domingo, 29 de noviembre de 2020

Juan de Dios Román, in memoriam.

Para quienes nos gusta el deporte de balonmano y , como en mi caso que he sido entrenador de balonmano masculino y femenino durante 25 años,  árbitro y presidente de un club, la figura de Juan de Dios Román ha sido muy importante.

Por ello, en su recuerdo, quiero publicar el último artículo que escribió para el diario El Mundo

No se valora al balonmano español

  • JUAN DE DIOS ROMÁN

Sábado, 28 noviembre 2020 - 22:44

Este texto fue publicado en EL MUNDO el 27 de enero de 2020 tras conquistar España el Europeo de Balonmano en Suecia

 

Llevo años diciendo que al balonmano español no se le valora, al margen de que se sumen o no títulos, como el conseguido en Estocolmo. Me permito recordar que en la segunda edición del Campeonato de Europa ya fuimos medalla de plata. Y fue en 1996. Recientemente se han jugado tres finales seguidas. Ahora hemos revalidado el oro europeo. Y supone mérito suficiente. Dando un paseo por la historia vemos que son años de éxitos, y no suficientemente valorados. Pero ese es un problema del deporte español en general.

Una vez más volverá a hablarse de la gestión de este éxito. En momentos en que los clubes españoles estaban muy fuertes, eran estos los que sumaban para que la selección nacional fuera hacia arriba. Ahora, los clubes en España están más flojos y los jugadores buenos, muchos de ellos, compiten fuera. Cuando vuelven y se juntan en la selección nacional tienen buenos resultados y, con sus éxitos, también tienen que contribuir a que los clubes de aquí vayan hacia arriba. Es un juego amoroso. Aunque, en el día a día, es un problema económico.

Ahora estamos en año olímpico, a las puertas de los Juegos. Y se está demostrando que los deportes de equipo van a llegar en buen momento a la cita. En los cuatro años entre Juegos existen competiciones que te dan la imagen y el valor de cada deporte en cada ciclo. Y tenemos el hockey hierba. El baloncesto, que irá muy bien. El balonmano, que ya tiene la plaza en hombres y la tendrá seguro en mujeres. El waterpolo, donde la selección femenina ganó el oro de Europa y el masculino, la plata. Todos ellos están demostrando un enorme poder de cara al futuro y a Tokio.

Esta final frente a Croacia fue un ejemplo más de cómo sobrellevar el sufrimiento. Los jugadores eran conscientes de que no estaban jugando bien. Había un clima de temor en ambos equipos. Una sensación de fatiga, con los croatas más cansados que nosotros. La tensión superaba la calidad del juego. En ese sentido, lo que nos hizo ganar fue tener un punto más de concentración. Aunque también podía haber ocurrido lo contrario, porque Croacia demostró una enorme entereza. Aunque España tuvo un punto más de equilibrio en todo el partido. Fue justo vencedor de un duelo ajustado.

Esta generación, sin duda, está en su punto más alto de madurez. No hay que olvidar que hay jugadores que en su mayoría ya habían sido campeones de Europa, e incluso del mundo. Estamos ante un ciclo en el que nueve o diez jugadores pueden abandonar la selección nacional. Ya sea por su edad, ya sea porque aparezcan otros. Y tienen en los Juegos Olímpicos su gran objetivo. Por lo tanto, coincide todo. Madurez. Personalidad colectiva. Buen nivel. Es el estado ideal.

Ante la participación en Tokio, los deportistas tienen su expectativas, como los técnicos. Y la prensa tiene otras. Yo, como entrenador y seleccionador que fui durante muchos años, sé que mañana, o pasado, cuando se vaya olvidando la alegría de este título, en silencio, podrán ir pensando que tienen una ocasión en los Juegos. Esa será la mejor expectativa que puedan tener los jugadores. A partir de ahí, los medios de comunicación harán sus cálculos. Y dirán, si el balonmano español es el campeón de Europa, pues tendrá sus opciones. Muy bien. Pero eso al deportista no le llega. Debe evitarlo.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Encrucijadas de Europa: España y Ucrania

Oksana Yakovyna y César Rodríguez Orgaz, "Encrucijadas de Europa: España y Ucrania"


 Oksana Yakovyna y César Rodríguez Orgaz, 

"Encrucijadas de Europa: España y Ucrania"


Aranjuez, Editorial Manuscritos, 2020



Idioma español
1ª edición octubre 2020 
Páginas 190
ISBN  8412186567
Dimensiones 145mm x 230 mm


