sábado, 31 de diciembre de 2011

19 de enero en madrid

El 19 de enero a las ocho de la tarde presentaré mi libro "Celaya esencial" en el Ateneo de Madrid

19/01/2012 20:00 h. Agrupación Especial «Justicia y Cultura»
Charla-coloquio “Recordando a Gabriel Celaya en el Centenario de su nacimiento”

Charla-coloquio “Recordando a Gabriel Celaya en el Centenario de su nacimiento”
19 ene 20:00 h. Mesa redonda organizada/o por Agrupación Especial «Justicia y Cultura» en: Salón Ciudad de Úbeda

Charla-coloquio “Recordando a Gabriel Celaya en el Centenario de su nacimiento”. Intervendrá el especialista en la obra del gran escritor español, José Andrés Álvaro Ocariz, y el también especialista en el autor y Fiscal del Tribunal Supremo Manuel Jesús Dolz Lago. Salón Ciudad de Úbeda. 20.00 horas

miércoles, 14 de diciembre de 2011

resumen del año

estas han sido las conferencias que he dado durante este año 2011

mes tema lugar
febrero Miguel Servet Pamplona
febrero Antonio Tovar Ateneo Guipuzcoano
marzo Gabriel Celaya Hernani
marzo Gabriel Celaya San Sebastián
marzo Gabriel Celaya Rentería
marzo El Cid Madrid
abril Joaquín Costa Ateneo Guipuzcoano
abril Joaquín Costa Zaragoza
abril Gabriel Celaya Torrejón de Ardoz
abril Gabriel Celaya Soria
mayo Corín Tellado Bilbao
mayo Gabriel Celaya Barcelona
mayo Antonio Tovar Valladolid
junio Valpuesta Madrid
julio Joaquín Costa Biescas
septiembre Carolina Coronado Ermua
septiembre Carolina Coronado Alsasua
septiembre Emilio Salgari Ateneo Guipuzcoano
octubre Gabriel Celaya Logroño
noviembre Poema de Mio Cid Madrid
noviembre Menéndez Pelayo Lleida
diciembre Cervantes CP El Dueso (Santoña)
diciembre Gabriel Celaya Vitoria

En total, 23 conferencias; de ellas

8 sobre Gabriel Celaya
3 sobre Joaquín Costa
2 sobre Carolina Coronado, Antonio Tovar
1 sobre Emilio Salgari, Cervantes,Menéndez Pelayo, Valpuesta, Poema de Mio Cid, El Cid,Miguel Servet , Corín Tellado

lunes, 5 de diciembre de 2011

el 15 de diciembre en vitoria



el 15 de diciembre a las siete y media de la tarde ofreceré un recital sobre gabriel celaya en el centro cívico aldabe de vitoria

el uno de diciembre en el c.p. el dueso (santoña)



El uno de diciembre di una charla sobre Cervantes a los internos del Centro Penitenciario de El Dueso(Santoña)

jueves, 24 de noviembre de 2011

el sábado 19 de noviembre en lleida



En 2012 se conmemora el centenario del fallecimiento de Marcelino Menéndez Pelayo. Con motivo de este acontecimiento viajé a Lleida, invitado por la Casa de Cantabria en Lleida para dar una conferencia titulada "Menéndez Pelayo y su relación con Cataluña"

Estuvo muy bien organizada.Cuando llama la Casa de Cantabria en Lleida da gusto acudir porque no dejan ningún detalle al azar , sino que todo lo hacen con mil amores y a las mil maravillas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

hacia madrid




http://www.caminodelcid.org/Camino_LaCasaRegionaldeBurgosenMadridacogelacharlaElPoemademioCidenimagenes.aspx

La Casa Regional de Burgos en Madrid acoge la charla El Poema de mío Cid en imágenes
InicioEl Consorcio INFORMANoticias
01/11/2011

La Casa Regional de Burgos ubicada en la capital madrileña acogerá el jueves 17 de noviembre la charla “El Poema de mío Cid en imágenes” del profesor y escritor donostiarra José Andrés Álvaro Ocariz. Se trata de una diaporama de más de un centenar de diapositivas a través del cual Álvaro Ocariz repasará los lugares en los que se gestó la epopeya cidiana.

El profesor José Andrés Alvaro Ocáriz nació en San Sebastián. Realizó los estudios de Magisterio con la especialidad de Filología Francesa y posee la Licenciatura en Filología Hispánica. Ha impartido la docencia durante veinticinco años en diversos colegios e institutos de Aragón, Barcelona, Navarra y País Vasco. Ha desarrollado su actividad en el Servicio de Programación, Investigación y Desarrollo lingüístico de la Dirección General de Política Lingüística y Universidades del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra y ha sido el responsable de la Biblioteca del Centro de Apoyo al Profesorado que el Gobierno de Navarra tiene en Pamplona. A su labor docente se suma su trabajo como divulgador de literatura española.

El acto – que dará comienzo a las 19.00 horas - se desarrollará en la Casa Regional de Burgos ubicada en la calle Augusto Figueroa 3, 3º de la capital madrileña.

lunes, 17 de octubre de 2011

en euskonews nº 596

Celaya, esencial
José Andrés ÁLVARO OCARIZ

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Decía otro de nuestros grandes escritores, Pío Baroja, cuando el 15 de abril de 1935 acudió al Museo Municipal de San Sebastián a inaugurar el busto que había realizado el escultor Victorio Macho:


Rafael Múgica Celaya.
“Si se borra mi recuerdo y el busto persiste en su sitio, me contentaría, si esto fuera posible, con que la gente que lo contemplara en el porvenir supiera que el que sirvió de modelo a esta estatua era un hombre que tenía el entusiasmo por la verdad, el odio a la hipocresía y a la mentira y que, aunque dijeran lo contrario en su tiempo, era un vasco que amaba entrañablemente a su país”.

Lo mismo podríamos decir de Celaya, pese a que “los hunos y los hotros” (en expresión unamuniana) le hayan negado el pan y la sal en este año en el que se recuerda el centenario de su nacimiento. Ni el Gobierno de la nación ni el Gobierno vasco han realizado ningún homenaje al más internacional de nuestros poetas; el Ayuntamiento de Hernani se ha limitado a adquirir dos libros (buena manera de borrar la lluvia de huevos que se produjo cuando se puso su nombre a un colegio) y el Ayuntamiento donostiarra ha perdido la oportunidad para hacer una ruta celayiana por la ciudad poniendo sus poemas en los lugares más emblemáticos al estilo de Florencia con Dante o de Soria con Machado.

El problema es que Celaya es incómodo. Amó su tierra pero no escribió en euskera, lo que es imperdonable para unos. Fue empresario y a la vez se afilió al Partido Comunista, por lo que ni unos ni los otros acaban por aceptarlo.

Fue complejo, como compleja fue su poesía, pero ese no es motivo para que haya que celebrar su centenario casi en la clandestinidad.

Para recordar a nuestro poeta he escrito un libro que he titulado “Celaya, esencial” que se puede encontrar en las principales librerías del País Vasco y en www.elkar.com. Le he puesto este título porque, por una parte, aparecen los poemas esenciales para entender a Celaya y, por otra, quiero intentar demostrar que Celaya fue esencial para entender la sociedad en la que vivimos.

