de octubre de 2018

Antonio Tovar vuelve



Después el éxito que tuvo la primera edición, he decidido publicarlo de nuevo, con más documentos y con interesante material gráfico. Se puede encontrar en Amazon:

en formato ebook:  https://www.amazon.es/dp/B07J2GDV4G

en formato libro: https://www.amazon.es/dp/1726752445

Espero que disfruten con su lectura.