Resumen:

Este libro aborda el tema de las relaciones entre el Este y el Oeste de Europa con especial atención a España y Ucrania. Se exploran algunos episodios históricos y culturales de estos países en el contexto europeo teniendo en cuenta su proyección a la situación contemporánea. Los contenidos se tratan desde una perspectiva interdisciplinar, que incluye la historia, la política, el derecho, la filología y la filosofía. Así, se revisan fenómenos como el conflicto actual entre Rusia y Ucrania, el papel de Ucrania como horizonte de la Unión Europea o el desarrollo de las relaciones históricas entre el Este y el Oeste de Europa. Basándose en fuentes de diversos idiomas, como el español, el ucraniano, el inglés, el ruso o el francés, el libro presenta por primera vez a los lectores españoles importantes aspectos y figuras de la historia ucraniana, inéditos hasta ahora en las lenguas occidentales.

Disponible en Librería Pasajes
Disponible en Agapea
Disponible en Elkar
Disponible en Fnac
Disponible en Amazon


 

Sobre Blas de Otero y su esposa (y viuda), Yolanda Pina Cervantes

Estos días se va a hablar de Sabina de la Cruz y se va a decir que era la viuda de Blas de Otero. Hace años salió en Cambio 16 este artículo que viene muy a cuento en esta situación:

 


Testimonio

Yolanda Pina, viuda legitima del poeta, grita y acusa

 

El PCE destrozó a Blas de Otero

 

EL poeta Blas de Otero. Fallecido en Majadahonda (Madrid). el 29 de junio de I979. se había casado por la Iglesia en Bilbao el 12 de agosto de 1964 con la joven cubana Yolanda Pina Cervantes, que hoy reclama, en vano, la parte que le toca de la herencia del escritor.

Pero tras esta historia de testamentaría se oculta otra, emotiva y desgarradora, que podría ser una página más del libro de Jorge Semprún, «Autobiografía de Federico Sánchez» , y que se añade de todos modos a la negra historia de  los bajos fondos del eurocomunisrno y de sus principales representantes.

El testimonio de Yolanda Pina ha sido recogido en cinta magnetofónica. La brutalidad de algunas acusaciones aconsejó que solicitáramos a la señora de Otero que narrara los hechos por escrito.

Lo hizo. Fueron debidamente careados con un cierto número de testigos de distintos períodos y confirmados, entre otros, por el propio Jorge Semprún , que frecuentó a la pareja en La Habana. Por fin, un aparato .importante de fotos y documentos certifica las palabras de la señora Yolanda Pina de Otero, que se decidió a hablar "después de haber callado mucho tiempo, por miedo y presiones, pero ahora hablo porque estoy harta y cansada».

Blas de Otero, que había nacido el 15 de marzo de 19l6 en Bilbao, era ya, en enero de 1964, cuando fue a La Habana para ser jurado del Premio de Poesía de la Casa de las Américas, un poeta conocido y muy ligado al Partido Comunista de España, aunque, al parecer, jamás fue miembro de carné. Había, sin embargo, estado ya, en aquella época y clandestinamente, en la URSS y en China.

En esa época, el poeta había tenido varias novias y eran famosos entre la progresía los desplantes que las había dado, cuando ya estaban prácticamente al pie del altar. Hay que retener el nombre de una de ellas: Sabina de la Cruz.

 El día 7 de febrero de 1964, un mes, poco más o menos después de su llegada a Cuba, Blas de Otero conoció en La Habana a Yolanda Pina Cervantes. Yolanda, que tenía en la época veinticinco o veintiséis años, era bibliotecaria de la Unión de Escritores, escribía poesía y cuentos y era autora de guiones de ballet y televisión.

 Se había divorciado y, de este primer matrimonio tenía un hijo, Andrés. Yolanda fue rápidamente la amante de Blas de Otero, y el poeta, que había dejado plantadas a otras, con Yolanda se casó, boda civil, el 25 de marzo de 1964, a poco más de un mes de haber entablado relaciones con la joven bibliotecaria.

Había olvidado, sin embargo, Blas de Otero, un detalle de importancia incalculable e incalculada: no había pedido permiso ni había informado de su boda al PCE, cuya sede cubana estaba en los locales del antiguo Centro Gallego, transformado en Sociedad Artística Cubano-Española (SACE).