Celaya fue, junto con Blas de Otero, el abanderado de la “poesía social”; es decir, de la poesía comprometida con los problemas del hombre de la calle. He procurado, tanto a través del libro que he editado como mediante este artículo, revivir la memoria de esta persona que definía su ser de poeta como “encontrar en otros la propia vida”, que quería pedir “pan, justicia, libertad, esperanza” y que declaraba que “mientras haya en la tierra un solo hombre que cante,/quedará una esperanza para todos nosotros”.

El 18 de marzo de 1911 nació en Hernani (Gipuzkoa) un niño al que bautizaron como Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya y que posteriormente será conocido como Gabriel Celaya.

Estudió en el colegio que los Marianistas tienen en San Sebastián. Sus tiempos de estudiante vienen reflejados en el poema:

Biografía
No cojas la cuchara con la mano izquierda./No pongas los codos en la mesa. Dobla bien la servilleta./Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece./Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?/Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero./Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?/La cultura es un adorno y el negocio es el negocio./Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas./Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto./No bebas. No fumes. No tosas. No respires. ¡Ay sí, no respirar! Dar el no a todos los nos./Y descansar: Morir.

En 1922 reside temporalmente en Pau (Francia) y en El Escorial, debido a problemas de salud. En 1927 termina el bachillerato en San Sebastián. Al año siguiente, se traslada a Madrid, para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad. Vive en la Residencia de Estudiantes. Ocupa la habitación n.º 6 del tercer pabellón que había sido ocupada previamente por Salvador Dalí y Federico García Lorca.

Entre 1927 y 1935 cursó la carrera de ingeniero industrial. En 1932 empieza a escribir los poemas de “Marea del silencio” y lo publica en 1935, con el nombre de Rafael Múgica.

Este es el poema que abre el libro:


Foto: CC BY - Agent 1994.
Pasarán gaviotas veloces, altas gaviotas,/sobre casas de cristal, terrazas de cristal, donde muchachas blancas/tocan los pianos de cristal.

Pasará una brisa de algas y mar/por el pinar de cristal,/por las grandes avenidas,/por las calles,/por las plazas/de la ciudad de cristal.

Pasará una brisa leve/mientras las blancas muchachas/mueven sus brazos en alto y a compás.

Pasarán nubes lentas y blancas/por el cielo de cristal,/sobre mares de cristal,/cuando muchachas blancas entornando los ojos/hagan con su silencio la hora de cristal.

Por el aire transparente,/por mis ojos transparentes,/pasarán las lentas nubes del silencio,/las gaviotas del gozo,/la brisa,/lo eterno.

Y habrá blancas muchachas en el aire y en mis ojos,/y habrá un gozo sin sentido, y un olor de inmensidad,/y frente al mar infinito/habrá terrazas, pinares, una ciudad de cristal.

En 1936 obtiene el Premio del Centenario Bécquer, por su libro “La soledad cerrada”. En la guerra civil española: participa como voluntario en el ejército republicano, siendo capitán de gudaris (soldados nacionalistas) en Vizcaya. Al caer Bilbao en poder de las tropas es hecho prisionero.

Posteriormente, se casa con Julia Cañedo, con quién tendrá dos hijos: Pilar y Luis Gabriel. Trabaja como gerente en la empresa familiar de San Sebastián. En 1944 se produce una crisis matrimonial y, al año siguiente, una enfermedad anímica le obliga a guardar reposo.

En 1946 publica “Tentativas” y conoce a Amparo Gastón. “En octubre de 1946 (el 8 de octubre, fecha importante para mí) conocí a Amparitxu Gastón. Nos entendimos enseguida; nos quisimos muy pronto; y esto fue para mí la resurrección. Salía, con su ayuda y su apoyo, del mundo elucubrante de TENTATIVAS a la difícil y sabrosa realidad. Y así, sin pensarlo demasiado, decidimos fundar una colección de poesía: NORTE. Y montamos una pequeña oficina en un rincón de la Parte Vieja donostiarra: Juan de Bilbao, 4, 3º.

NORTE, según pensábamos en aquel momento, debía ser un puente tendido por encima de la “poesía oficial” hacia los entonces olvidados poetas del 27, hacia la España peregrina, y hacia la poesía europea de la que el autarquismo cultural, y la dificultad de hacerse con libros extranjeros, nos tenía separados desde el fin de nuestra guerra. Por eso publicamos, entre los extranjeros, a Rilke, Rimbaud, Blake,... Y entre los españoles, a Leopoldo de Luis, Labordeta, Cela, Cremer, Bleiberg, . Lo que nosotros queríamos era romper un cerco: El estúpido cerco de la “poesía oficial”. Y si después, con las visitas de Virgilio Garrote, Jorge Semprún, Eugenio de Nora y Blas de Otero, fuimos convirtiéndonos en uno de los primeros nidos de la “poesía social” fue porque el desarrollo de nuestra poesía así lo demandaba”.

El poeta nos habla de esa transición del tú al nosotros:

“Nada de lo que es humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. Debe haber ideas, aunque otra cosa crean los poetas acéfalos. Debe haber calor animal. Y debe haber retórica, descripciones y argumentos, y hasta política. Un poema es una integración y no ese residuo que queda cuando en nombre de “lo puro”, “lo externo” o “lo bello”, se practica un sistema de exclusiones.

La Poesía no es neutral. Ningún hombre puede ser hoy neutral. Y un poeta es por de pronto un hombre.”

Es la poesía social, que tiene su máximo exponente en “Cantos íberos”, y en sus dos poemas emblemáticos: España en marcha y La poesía es un arma cargada de futuro.

En ellos pide salir “¡A la calle! que ya es hora/de pasearnos a cuerpo/y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”. Y reivindica una “Poesía para el pobre, poesía necesaria/como el pan de cada día,/como el aire que exigimos trece veces por minuto,/ para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Rechaza “la poesía concebida como un lujo/cultural por los neutrales/que, lavándose las manos, se desentienden y evaden./ Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”. Se siente “un ingeniero del verso y un obrero/que trabaja con otros a España en sus aceros”. E indica que la suya “no es una poesía gota a gota pensada./No es un bello producto. No es un fruto perfecto./Es algo como el aire que todos respiramos/y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

“En los primeros años del sesenta, dirá el poeta vasco, la llamada “poesía social” entró en crisis. Creo que esto se debía, más que al agotamiento de sus posibilidades, a la increíble difusión que logró pese a los malos auspicios con que había nacido. Al cansancio que produce cualquier corriente literaria dominante y a la proliferación de epígonos que, como ocurre siempre, acabaron por convertir en un cliché lo que había comenzado como un deslumbrante descubrimiento, debe añadirse que el clima de furor y esperanza en que había nacido la primera poesía social se había ido extinguiendo con el paso de unos años en los que no se produjo más cambio que el de una derivación de nuestro país hacia una incipiente sociedad de consumo. Una vez más pudo comprobarse cómo las superestructuras culturales dependen de la base socio-económica en que se producen. Así vimos cómo unos poetas que seguían creyéndose rebeldes al establishment fueron volviéndose acomodaticios”

“Intenté una nueva puesta a punto de la poesía social aplicando ésta a la problemática de mi Euskadi natal mediante una combinación de sus viejas leyendas con su actual efervescencia revolucionaria. Pero esto no podía tener un verdadero sentido mientras no me expresara en euskera, como lo hacía de niño, cuando aún no sabía el castellano. No obstante, tanto “Rapsodia euskara” como “Baladas y decires vascos” son dos libros nacidos de mi más profundo sentir”.

