sábado, 26 de octubre de 2013

Galdós, Celaya, Prim, Tovar, Verdi

El día 24 estuve en Madrid. Me puse en contacto con un presunta Asociación de Amigos de Galdós, pero no sé si es una asociación fantasma, por que no logré dar con ellos.

Los actos trascurrieron bastante bien. Además , tuve la suerte de sacar fotos para preparar el trabajo sobre el General Prim
En 2014 se celebra su bicentenario y estoy preparando una conferencia sobre este gran personaje de nuestra Historia.

Ahora, a esperar a diciembre, cuando hablaré en Vitoria sobre la Navidad, presentaré en San Sebastián mi libro sobre Tovar y daré en el Ateneo Guipuzcoano una conferencia sobre Verdi

miércoles, 2 de octubre de 2013

En octubre a Madrid

El jueves 24 de octubre vuelvo a hacer doblete en Madrid.

A las siete de la tarde, en la Casa de Burgos (Augusto Figueroa 3,3º) presento el audiovisual "Benito Pérez Galdós: imágenes de una vida", en el que hago un recorrido por los lugares ligados a la vida de don Benito: su casa museo, los diferentes lugares en los que vivió y las huellas que de él quedan en Madrid.
Posteriormente, a las ocho y cuarto de la tarde, en la Euskal Etxea (Cale Jovellanos, frente al Teatro de la Zarzuela) presentaré mi libro sobre Celaya, haciendo hincapié  su relación con el País Vasco. Decía un profesor mío que gracias a Celaya las personas que desconocían   el euskera comenzaron a amar   a Euskal Herria. El acto consistirá en un recital de poemas de Celaya, acompañado por un power point de unas cien diapositivas.

He aquí alguno de sus poemas vascos:


Anochecer en Lecumberri

Primavera con lluvia:
Nuestros bosques…
(Y el corazón bajo tierra,
y mis pasos en la hierba)

La verdad de esos robles,
de esas montañas puras
(parecen increíbles
 de tan desnudas).

Un poniente que exalta
todas sus vagas mentiras
dichas a la deriva…
(Y el corazón se aísla).

Y, de pronto, las frías
estrellas (no son nuestras),
el silencio no  nuestro,
la noche en que se escucha con sigilo
el paso de los dioses más antiguos .

Ziripot

Comer cuando uno es vasco no es tan sólo comer.
Saborear las lampernas; beber un chacolí;
celebrar en las brasas las sardinas de agosto;
reunirse y acechar/cómo van las cocochas en la cashuela hirviente,
es casi comulgar:
unirse en la sustancia y apurar lo sagrado,
sentir fraternalmente la vida material.
Celebrar esa cena
en la que juntos sentimos lo jovial
de la vida pequeña, de la vida real,
que Ziripot preside:
Ziripot misterioso y a la vez terrenal,
Ziripot repartiendo lo que no es sólo pan.

Canto a Lizardi (fragmento)

Canto por ti. Canto en ti
Porque cantar es siempre luchar contra lo opaco,
levantar una espuma como el mar cuando besa
la roca en que tropieza cargado de inocencia.
Cantar: ir por el mundo,
tranquilos, sonrientes, diciendo lo que pasa
pese a las bofetadas.
Cantar: ir caminando porque la vida es ancha,
y volver luego en versos que acarician con pausa.

Quiero hablar a los vascos como tú les hablaste,
 más allá de la muerte

con la magia y el tacto de tus palabras justas:
Maite ditut galurrak
argiak ez beste…
 
 Ai, egaztia banintz
Gañik-gain nenbilke
 ¡Ay, si también yo lo fuera como tú sí que lo fuiste!

Gernikako arbola (el Arbol de Guernica)

 Era en la primavera del año treinta y siete
 cuando llegué a Guernica.
Allí se fabricaban boquillas de careta
antigás. Yo debía
-servicio de instrucción-  enseñarles la humana
 protección que es posible cuando con gas atacan.
Todo me parecía remoto. Aunque cumplía
lo debido, imposible
 era pensar que nadie lanzase tal ataque
el frente estaba lejos. Brillaba el cielo indemne.
Y todo hay que decirlo:
 Hacía mucho tiempo que no comía cordero,
 ni comía pan blanco, como allí, en retaguardia.
 ¡Parecía tan fácil la paz! No se entendían 
 la ira la mentira.
 
A veces visitaba nuestro árbol de Guernica,
y miraba el azul,
 un azul que duró todos aquellos días,
un ancho azul tranquilo que nada parecía
 podría perturbar, marzo querido.
 ¡Ay, quién diría
  que a poco de marcharme zumbaría en el cielo,
 en ese mismo cielo que parecía indemne,
 limpio de mancha y leve,
 el horror de una muerte mecánica y salvaje!
 ¡ Ay, quién diría!

¡ Ay, dilo tú si puedes, Gernikako Arbola,
 dilo con tu raíz, tus ramas y tus niños,
dilo si eso es posible,
di con la libertad de los vascos antiguos
 con el temblor de fronda que cubre el país entero
 y dice lo que somos, diciendo lo que fuimos!
¡Ay, si es posible, dilo!