 La boda de Blas causó un considerable disgusto a los comunistas españoles. Yolanda Pina no correspondía a la imagen que ellos se hacían de la que tenía que ser esposa del «poeta del partido» El PCE hubiera preferido otra esposa, española y comunista de carné. Alguien bien amarrado que hubiera a su vez podido amarrar bien al poeta, hombre adicto; pero de carácter incontrolable y caprichoso. Un “cabeza de chorlito”como decía la señora Dolores Ibarruri de los intelectuales. No, Yolanda Pinadivorciada y que ni siquiera era del PC cubano, no correspondía a la imagen austera y aséptica soñada por el PCE como esposa del poeta. ¿En quién pensaban') ¿En Sabina de la Cruz, tal vez?

 Comenzó pues, inmediatamente, una acción sorda. Blas fue duramente, amonestado y cayó, a los veinte días de la boda, en uno de sus habituales estados depresivos. Pidió un médico, y el PCE envió al doctor Villalanda , miembro importante del PCE y psiquiatra formado en la URSS. A pesar de que el estado de Blas de Otero no ofrecía la menor gravedad y que las causas de su depresión eran perfectamente conocidas del médico, éste ordenó el traslado del poeta al Hospital Militar de La Habana-Este ,

 No se permitió a Yolanda que visitara a su esposo que, en cambio, tuvo que recibir a menudo «al correveidile Pampliegas» (otro miembro del PCE) y este personaje y el doctor instaron a Blas de Otero para que se divorciara inmediatamente.

 Casarse con una cubana no parecía prudente, decían, ya que las cosas aún no estaban claras (era en el 64), la «revolución aún no se había consolidado» y si el poeta necesitaba esposa, «el partido prefería que se casara con una comunista española».

 El partido no perdonó

 Blas, que no comprendía nada, preguntaba que qué tenían contra su Yolanda. No se tardó, en esas conversaciones o interrogatorios, en averiguar el punto flaco del poeta: a su fragilidad de nervios se unía la enfermedad propia de los débiles, unos celos patológicos. Entonces, la bajeza fue consumada.

 El resultado no fue el que esperaba el PCE: Blas de Otero se abrió las venas.Salvaron su vida en último extremo.

 El partido no perdonó. La pareja estaba viviendo en el hotel Habana Libre. En una primera fase, pagaba la estancia «La Casa de las Américas». Luego los gastos corrieron a cargo del PCE.

 Se dijo, pues, a Yolanda que el PCE dejaba de asumir ese cargo y que abandonara el hotel. Yolanda Pina recurrió al Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos, que no aceptó esa expulsión y se hizo cargo de los diversos gastos.

 La pareja vivió en el hotel hasta julio, que emprendió viaje a España. Pero Blas y Yolanda ya estaban marcados. Angustiados. Se amaban apasionadamente y el partido exigía al poeta que se divorciara.

 Por Praga, París e Irún, la pareja llegó a Bilbao. En el viaje, Blas de Otero expuso a Yolanda la situación en la que se encontraba y manifestó que había decidido desafiar al partido, porque no que no toleraba «que se metieran en su vida privada».

 Blas de Otero podía ser, a veces, un vasco valiente y decidido, según aquel “leiv rnotiv” que Pío Baroja aplicaba a su protagonista Galardi en « El laberinto de las sirenas»

 Cuando llegaron a Bilbao, Blas entregó a Yolanda una carta, un documento, un texto que quizá sean las más bellas palabras de amor escritas por un hombre en lengua castellana. Son siete cuartillas cuya lectura conmueve profundamente. Empiezan diciendo: «Querida mía, yo no quiero divorciarme de ti, hazme este bien al menos, déjame guardar la ilusión, cuando yo me ponga bien, aunque tarde lo que tarde, iré a buscarte o te llamaré; sabes que eres la única mujer que he querido en mi vida y que ya no podría querer a nadie; déjame que seas mi mujer toda mi vida…”

 Blas hizo dos copias de ese texto. Se guardó el primero y entregó el segundo a su esposa, cuya primera página reproducimos. Son siete cuartillas de terrible confesión y de declaración de amor.

 A fin de concretar el desafío, Blas propuso a Yolanda la boda por la Iglesia, que sabía indisoluble.

 Yolanda Pina, que no era cristiana, fue catequizada y bautizada en Bilbao. La novia fue interrogada por un conciliábulo de sacerdotes que examinaron su pasado y dictaminaron que el anterior matrimonio cubano, civil, era inexistente. Fue declarada soltera y así consta en los documentos y registros. La boda se celebró en la parroquia de san Antonio Abad el doce de agosto de 1964 y ofició el reverendo don Claudio Gallástegui, quien confirmó todo lo escrito.