Estos son algunos poemas en los que, a lo largo de su obra, aparece el tema de su tierra:

Anochecer en Lecumberri

Primavera con lluvia:/Nuestros bosques.../(Y el corazón bajo tierra,/y mis pasos en la hierba)

La verdad de esos robles,/de esas montañas puras/(parecen increíbles/ de tan desnudas).

Un poniente que exalta/todas sus vagas mentiras/dichas a la deriva…/(Y el corazón se aísla).

Y, de pronto, las frías/estrellas (no son nuestras),/el silencio no nuestro,/la noche en que se escucha con sigilo/el paso de los dioses más antiguos .


Foto: CC BY - Freddy The Boy.
Ziripot

Comer cuando uno es vasco no es tan sólo comer./Saborear las lampernas; beber un chacolí;/celebrar en las brasas las sardinas de agosto;/reunirse y acechar/cómo van las cocochas en la cashuela hirviente,/es casi comulgar:/unirse en la sustancia y apurar lo sagrado,/sentir fraternalmente la vida material./Celebrar esa cena/en la que juntos sentimos lo jovial/de la vida pequeña, de la vida real,/que Ziripot preside:/Ziripot misterioso y a la vez terrenal,/Ziripot repartiendo lo que no es sólo pan.

Canto a Lizardi (fragmento)

Canto por ti. Canto en ti./Porque cantar es siempre luchar contra lo opaco,/levantar una espuma como el mar cuando besa/la roca en que tropieza cargado de inocencia./Cantar: ir por el mundo,/tranquilos, sonrientes, diciendo lo que pasa/pese a las bofetadas./Cantar: ir caminando porque la vida es ancha,/y volver luego en versos que acarician con pausa.

Quiero hablar a los vascos como tú les hablaste,/más allá de la muerte con la magia y el tacto de tus palabras justas:/Maite ditut galurrak argiak ez beste.../Ai, egaztia banintz/ Gañik-gain nenbilke/¡Ay, si también yo lo fuera como tú sí que lo fuiste!

Gernikako Arbola (el Arbol de Guernica)

Era en la primavera del año treinta y siete/cuando llegué a Guernica./Allí se fabricaban boquillas de careta/antigás. Yo debía/-servicio de instrucción- enseñarles la humana/ protección que es posible cuando con gas atacan./Todo me parecía remoto. Aunque cumplía/ lo debido, imposible /era pensar que nadie lanzase tal ataque./ el frente estaba lejos. Brillaba el cielo indemne./Y todo hay que decirlo:/Hacía mucho tiempo que no comía cordero,/ni comía pan blanco, como allí, en retaguardia./¡Parecía tan fácil la paz! No se entendían/la ira la mentira./A veces visitaba nuestro árbol de Guernica, y miraba el azul,/un azul que duró todos aquellos días,/ un ancho azul tranquilo que nada parecía/podría perturbar, marzo querido./¡Ay, quién diría/que a poco de marcharme zumbaría en el cielo,/ en ese mismo cielo que parecía indemne,/limpio de mancha y leve,/el horror de una muerte mecánica y salvaje!/¡ Ay, quién diría! ¡ Ay, dilo tú si puedes, Gernikako Arbola,/ dilo con tu raíz, tus ramas y tus niños, dilo si eso es posible,/di con la libertad de los vascos antiguos,/con el temblor de fronda que cubre el país entero/y dice lo que somos, diciendo lo que fuimos!/¡Ay, si es posible, dilo!

En 1966 viaja a Cuba. Durante ese año, junto a Alfonso Sastre y el pintor Ricardo Zamorano, es condenado a pagar una multa de 50.000 pesetas por haber participado en una asamblea de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid. Acude a Baeza, para el homenaje tributado a Antonio Machado. Al año siguiente realiza su segundo viaje a Cuba invitado por Nicolás Guillén a asistir como jurado del concurso convocado por la Unión de Escritores y Artistas Cubanos.

En 1968 se le concede el Premio Internacional Etna Taormina por el conjunto de su obra poética. Viaja a Brasil para asistir a la inauguración de un monumento a Federico García Lorca. Participa en La Habana en el Congreso de la Cultura. Publica “Los espejos transparentes”, incursión que realiza en el realismo mágico, y “Canto en lo mío”.

En estos textos habla de su evolución poética:“Intenté el experimentalismo a ultranza y la poesía concreta con “Campos semánticos”, escrito un poco al margen de mi ensayo “Inquisición de la Poesía” (1972), que es algo así como un examen de conciencia y un estudio de las posibilidades de la poesía. Intenté entrar en el jazz, que me apasiona, con “Música de baile” (1967); y en una comprensión de la nueva juventud con “Operaciones poéticas” (1971). Pero nada de esto me satisfacía”

“La mejor expresión del problema que me preocupaba es “El Derecho y el Revés”. Si en “Lo demás es silencio” (1952) me planteaba un conflicto interior entre el existencialismo y el marxismo, ahora, dentro de mí, enfrentaba al ingeniero y al mono o, digamos, a Prometeo y Epimeteo, al extrovertido y al introvertido, al activista y al quietista. Y si la ruptura con el existencialismo fue para mí tan difícil y dolorosa, por no decir tan incompleta, como lo había sido antes mi ruptura con el surrealismo, entendido como una concepción del mundo y no como una bisutería literaria, la separación del marxismo ortodoxo y militante supuso en mi vida un trauma no menos grave.”

“En 1969 publiqué “Lírica de Cámara”; y en 1973, "Función de Uno, Equis, Ene.” ¿A qué apuntan estos libros? Al decepcionante reconocimiento de que el hombre no responde a los modelos humanistas que, desde el clásico hasta el prometeico-marxista, se nos han dado. Más allá de cualquier transfiguración, racionalización, revolución o transformación posible, “Lírica de Cámara” gira en torno a la constatación de que, como la Física Nuclear nos muestra, estamos sumidos en un mundo de estructuras que funcionan al margen de cuanto humanamente podemos comprender. Lo que llamamos “personalidad” (y no digamos individualidad o subjetividad) es una fantasmagoría sin sentido último”.

“Y esta es la cuestión a la que se aplican también los poemas de mi libro “Función de Uno, Equis, Ene”, en donde “Uno” es el yo aislado; “Ene”, los otros o el colectivo y “Equis”, un implacable e incomprensible orden que se rige según leyes o reglamentos no humanos: El del universo formado por unas micro y macro estructuras en las que nosotros desaparecemos, sin ser siquiera advertidos. Pues nuestras fabulaciones, personalidades, ideas o culturas históricas no responden a nada real. Quizá sólo el conflicto entre lo que llamamos mundo exterior y el Ello, entendido éste como un mundo de las pulsiones e instintos impersonales que nos identifican con la materia inorgánica, pueda explicar nuestras absurdas construcciones psíquico-ideológicas. Pero a fin de cuentas no tiene importancia. Siempre viviremos gobernados por algo que escapa a nuestra conciencia”.

“Todos nuestros heroicos combates y nuestros sabios debates parecen entonces una burla. “La corta tragedia (escribía Nietzsche en “La Gaya Ciencia”) ha acabado siempre por servir a la eterna comedia de la existencia y “la mar de sonrisa innumerable” (por decirlo con Esquilo) acabará por cubrir con sus olas la mayor parte de esas tragedias”.