 
Y sobre mi libro, quiero añadir unas entrevista que me realizaron:

Entrevista aparecida en Diario de Noticias de Navarra en mayo de 2011:

José Andrés Álvaro Ocáriz reivindica la figura de Celaya en el centenario de su nacimiento

Acaba de publicar un libro que reúne sus poemas esenciales y apuntes de su vida

Lamenta que ni el Gobierno vasco ni el central hayan promovido acto alguno en homenaje al poeta hernaniarra

Ana Oliveira Lizarribar - Jueves, 26 de Mayo de 2011 

 Nació en Hernani en 1911 bajo el nombre de Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya, pero todo el mundo le conoce como Gabriel Celaya. O no le conoce tanto, porque este año, cuando se cumple el centenario de su nacimiento, ni el Ayuntamiento de su localidad natal ni el de Madrid, donde vivió tanto tiempo, ni el Gobierno vasco ni el Ministerio de Cultura han previsto acto alguno para conmemorar el aniversario. Para intentar paliar en parte ese olvido, José Andrés Álvaro Ocáriz, donostiarra afincado en Pamplona, acaba de editar Celaya esencial, un libro en el que recoge los poemas más destacados de la carrera del escritor, así como apuntes de su extensa biografía.

"Gabriel Celaya es un poeta esencial para entender la sociedad en la que vivimos", explica Álvaro Ocáriz, profesor ya jubilado que durante 25 años ha impartido clases en centros de Aragón, Barcelona, la CAV y Navarra. Sin duda, la poesía social es el emblema principal de Celaya, que, como apunta el autor del libro, "debería ser reivindicado por el Movimiento del 15-M porque es un poeta revolucionario y totalmente actual". De hecho, "los indignados ya lo están haciendo, aunque no lo saben". Y es que, junto a Blas de Otero, Gabriel Celaya fue abanderado de una lírica comprometida con su tiempo. Tanto, que después de romper con su familia y separarse de su primera mujer, en 1946 fundó junto a Amparitxu Gastón la editorial Norte para reivindicar a los poetas de la Generación del 27, apartados por la dictadura y "de los que él se sentía sucesor". La contundencia con la que plasmaba lo que sucedía a su alrededor sin descuidar la palabra es memorable. Celaya es "un claro exponente de responsabilidad en el desarrollo de una conciencia crítica ante uno de los males que atacan a la sociedad como es el capitalismo desenfrenado y lo que él conlleva", explica Álvaro Ocáriz, que ya ha presentado este trabajo en varias ciudades en formato conferencia, con proyección de diapositivas de la vida del autor e incluso dos temas musicales.

Proyecto solidario.

Celaya esencial es una mezcla de antología y biografía que compila los versos más importantes del autor, tanto los de su primera época, "dedicada a la búsqueda del otro"; como los de la segunda, marcadamente social, y los de la tercera, la poesía órfica. Además, "valiéndome de fragmentos de su prosa, voy haciendo catas en su vida", explica el autor de este trabajo autoeditado que ya puede encontrarse en las principales librerías y en www.elkar.com. Y los beneficios de las ventas de cada uno de los 500 ejemplares publicados irán a parar a un proyecto educativo en la ciudad dominicana de La Vega, una de las más deprimidas del país. "Creo que a Celaya le hubiera gustado que su nombre estuviera unido a una de las causas por las que luchó tanto: la dignificación de la persona y la demostración de que su poesía es, realmente, un arma cargada de futuro", afirma José Andrés Álvaro Ocáriz.

 

Artículo de El Diario Vasco de 1 de febrero de 2012

CULTURA


«Gabriel Celaya es tan complejo que no lo quiere nadie para sí»


El donostiarra J. Andrés Álvaro Ocáriz publica 'Celaya esencial', en el que «selecciona» lo fundamental del poeta


01.02.12

E. MINGO | SAN SEBASTIÁN.

Le propusieron desde Kutxa dar un par de conferencias con motivo del centenario del poeta Gabriel Celaya (Hernani, 1911, Madrid, 1991) y el profesor y escritor donostiarra José Andrés Álvaro Ocáriz pensó que la mejor manera de llegar «a lo esencial» de Celaya era escribir un libro remitiéndose a sus versos y a su prosa, «ordenando y seleccionando» sus poemas fundamentales, «esos en los que puede entenderse su obra en este siglo XXI». Así nació 'Celaya esencial', cuyos beneficios irán a un proyecto educativo en Santo Domingo.

El libro recorre una trayectoria biográfica y literaria en paralelo. «Hay fragmentos en prosa en los que él cuenta su vida y, paralelamente, hay poemas que se circunscriben a esa etapa», cuenta Álvaro Ocáriz. «Quien no conozca a Celaya, con este libro podrá entenderlo muy bien, porque es él quien te lo va a contar».

El propio Álvaro Ocáriz, que se ha autoeditado este 'Celaya esencial' -que está en las librerías-, opina que su empeño en seleccionar lo fundamental de Celaya es importante porque el de Hernani «escribió mucho y su trayectoria poética tiene altibajos», por lo tanto, si alguien va a descubrir su obra es mejor que comience con los poemas importantes en cada una de sus etapas.

Para el donostiarra, lo esencial de Celaya fue «el ser testigo» de la sociedad que le tocó vivir. «En el libro juego con el doble sentido de esencial para mostrar que Celaya fue esencial para poder entender la sociedad del siglo XX ya que su trayectoria poética es la trayectoria de esa sociedad, empieza con el intimismo, luego trata la poesía social y, uno a uno, todos los temas candentes. Fue testigo y por eso escribió, para contar lo que veía», subraya el donostiarra que cree que hoy «sería el poeta del 15 M».

Alvaro Ocáriz denuncia que «las instituciones no han hecho nada» para conmemorar su centenario y da las claves: «los nacionalistas, porque no escribía en euskera; los de derechas, porque le consideran de izquierdas y encima dejó a su mujer; y los de izquierdas no llegaban a entenderlo porque era empresario. Celaya es tan complejo - argumenta- que no lo quiere nadie para sí. Es tan complejo como su poesía».