 Vencidas fuertes reticencias familiares, la pareja se instaló en casa de la madre de Blas, compartiéndola con María Jesús, la hermana preferida del poeta.

 Pronto se agotaron las divisas cobradas por Blas en Cuba de su libro “Que trata de España” y Blas no llegó a ningún acuerdo para la edición de otro libro en París, en la Editorial Seghers.

 El desprecio de la Pasionaria

 La pareja envió entonces una solicitud de cátedra de Literatura Española para Blas de Otero en la Universidad de Las Villas (Cuba). Blas acababa de rechazar, detalle muy poco conocido, la cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Puerto Rico. Razón: «Son norteamericanos .... ¿Qué dirá el PCE?».

 En 1965, por medio del Comité Central del PCE, la pareja recibió una invitación para ir a la URSS, del CC del PCUS. Blas, que interpretó la invitación como un «perdón» del PCE, aceptó muy ilusionado. Pensó que le publicarían un libro en la URSS, que le pagarían, como en Cuba, con divisas y que con ellas compraría en Bilbao el pisito en el que la pareja quería vivir. Pensaba presentar a Yolanda a La Pasionaria y creía que la “reina”· -como él la llamaba- intervendría favorablemente en lo de la publicación del libro.

 Ocurrió todo lo contrario. En Moscú, miembros del PCE reanudaron la campaña de calumnias e infamias contra Yolanda, y la señora Ibarruri se negó terminantemente a recibir al poeta, que, según su esposa, se dio entonces cuenta de que «no había basura mayor que la persona de Blas de Otero para el PCE»

 A los tres meses de vida marginada en la URSS, Blas sufrió otra crisis depresiva, y no era para menos. Y el remedio consabido: internamiento en un psiquiátrico de Moscú, cierta clínica muy conocida por sus curas a disidentes. Yolanda no pudo visitarle nunca.

 No. Blas de Otero no había sido perdonado ni Yolanda admitida.

 De vuelta a España, y desprovista de todo recurso económico, la pareja decidió regresar a Cuba en 1996, pensando que una vez allí, le darían a Blas la cátedra solicitada en las Villas , o cualquier otro empleo.

 El viaje se hizo por París y Praga, en donde Blas y Yolanda decidieron quedarse algún tiempo. Tenían amigos y, entre ellos. el general Modesto, por quien Yolanda sentía un profundo aprecio.

 Era. dice, el único miembro importante del PCE que la había tratado con respeto y cariño, con humanidad.

 Impulsiva, directa y un tanto inocente, Yolanda dc Otero pronunció, en una conversación telefónica con Modesto, palabras que le costaron muy caras y supusieron su condena definitiva por el PCE. Dijo, en un arranque, que quien debiera estar en cabeza del PCE no era Santiago Carrillo, sino un hombre bueno como él, el general Modesto.

 Nadie habla impunemente por teléfono en un país del Este. ni siquiera Modesto, sobre cuyo carácter y personalidad el curioso lector consultara con provecho las “Memorias de Federico Sánchez”

 La carta del general Modesto

 Modesto recibió orden. y la ejecutó, de escribir una carta a los camaradas del PCE de Cuba diciéndoles que ofrecieran 500 pesos a Yolanda Pina, precio que ella ponía a su divorcio con Blas de Otero y copia de esta carta fue entregada al propio Blas, que no dijo nada a Yolanda. pero sufrió una nueva y fuerte crisis. lo suficientemente grave como para que Yolanda pidiera ayuda a amigos cubanos residentes en Praga: el poeta erberto Padilla y su esposa Berta.

 La carta fue mostrada posteriormente en Cuba, por Blas, a su esposa y a un grupo de amigos escritores que confirmaron el hecho.

 En cuanto a la solicitud de trabajo, ni siquiera había llegado a las manos del doctor Sidroc Ramos, rector de la Universidad de Las Villas.

 Blas y su esposa estaban entonces (1967) en Cuba en calidad de invitados  del CC del PCC.

 Se les ofreció la oportunidad de pasar algún tiempo de descanso en una residencia de reposo para trabajadores cercana a La Habana y aceptaron, aunque Yolanda tendría que regresar antes a la capital por razón de la escolaridad de su hijo.