En 1977 se presenta como candidato por el Partido Comunista de España en las primeras elecciones legislativas, en Guipúzcoa. Es la época de “El hilo rojo”, “Parte de guerra” y “Poesía”, “Iberia sumergida”,“Memorias inmemoriales”, una antología de sus versos “Poesía y verdad” y “Poemas órficos”, es el momento de esa poesía panteísta, en la que el autor se identifica con la naturaleza:

Esa vida que no es mía y me rodea,/el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte y el misterio de la vida siempre abierta,/lo que llamamos la vida/en el árbol, en las nubes y en el agua,/y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano, y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra/en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:/La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro, nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:/El total de lo sin fin y de la vida abierta

Como indica Celaya, “Conciencia cósmica quiere decir conciencia abierta a todo lo que es sin más ni más, la comprensión de que el sí mismo no es el yo, sino un más allá de la conciencia individual”

En 1981 Publica “Poesía hoy” y “Poesías completas (1977-1980)”. El catorce de octubre del año siguiente contrae matrimonio en San Sebastián con Amparo Gastón. Publica “Penúltimos poemas” y en 1983 “Cantos y mitos”

En 1986 recibe el Premio Nacional de las Letras Españolas y publica “El mundo abierto”. En 1989 le espera otro galardón: el Ayuntamiento de San Sebastián le concede la mayor condecoración que puede recibir alguien que ha trabajado por la capital guipuzcoana: el “Tambor de Oro”.

Este es uno de tantos poemas que a lo largo de su vida dedica a San Sebastián:


Foto: CC BY - tribaldo.
La luz de la bahía

Un raudal de luz y de gaviotas./Es ahora mismo, el ahora, el siempre ahora

Sin ayer ni pasado, totalmente glorioso,/como quien se mira a sí mismo sin verse.

En esta claridad, los mínimos detalles/parecen joyas, parecen lo visto que no vimos,/y concretan el milagro diluido,/ y el poliedro se irisa y abre luces imprevistas.

De pronto todo es nuevo; de pronto es lo increíble./Se disparata el cielo girando a la redonda/y los números cantan sin saber lo que dicen, /felizmente irredentos, matemáticos a locas

Fallece en Madrid el 18 de abril de 1991. Sus cenizas fueron esparcidas en Hernani y San Sebastián.

Sirva como colofón, este poema que Celaya tituló “Despedida”.

Quizás, cuando me muera,/dirán: Era un poeta./Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes/quién fui, mas en ti suenen/los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada/de mí, ni una palabra,/ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,/pero dicho o no dicho,/yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,/yo seguiré muriendo,/seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto

jueves, 29 de septiembre de 2011

Emilio Salgari


El ventiocho de septiembre me desplacé a San Sebastián para dar una conferencia sobre Salgari en el Ateneo Guipuzcoano. Era la décima vez que hablaba en tan docta sede y, en esta ocasión, estaba, aunque dentro de mi mujer, nuestro hijo.

Así se va acostumbrando al mundo de la cultura

jueves, 22 de septiembre de 2011

centenario de carolina coronado




Este año 2011 se recuerda el centenario del fallecimiento de Carolina Coronado. Con este motivo , he preparado un audiovisual que ofrecí en el Centro Extremeño de Asturias, en Gijón, y , este mes de septiembre en los de Ermua y Alsasua.

Carolina Coronado fue una poetisa romántica parangonable a Rosalía de Castro por la hondura de su sentimiento y la calidad de sus versos.

Feminista "avant le mot" , fue presidenta de la Sociedad abolicionista, de la que era vicepresidenta Concepción Arenal.

Aunque sea por este año, conviene releer sus versos íntimos y profundos. Son una auténtica joya.

viernes, 9 de septiembre de 2011

tovar

Antonio Tovar, un euskaltzale de Valladolid
José Andrés ÁLVARO OCARIZ, Filólogo, investigador y lingüista

Se cumple este año el centenario del nacimiento de este vallisoletano universal que amó nuestra cultura y nuestra lengua.
Es difícil resumir la vida de alguien como don Antonio Tovar en unas breves líneas. Cuando yo era estudiante recuerdo que me hablaron de Tovar como quien le dio trabajo a un Luis Michelena que había sido condenado a muerte, que impulsó los estudios de vasco en Salamanca y que escribió varios libros, algunos de los cuales leí.
Han pasado bastantes años desde entonces, casi veinte, y al llegar al centenario de su nacimiento, una entidad cultural de Gipuzkoa con la que tengo el placer de colaborar, el Ateneo Guipuzcoano, me encargó que preparase una conferencia para conmemorar tal evento. Consulté hemerotecas. Hablé a través del correo electrónico con una sobrina y dos hijos suyos y he ido descubriendo a alguien que, como indicaba en el título de este artículo, era todo un maestro.

Antonio Tovar.
Fotografía: Cedida por la familia de Antonio Tovar
Un maestro es una persona que sabe más que sus alumnos y que quiere, o debería querer, que sus alumnos y discípulos llegaran a disfrutar de su conocimiento como disfruta un buen maestro cuando descubre nuevos aspectos de la realidad y no los guarda para sí mismo, sino que está deseando ponerlos en conocimiento de los demás, compartirlos.
Y así era Tovar. Y así lo recuerdan quienes estuvieron cerca de él en vida y siguen llevándolo cerca de sus corazones. Su sobrina, Paloma Arnáiz Tovar, me decía:
Lo que más le definía, para mí, es que era enormemente modesto (nunca alardeaba de lo que sabía) más bien escuchaba lo que le contabas tú. Recuerdo su despacho lleno de papeles en el que pasaba horas y horas. Sus méritos los conocíamos por lo que nos decía mi madre, nunca porque él aparentase nada. Lo cual, con los años, he visto que es enormemente meritorio y poco habitual.
Cuando falleció, fueron muchas las muestras de dolor y voy a seleccionar tres de ellas. Dos del mundo de la política y una perteneciente a un compañero de trabajo en la Real Academia. La primera es del entonces ministro de Cultura, Javier Solana, quien lo definía así:
Tovar era un intelectual de primera magnitud, un investigador espléndido de la filología, un gran maestro y, sobre todo, un hombre de bien.
Ramón Serrano Suñer, quien fue ministro de Interior, de Gobernación y de Asuntos Exteriores de los primeros gobiernos de Franco dijo:
Tovar era ante todo una gran persona, pero también un sabio en su especialidad, gramático y lingüista. Al igual que Dionisio Ridruejo fue colaborador mío y siempre les cito a los dos entre los más distinguidos y queridos de aquel grupo donde trabajábamos con ilusión, esperanza y desesperanza. Su pérdida es para mí un gran dolor. De él destacaría, además de su saber, su extraordinaria modestia, su sencillez, su bondad y su lealtad de amigo por encima de circunstancias y aventuras políticas.
Rafael Lapesa, compañero suyo en la Real Academia, expresó:
Antonio Tovar era uno de los lingüistas más sabedores que ha tenido España.
Su conocimiento de lenguas era extraordinario, dominaba las lenguas clásicas, conocía las lenguas indoeuropeas y el vasco y era uno de los pocos españoles que, después de nuestros misioneros, había trabajado directamente sobre lenguas indígenas americanas. Aparte de esto, era un humanista ejemplar que dejó una excelente Vida de Sócrates, entre otras obras. El impulso que dio a los estudios humanísticos, sobre todo de humanidades clásicas, en la Universidad de Salamanca y en los años 40 y 50, fue decisivo para la formación de una brillante escuela de latinistas y helenistas españoles. En la Real Academia será insustituible por la variedad y profundidad de su saber. Era, además, un nobilísimo ejemplar de humanidad, impulsivo, generoso e infatigable en el trabajo y amigo cordial.
Intelectual de primera magnitud, bueno, leal, modesto, sencillo, generoso, sabio, humanista, infatigable en el trabajo y todo un maestro. Así era el hombre que escribió más de 400 libros (algunos en colaboración con su mujer, Consuelo Larrucea, que no solo fue esposa y madre sino que, también, quedó pronto contagiada por el espíritu de trabajo de su marido y fue compañera de vida y de trabajo), que conocía más de cincuenta lenguas de las que dominaba unas doce, que fue nombrado doctor «honoris causa» por cuatro universidades (Munich, Buenos Aires, Sevilla y Dublín), que recibió diversas condecoraciones y premios en su vida; la Gran Cruz de la Orden de Cisneros, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, el Premio Goethe por “su labor de acercamiento entre los pueblos, su aproximación de la cultura de la Grecia clásica y sus investigaciones lingüísticas en una gama de lenguas célticas, sudamericanas, latín y griego, y por su defensa de la libertad de investigación y de cátedra en su país, prefiriendo el exilio a la adaptación”. Y el I Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Comunicación por su extraordinaria aportación, reconocida internacionalmente, a la lingüística, la historia de la lengua y a la historia de las ideas.
Así era don Antonio Tovar, un vallisoletano hijo de Antonio Tovar Núñez, y doña Anselma Llorente Llorente. Este matrimonio tuvo cuatro hijos: Antonio, José, María y Rosa. Su padre trabajaba como notario en diversos lugares del Estado, entre ellos en Elorrio, donde el joven Antonio se familiarizó con el euskera.

De izquierda a derecha: Koldo Mitxelena, Pedro Saiz, Antonio Tovar Llorente, Luis Villasante, Marcelino Oreja. 4 de diciembre de 1981.
Fotografía: Cedida por la familia de Antonio Tovar
Licenciado en Derecho y en Historia y doctor en Filosofía y Letras, tras ser presidente de la Federación Universitaria Escolar, sindicato izquierdista de estudiantes, se afilió a Falange tal vez movido por la idea de la revolución y cambio social que propugnaba. Fue nombrado primer director de Radio Nacional, Director General de Enseñanza Técnica y Profesional y Subsecretario de Prensa y Propaganda. Acompañó a Serrano Suñer en sus viajes por Alemania e Italia y formó parte del séquito de Franco en su entrevista con Hitler en Hendaya.
En 1941 abandonó los cargos políticos, aprobó las oposiciones y obtuvo la cátedra de Lengua y Literatura latina de la Universidad de Salamanca, de la que fue rector durante cinco años.
Allí puso en marcha la Cátedra Manuel de Larramendi, dio trabajo a un joven Luis Michelena y escribió en 1950 su obra titulada “La lengua vasca”.
Tovar dijo en una ocasión:
Mi curiosidad por las lenguas ya me había inclinado hacia el vascuence, el gran misterio, pero fue por los tiempos en que, en plena guerra civil, trabajé en Burgos, cuando hube de comenzar a plantearme de veras una cuestión que como todas las importantes, tenía sus implicaciones políticas (...). En la revisión de nuestra historia reciente a que nos entregábamos algunos cuando la guerra civil iba tocando a su fin, el tema de la pluralidad de lenguas entraba también, y los que por educación no éramos centralistas, sentíamos la inquietud del destino de lenguas que representan una tradición y una cultura propias, como el catalán, o algo aborigen y no conquistado todavía por el latín de los romanos, como el vasco. Desde que comencé en 1938 en Burgos comprándome una gramática de Zamarripa y un diccionario de Azcue, he aprendido algo de vascuence, y he podido completar así el conocimiento de las lenguas peninsulares (...).
Nunca dueño de ningún resorte de mando en esta delicada cuestión, el problema para mí no ha salido de la esfera teórica, pero siempre con el afán de llevarlo a un terreno de pura verdad, ya que he creído que el estudio objetivo y sin partidismo puede hacer luz que suprima toda coacción en esfera social tan íntima como es la de la lengua. Había que quitar de un lado el “veneno” que falseaba la Historia, y de otro, había que reconocer la legitimidad, el arraigo y los derechos de la lengua allí donde está, en su casa; más en su casa que ninguna otra. El mejor trato de esa preocupación no son los artículos y libros que he podido dedicar a temas de la lengua vasca, sino el haber contribuido, yo creo, a colocar los estudios vascos en España en un terreno de normalidad (...).
Cuando por los días del fin de la guerra civil uno se acercaba a la lengua vasca, había que romper de un lado con el supuesto, confesado o no, del asimilismo centralista; por el otro, con esta desfiguración de la realidad. Los viejos maestros vieron en mi curiosidad de principiante la posibilidad de una esperanza, y don Julio de Urquijo, que consideraba imposible reanudar la publicación de su prestigiosa “Revista Internacional de Estudios Vascos”, apoyó los no fáciles comienzos del “Boletín de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País”, y con su beneplácito se comenzó este periódico en los días inciertos de 1945.
También fui yo de los animadores a otro proyecto que sirvió para reanudar en España los estudios vascos: el homenaje a don Julio de Urquijo e Ybarra, iniciado en los últimos años de la vida de este patricio. También cuando tuve alguna influencia en la educación pública —de 1951 a 1956—, conseguí del entonces ministro la creación de una cátedra de vascuence en una Universidad. Con una modestísima dotación comenzó a funcionar en Salamanca una Cátedra Larramendi, en memoria del jesuita guipuzcoano que imprimiera en las prensas salmantinas su “Impossible vencido”, la primera gramática de la lengua vasca. Publicamos varios trabajos de especialistas españoles y extranjeros, se dieron conferencias, y durante meses yo tenía cada curso la satisfacción de atraer a las clases a estudiantes diversos, entre ellos vascos que hablaban su lengua, pero que desconocían la historia, literatura, dialectos, y los descubrían gozosos, mientras me ayudaban a leer textos. Aunque para mí el vascuence es un problema histórico, un enigma que da luz sobre la oscuridad de los orígenes de España y de todo el occidente de Europa, no dejo de ver que también es un problema de futuro. Pues la pervivencia de la lengua vasca es también la de un trozo de tradición, de mi tradición propia de español total. Tradición por este lado más profunda y misteriosa que la que tenemos en la lengua de Cervantes, que continúa en forma moderna la de la lengua de Virgilio, una lengua que hace dos mil años era aquí ajena.