 A las 48 horas de su regreso a La Habana, Yolanda supo que Blas había sido otra vez ingresado en el psiquiátrico del doctor Villalanda, y esta vez presa de una crisis tan dura que tuvieron que ponerle la camisola de fuerza.

 Blas, en Cuba, tuvo dos médicos. El cubano doctor Fleitas, que siempre trató al poeta de forma rápida y eficaz y sin el menor problema ni coacción. y el hispanosoviético Villalanda. que privaba al enfermo de todo tratamiento y atribuía todos los problemas del poeta a su boda con Yolanda. Luego, terminadas las «curas», Blas contaba a su esposa todo lo ocurrido.

Esta vez la crisis fue provocada por las palabras de un individuo, un español, que cuando Yolanda se marchó del lugar de reposo para regresar a La Habana se acercó a Blas y le dijo: «¿Quién es esa muchacha con la que hablabas'? Yo la conozco. Esa fue prostituta en La Habana».

 La reacción de Blas fue la normal. Violenta. Era un vasco, a veces valiente y decidido.Le pusieron la camisa de fuerza y lo internaron.

 En mayo de 1967 llegó a Cuba, invitada por el Consejo Nacional de Cultura la célebre bailarina española «La Chunga», con su esposo José Luis. Blas los conocía y ambas parejas salieron juntas y se visitaron. Blas y Yolanda indicaron a sus amigos que pensaban regresar a España en junio, pero que no sabían muy bien a dónde ir.

 Entonces, «La Chunga» los invitó a su casa de la playa, que «aunque es pequeña. nos apañaremos».

 La invitación llenó de ilusión a la pareja y sobre todo a Blas. Personas que lo trataban en aquella época afirman que Blas estaba entonces al borde de la ruptura con el comunismo.

 Fue, pues, a los locales de la citada SACE, en donde estaban las oficinas del CC del PCE, a fin de solicitar un permiso de salida para regresar a España el 22 de junio. Era un trámite obligatorio en su condición de invitado-prisionero.

 Pasaron días y semanas, y nada. Blas de Otero fue de nuevo a la SACE, y nada. Tercera visita y, una semana después, Blas tuvo que decirle la verdad a Yolanda: «Tenemos que divorciarnos».

 A las lágrimas de la esposa, el poeta opuso palabras tranquilizadoras: "No te preocupes, paloma. Tú sabes que la boda que vale es la de Bilbao. Nadie nos separará. Te mandaré a buscar”.

 Pero la discusión no fue fácil. Yolanda no se resignaba. Le dolía que Blas hubiera cedido. Blas no era siempre un vasco valiente y decidido, y esta vez pronunció palabras que Yolanda no pudo perdonar. Palabras que reflejaban un miedo profundo e invencible de Blas de Otero, al P C E.

 Vidas destrozadas

 Blas y Yolanda fueron divorciados en La Habana el 20 de noviembre de 1967. Tras lo cual, pudieron salir de Cuba. Pero ya todo el mal estaba hecho. La vida en común, después de lo que había sido hecho y dicho, estaba destrozada.

 En Madrid, Blas y Yolanda, que habían salido de Cuba separadamente, se vieron un par de veces. Blas quiso reanudar la vida en común. Yolanda estimó que no podía superar ciertos traumas.

 Vivieron separados hasta que, en junio de 1979, Yolanda se enteró por la prensa de la muerte de su marido en Majadahonda.

 Para ella fue un drama que Blas muriera sin saber que habían sido perdonadas las palabras que motivaron la separación y todo el desgarro de un amor - deshecho por celos absurdos, fomentados por una camarilla de viejos del PCE, los del «eurocomunismo».

 Por recomendación de una amiga, Yolanda puso sus intereses en manos de un abogado madrileño, don Antonio Ceballos Escalera (sí, el 'de las anulaciones en el Zaire).

 Al celebrarse el 5 de agosto de 1979 en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid un homenaje de este mismo PC al poeta destrozado, Yolanda Pina de Otero leyó en las páginas de esta misma revista una reseña del acto, en la que se afirmaba que «la propia viuda  de Blas de Otero tuvo, triste y paradójicamente, que abonar los derechos de autor de su marido”, que exigía, como es de rigor, la Sociedad General de Autores.

 La existencia de esta otra ”viuda” motivó la preocupación de Yolanda, que emprendió una serie de investigaciones. Pudo averiguar que habían sido retiradas de la SACE 144.000 ptas. de derechos de autor de su marido.