Antonio Tovar junto a Caro Baroja.
Fotografía: Cedida por la familia de Antonio Tovar
En 1956 decidió dimitir de su cargo e ir a trabajar a la Universidad de Tucumán, en Argentina, donde investigó sobre las lenguas precolombinas editando el libro titulado «Catálogo de las lenguas de América del Sur», obra que él calificaba como la Guía telefónica de las lenguas americanas. De esta época es también “El euskera y sus parientes”.
De Argentina viaja a los Estados Unidos, donde trabaja en la Universidad de Illinois, ocupando la cátedra de lenguas clásicas entre 1963 y 1965. En este último año ganó la cátedra de latín en la Universidad de Madrid, lo que le permitió volver a España.
A poco de llegar se encontró con la revuelta estudiantil que culminó con la manifestación encabezada por Tierno Galván, Aranguren, García Calvo y Montero Díaz.
Cuando se produjo la expulsión de la Universidad de éstos (los tres primeros definitivamente y Montero Díaz temporalmente) dimitió en solidaridad y volvió a los Estados Unidos, hasta 1967, cuando fue llamado para ocupar la cátedra de Lingüística Comparada en la Universidad de Tubinga (Alemania Federal), en la que impartió clases hasta 1979.
Mientras se encuentra en Alemania es elegido miembro de la Real Academia. Su candidatura fue presentada por Laín Entralgo, Gómez Moreno y Sánchez Cantón. Ocuparía el sillón «J». El 31 de marzo de 1968 ingresó en dicha institución con un discurso sobre el tema «Latín de Hispania: aspectos léxicos de la romanización».
En diciembre de 1976, la Universidad Complutense solicita contratar a Tovar y ocupó la cátedra de Filología Clásica hasta su jubilación en 1981. Al año siguiente recibiría la Medalla de Oro de Filología de dicha Universidad.
Su compromiso con la paz y la libertad le hace firmar un escrito en diciembre del 70 para pedir la liberación del cónsul alemán en San Sebastián, que había sido secuestrado por ETA.
De la década de los 80 es su “Mitología e ideología de la lengua vasca”.
En mayo del 81, forma parte de una coordinadora que pone en marcha una campaña por la libertad, la democracia y la constitución, con debates sobre el proceso de los golpistas y el compromiso con la libertad. En noviembre de ese mismo año se convoca una manifestación en Madrid por la paz, el desarme y la libertad. El manifiesto de dicha manifestación está encabezado por Tovar. En octubre del 83 firma el manifiesto contra el asesinato del capitán Alberto Martín Barrios a manos de la organización terrorista ETA.
El 14 de diciembre de 1985 falleció en el Hospital Clínico de Madrid, donde había ingresado diez días antes para ser intervenido de un cáncer de próstata. El viernes 13 entró en coma y el sábado, a primeras horas de la madrugada, un derrame cerebral le produjo la muerte. Federico Sopeña, con quien compartió las sesiones del Consejo Nacional de la Música y, lo más importante, una amistad a lo largo de toda la vida, ofició el miércoles 18 de diciembre una misa de réquiem por su alma en el madrileño Monasterio de la Encarnación.
Fue una manera de decir adiós a un hombre que, sobre su labor docente, había dejado dicho:
Me divierto dando clase. Satisfago plenamente mi vocación.
La posibilidad de intervenir directamente en las vidas de otros hombres, dirigiéndolas y orientándolas hacia lo que nos parece mejor, la ilusión de dirigir a nuestros compatriotas y gobernar el suelo en que hemos nacido, es una tentación fuerte.
Las ilusiones docentes estaban indisolublemente ligadas a enseñar lo que he aprendido a las nuevas generaciones de mis compatriotas, o de gentes de nuestra lengua.
Fue una manera de decir adiós a un hombre que dejó una profunda huella por su cercanía, su laboriosidad, su compromiso, su generosidad, su humildad, su bondad. A un hombre que fue, en definitiva, todo un maestro.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

comienza el curso

ya estamos en septiembre y volvemos a la actividad

este mes, hablaremos en Ermua y en Alsasua sobre Carolina Coronado, y en el Ateneo Guipuzcoano acerca de Emilio Salgari

en octubre, en Logroño sobre Celaya

en noviembre viajaremos a Madrid y el tema será el Poema de Mio Cid

en diciembre, a Vitoria a hablar sobre Celaya

lunes, 8 de agosto de 2011

EMILIO SALGARI, PASIÓN POR LA AVENTURA





Ese es el título de la conferencia que daré, Dios mediante, en el Ateneo Guipuzcoano con motivo del centenario del fallecimiento y del ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Emilio Salgari, un hombre que nos hizo soñar y embarcarnos en las más diversas aventuras




jueves, 28 de julio de 2011

joaquín costa en biescas



Ayer, día 27, participé, como el año pasado, en la Semana Cultural que organiza el Ayuntamiento oscense de Biescas. Ante un auditorio repleto dicté la conferencia "Joaquín Costa, una voz para tiempos de crisis"

martes, 19 de julio de 2011

nº 59 de la gaceta cultural del ateneo de valladolid

CELAYA, ESENCIAL
Quiero titular este artículo con el mismo título que el libro que acabo de publicar sobre Gabriel Celaya, y que se puede encontrar en www.elkar.com. Y lo hago porque Celaya fue esencial para entender la sociedad en la que vivimos. A pesar de que tanto el Gobierno Vasco como el Gobierno de España , ambos presuntamente de izquierdas a fuer de ser socialistas, han ignorado el centenario del nacimiento de un hombre de izquierdas que fue, junto con Blas de Otero, el abanderado de la “poesía social”; es decir, de la poesía comprometida con los problemas del hombre de la calle, he procurado, tanto a través del libro que he editado como mediante este artículo, revivir la memoria de esta persona que definía su ser de poeta como “encontrar en otros la propia vida”, que quería pedir “pan, justicia, libertad, esperanza” y que declaraba que “mientras haya en la tierra un solo hombre que cante,/ quedará una esperanza para todos nosotros”.
El 18 de marzo de 1911 nació en Hernani (Guipúzcoa) un niño al que bautizaron como Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya y que posteriormente será conocido como Gabriel Celaya.
Estudió en el colegio que los Marianistas tienen en San Sebastián. Sus tiempos de estudiante vienen reflejados en el poema:
Biografía

No cojas la cuchara con la mano izquierda./No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta./Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece./Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?/Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero./Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?/La cultura es un adorno y el negocio es el negocio./Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas./Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto./No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respirar! Dar el no a todos los nos./Y descansar: Morir.

En 1922 reside temporalmente en Pau (Francia) y en El Escorial, debido a problemas de salud. En 1927 termina el bachillerato en San Sebastián. Al año siguiente, se traslada a Madrid, para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad. Vive en la Residencia de Estudiantes. Ocupa la habitación nº 6 del tercer pabellón que había sido ocupada previamente por Salvador Dalí y Federico García Lorca. Inicia una "Historia General del Teatro", obra inacabada. Recordará ese periodo de su vida en este poema:
Mi residencia de estudiantes
Sin sentir, nos armaron hombres y aquí seguimos/como nos enseñaron, durando contra todo,/llorando, mas también mordiéndonos los puños,/mordiendo mucha muerte, mas clavando los codos,/trabajando, mostrando que somos los de siempre,/y hablando por España como un oculto coro.
¡Mi vieja Residencia! ¡Mi España siempre activa!/¡Mi verdad golpeante que no es sólo un recuerdo/nostálgico, adornado de glorias arrastradas,/sino algo siempre claro como espejo y ejemplo!/Porque si fuimos fruto de un árbol bien plantado,/también somos semilla de un nuevo crecimiento
Entre 1927 y 1935 cursó la carrera de ingeniero industrial .En 1932 empieza a escribir los poemas de "Marea del silencio" y lo publica en 1935, con el nombre de Rafael Múgica.
Este es el poema que abre el libro:
Pasarán gaviotas veloces, altas gaviotas,/sobre casas de cristal, terrazas de cristal,
donde muchachas blancas/tocan los pianos de cristal.

Pasará una brisa de algas y mar/por el pinar de cristal,/por las grandes avenidas,/por las calles,/por las plazas/de la ciudad de cristal.
Pasará una brisa leve/mientras las blancas muchachas/mueven sus brazos en alto y a compás.

Pasarán nubes lentas y blancas/por el cielo de cristal,/sobre mares de cristal,/cuando muchachas blancas entornando los ojos/hagan con su silencio la hora de cristal.

Por el aire transparente,/por mis ojos transparentes,/pasarán las lentas nubes del silencio,/las gaviotas del gozo,/la brisa,/lo eterno.

Y habrá blancas muchachas en el aire y en mis ojos,/y habrá un gozo sin sentido,
y un olor de inmensidad,/y frente al mar infinito/habrá terrazas, pinares,
una ciudad de cristal.
En 1936 obtiene el Premio del Centenario Bécquer, por su libro "La soledad cerrada". En la guerra civil española: participa como voluntario en el ejército republicano, siendo capitán de gudaris (soldados nacionalistas) en Vizcaya. Al caer Bilbao en poder de las tropas es hecho prisionero.
Posteriormente, se casa con Julia Cañedo, con quién tendrá dos hijos: Pilar y Luis Gabriel. Trabaja como gerente en la empresa familiar de San Sebastián. En 1944 se produce una crisis matrimonial y, al año siguiente, una enfermedad anímica le obliga a guardar reposo.
En 1946 publica "Tentativas" y conoce a Amparo Gastón. “En octubre de 1946 (el 8 de octubre, fecha importante para mí) conocí a Amparitxu Gastón. Nos entendimos enseguida; nos quisimos muy pronto; y esto fue para mí la resurrección. Salía, con su ayuda y su apoyo, del mundo elucubrante de TENTATIVAS a la difícil y sabrosa realidad. Y así, sin pensarlo demasiado, decidimos fundar una colección de poesía: NORTE. Y montamos una pequeña oficina en un rincón de la Parte Vieja donostiarra: Juan de Bilbao, 4, 3º.
NORTE, según pensábamos en aquel momento, debía ser un puente tendido por encima de la "poesía oficial" hacia los entonces olvidados poetas del 27, hacia la España peregrina, y hacia la poesía europea de la que el autarquismo cultural, y la dificultad de hacerse con libros extranjeros, nos tenía separados desde el fin de nuestra guerra. Por eso publicamos, entre los extranjeros, a Rilke, Rimbaud, Blake,. Y entre los españoles, a Leopoldo de Luis, Labordeta, Cela, Cremer, Bleiberg, . Lo que nosotros queríamos era romper un cerco: El estúpido cerco de la "poesía oficial". Y si después, con las visitas de Virgilio Garrote, Jorge Semprún, Eugenio de Nora y Blas de Otero, fuimos convirtiéndonos en uno de los primeros nidos de la "poesía social" fue porque el desarrollo de nuestra poesía así lo demandaba”.
El poeta nos habla de esa transición del tú al nosotros:
“Nada de lo que es humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. Debe haber ideas, aunque otra cosa crean los poetas acéfalos. Debe haber calor animal. Y debe haber retórica, descripciones y argumentos, y hasta política. Un poema es una integración y no ese residuo que queda cuando en nombre de "lo puro", "lo externo" o "lo bello", se practica un sistema de exclusiones.
La Poesía no es neutral. Ningún hombre puede ser hoy neutral. Y un poeta es por de pronto un hombre.”
Es la poesía social, que tiene su máximo exponente en “Cantos íberos”, y en sus dos poemas emblemáticos: España en marcha y La poesía es un arma cargada de futuro.
En ellos pide salir “¡A la calle! que ya es hora/de pasearnos a cuerpo/y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”. Y reivindica una “Poesía para el pobre, poesía necesaria/como el pan de cada día,/como el aire que exigimos trece veces por minuto,/
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.Rechaza “la poesía concebida como un lujo/cultural por los neutrales/que, lavándose las manos, se desentienden y evaden./
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”. Se siente “ un ingeniero del verso y un obrero/que trabaja con otros a España en sus aceros”. E indica que la suya “no es una poesía gota a gota pensada./No es un bello producto. No es un fruto perfecto./Es algo como el aire que todos respiramos/y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
“En los primeros años del sesenta, dirá el poeta vasco,, la llamada "poesía social" entró en crisis. Creo que esto se debía, más que al agotamiento de sus posibilidades, a la increíble difusión que logró pese a los malos auspicios con que había nacido. Al cansancio que produce cualquier corriente literaria dominante y a la proliferación de epígonos que, como ocurre siempre, acabaron por convertir en un cliché lo que había comenzado como un deslumbrante descubrimiento, debe añadirse que el clima de furor y esperanza en que había nacido la primera poesía social se había ido extinguiendo con el paso de unos años en los que no se produjo más cambio que el de una derivación de nuestro país hacia una incipiente sociedad de consumo. Una vez más pudo comprobarse cómo las superestructuras culturales dependen de la base socio-económica en que se producen. Así vimos cómo unos poetas que seguían creyéndose rebeldes al establishment fueron volviéndose acomodaticios”
En 1966 viaja a Cuba. Durante ese año, junto a Alfonso Sastre y el pintor Ricardo Zamorano, es condenado a pagar una multa de 50.000 pesetas por haber participado en una asamblea de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid. Acude a Baeza, para el homenaje tributado a Antonio Machado.
En 1967 publica "Poemas de Rafael Múgica" y "Lo que faltaba". Realiza su segundo viaje a Cuba invitado por Nicolás Guillén a asistir como jurado del concurso convocado por la Unión de Escritores y Artistas Cubanos.
En 1968 se le concede el Premio Internacional Etna Taormina por el conjunto de su obra poética. Viaja a Brasil para asistir a la inauguración de un monumento a Federico García Lorca. Participa en La Habana en el Congreso de la Cultura. Publica "Los espejos transparentes", incursión que realiza en el realismo mágico, y "Canto en lo mío".
En estos textos habla de su evuloción poética:“Intenté el experimentalismo a ultranza y la poesía concreta con "Campos semánticos", escrito un poco al margen de mi ensayo "Inquisición de la Poesía" (1972), que es algo así como un examen de conciencia y un estudio de las posibilidades de la poesía. Intenté entrar en el jazz, que me apasiona, con "Música de baile" (1967); y en una comprensión de la nueva juventud con "Operaciones poéticas" (1971). Pero nada de esto me satisfacía”
“La mejor expresión del problema que me preocupaba es "El Derecho y el Revés. Si en "Lo demás es silencio" (1952) me planteaba un conflicto interior entre el existencialismo y el marxismo, ahora, dentro de mí, enfrentaba al ingeniero y al mono o, digamos, a Prometeo y Epimeteo, al extrovertido y al introvertido, al activista y al quietista. Y si la ruptura con el existencialismo fue para mí tan difícil y dolorosa, por no decir tan incompleta, como lo había sido antes mi ruptura con el surrealismo, entendido como una concepción del mundo y no como una bisutería literaria, la separación del marxismo ortodoxo y militante supuso en mi vida un trauma no menos grave.”
“En 1969 publiqué "Lírica de Cámara"; y en 1973, "Función de Uno, Equis, Ene." ¿A qué apuntan estos libros? Al decepcionante reconocimiento de que el hombre no responde a los modelos humanistas que, desde el clásico hasta el prometeico-marxista, se nos han dado. Más allá de cualquier transfiguración, racionalización, revolución o transformación posible, "Lírica de Cámara" gira en torno a la constatación de que, como la Física Nuclear nos muestra, estamos sumidos en un mundo de estructuras que funcionan al margen de cuanto humanamente podemos comprender. Lo que llamamos "personalidad" (y no digamos individualidad o subjetividad) es una fantasmagoría sin sentido último”.
“Y esta es la cuestión a la que se aplican también los poemas de mi libro "Función de Uno, Equis, Ene", en donde "Uno" es el yo aislado; "Ene", los otros o el colectivo y "Equis", un implacable e incomprensible orden que se rige según leyes o reglamentos no humanos: El del universo formado por unas micro y macro estructuras en las que nosotros desaparecemos, sin ser siquiera advertidos. Pues nuestras fabulaciones, personalidades, ideas o culturas históricas no responden a nada real. Quizá sólo el conflicto entre lo que llamamos mundo exterior y el Ello, entendido éste como un mundo de las pulsiones e instintos impersonales que nos identifican con la materia inorgánica, pueda explicar nuestras absurdas construcciones psíquico-ideológicas. Pero a fin de cuentas no tiene importancia. Siempre viviremos gobernados por algo que escapa a nuestra conciencia”.