 Estas investigaciones, confirmadas por las que en estos días ha realizado esta revista, demuestran una serie de extrañas anomalías en papeles oficiales.

 Por ejemplo, en la certificación literal de defunción de Blas de Otero, en el capítulo “Otros títulos o datos”, se hace constar, contra toda costumbre, que “el finado estaba casado con doña Sabina de la Cruz y no deja descendencia”.

  Blas de Otero vivía, en efecto, cuando murió, en concubinato con su ex novia de Bilbao que, por cierto, en el homenaje de Las Ventas, fue presentada por el PCE como esposa y viuda legítima.

 Por otra parte, don Joaquín Ruiz Giménez, abogado de las hermanas de Blas de Otero en el asunto de la herencia, afirma en una carta al abogado de Yolanda, que ésta no tiene el menor derecho a la sucesión por haberse divorciado en Cuba, cuando , según toda premisa y precisamente don Joaquín Ruiz Giménez debería saber que el único matrimonio válido, y no deshecho, de Blas de Otero en España, es el que contrajo por la Iglesia y en Bilbao.

 Mas, en un auto solicitado por las hermanas de Blas de Otero, se hizo constar -de forma jurídica totalmente anómala, según abogados consultados por esta revista- “a título informativo” la sentencia de divorcio cubana. Hecho que motivó un telegrama de protesta de Yolanda, perdida en los tejemanejes de los abogados.

 Por cierto que, insatisfecha por la labor de don Antonio Ceballos Escalera, dejó los servicios de este letrado.

 Según la ley, corresponde a Yolanda Pina de Otero, legítima esposa y viuda del poeta Blas de Otero, el 50 por ciento de los bienes gananciales, más una parte de la herencia en usufructo.

 Totalmente desprovista de medios, doña Yolanda no puede costearse hoy un buen abogado y la definitiva injusticia puede verse cumplida.

 Alianza Editorial publicó hace poco un libro de Blas y el contrato fue firmado con sus “herederos”. Yolanda Pina de Otero no figura entre ellos. El libro, que fue escrito en Cuba, va precedido de una largo estudio de la otra “viuda” Sabina de la Cruz, en el que se menciona largamente el periodo de la vida del poeta en La Habana. Yolanda Pina de Otero ha dejado de existir. Pero grita y acusa.

 Testimonio

 Derechos en familia

María Jesús, una de las dos hermanas de Blas de Otero, vive hoy en la Residencia Geriátrica de La Paz, en el barrio bilbaíno de San Ignacio.

Allí, en una de las salas de visita, recibió a Angel Landaburu, de CAMBIOI6. «Mi hermano se divorció en 1966, en Cuba, en donde años antes había contraído matrimonio con Yolanda Pina. Tenemos la documentación de la separación y creemos, según nuestro abogado, Ruiz-Giménez, que es correcta».

María Jesús. junto con su madre, atendió a Blas muchos años durante su larga enfermedad, hasta que en 1965, éste. decidió marcharse a vivir a Madrid con su compañera Sabina, estancia interrumpida por frecuentes viajes a Bilbao.”

 «Siempre nos hemos llevado muy bien con los dos. Este asunto de herencia no es para nosotros una cuestión personal, no tenemos nada contra Yolanda. Sin embargo, a los tres días de la muerte de nuestro hermano, ella presentó una demanda exigiendo los derechos de autor por la obra de Blas, Nosotros, posteriormente, al hacer nuestra declaración de herederos directos, declaración y no pleito, hemos querido defender su obra.»

 Tras recordar los continuos sufrimientos del hermano, María Jesús se lamenta de que Blas no hiciese ningún testamento:

 « Era así su carácter, aunque más de una vez nos afirmó que los derechos de su obra serían para nosotras»

 En cuanto a Sabina, nos ha disgustado que se vaya diciendo por ahí que la familia le ha dejado en la miseria. Es una calumnia. Nos entendemos muy bien con Sabina y la queremos mucho. Con ella hemos solucionado, por ahora el tema de los bienes materiales como el de los dos pisos de Madrid.

 

Aún me quedan unos treinta ejemplares de mi libro EL MADRID DE BLAS DE OTERO. Si alguien desea un ejemplar (20 euros, gastos de envío gratis) que se ponga en comunicación conmigo a través de este blog o que entre en la página de Facebook EL MADRID DE BLAS DE OTERO.