“Todos nuestros heroicos combates y nuestros sabios debates parecen entonces una burla. "La corta tragedia (escribía Nietzsche en "La Gaya Ciencia") ha acabado siempre por servir a la eterna comedia de la existencia y "la mar de sonrisa innumerable" (por decirlo con Esquilo) acabará por cubrir con sus olas la mayor parte de esas tragedias".
En 1977 se presenta como candidato por el Partido Comunista de España en las primeras elecciones legislativas, en Guipúzcoa. Es la época de "El hilo rojo", "Parte de guerra" y "Poesía”, "Iberia sumergida" ,"Memorias inmemoriales", una antología de sus versos "Poesía y verdad" y “Poemas órficos”, es el momento de esa poesía panteísta, en la que el autor se identifica con la naturaleza:
Esa vida que no es mía y me rodea,/el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,/lo que llamamos la vida/en el árbol, en las nubes y en el agua,/y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra/en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:/La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:/El total de lo sin fin y de la vida abierta
Como indica Celaya, “Conciencia cósmica quiere decir conciencia abierta a todo lo que es sin más ni más, la comprensión de que el sí mismo no es el yo, sino un más allá de la conciencia individual”
En 1981 Publica "Poesía hoy" y "Poesías completas (1977-1980)".El catorce de octubre del año siguiente contrae matrimonio en San Sebastián con Amparo Gastón. Publica "Penúltimos poemas" y en 1983 "Cantos y mitos”
En 1986 recibe el Premio Nacional de las Letras Españolas y publica "El mundo abierto". En 1989 le espera otro galardón: el Ayuntamiento de San Sebastián le concede la mayor condecoración que puede recibir alguien que ha trabajado por la capital guipuzcoana: el "Tambor de Oro".
Fallece en Madrid el 18 de abril de 1991. Sus cenizas fueron esparcidas en Hernani y San Sebastián.
Sirva como colofón, este poema que Celaya tituló “Despedida”
Quizás, cuando me muera,/dirán: Era un poeta./Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.
Quizás tú no recuerdes/quién fui, mas en ti suenen/los anónimos versos que un día puse en ciernes.
Quizás no quede nada/de mí, ni una palabra,/ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.
Pero visto o no visto,/pero dicho o no dicho,/yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!
Yo seguiré siguiendo,/yo seguiré muriendo,/seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto

sábado, 2 de julio de 2011

el 30 dejunio en Madrid




El jueves día 30 dejunio di una nueva conferencia en Madrid. De nuevo en la Casa regional de Burgos. El tema fue Valpuesta, la cuna del castellano

He aquí un resumen:

VALPUESTA, CUNA DEL CASTELLANO
Este fue el título de la conferencia que el profesor don José Andrés Alvaro ofreció en la Casa Regional “Mesa de Burgos” de Madrid el jueves día 30 de junio.
En ella indicó que los documentos de Valpuesta prueban que el castellano nació allí, en tierras burgalesas. Defender no es ir en contra de nadie, sino reconocer un hecho cierto y contrastado: que La rioja no es la cuna del castellano y que los primeros documentos en nuestra lengua no datan del siglo XI, como es el caso de las Glosas Emilianenses, sino que ya en el siglo IX había una comunidad que hablaba una lengua romance que luego se extendería por toda la Península y cruzaría los mares: el castellano.
Castilla no debe pedir perdón a nadie por defender la realidad, que el castellano, como lo prueban los documentos de Valpuesta, nació en Castilla. Además, las Glosas Emilianenses están escritas en romance navarro-aragonés, que era el que se hablaba en Navarra hasta que fue conquistada por Castilla en 1512. Los textos de Valpuesta, en cambio, prueban que el idioma de esas personas era el castellano.
Esta nueva teoría no va en contra de San Millán, sino todo lo contrario. Los escritos del monasterio riojano son importantísimos, nadie lo niega, pero no son los primeros… el castellano escrito nació hacia el siglo noveno en las montañas del suroeste de Alava y norte de Burgos
En noviembre de 2010, la Real Academia Española avaló los cartularios, escritos en «una lengua latina asaltada por una lengua viva», como los primeros documentos en los que aparecen palabras escritas en castellano, anteriores a las Glosas Emilianenses. Los textos de Valpuesta son 200 años más jóvenes que los de San Millán, por lo que nuestra lengua se ha rejuvenecido en dos siglos.
Valpuesta, localidad perteneciente a la provincia de Burgos,está situada en la comarca de Merindades y en la actualidad depende del ayuntamiento de Berberana. Dista 90 kilómetros de Burgos, 40 de Villarcayo, a cuyo partido judicial pertenece, 45 de Vitoria, 66 de Bilbao, y 10 del núcleo urbano de Berberana, de cuyo municipio forma parte.
Se trata de una pequeña penetración geográfica en el valle alavés de Valdegovía, el cual se introduce en tierra castellana y que, lo mismo que el de Valderejo, pertenecieron hasta el siglo XVI, salvo raras excepciones, y por consiguiente en la época que nos ocupa, a la merindad de Castilla la Vieja y hasta bien entrado el siglo XVIII al corregimiento de Villarcayo, en lo judicial.
Se ignora el origen de Valpuesta y la población que pudo tener antes de la Reconquista, pero hay noticias de un pequeño templo, supuestamente prerrománico, que tras ser arrasado por los musulmanes, fue reconstruido por el obispo Juan en el año 800, quien puso al sitio el nombre latino de “vallis posita”: sita en el valle, y junto al templo fundó un monasterio.
Dos son los motivos de relevancia de Valpuesta. El primero es la celebración del 1200 aniversario de la erección de su obispado (804–1087) El obispado de Valpuesta es el segundo obispado del Reino de Asturias después del de Oviedo, creado por el rey Alfonso II de Asturias, y el segundo motivo lo constituyen los cartularios de Valpuesta que han sido calificados como los documentos que contienen las primeras palabras escritas en lengua castellana.
La localidad de Valpuesta está estrechamente relacionada con los orígenes de la historia de Castilla. Este lugar fue sede episcopal y en él se asentaron muchos de los primeros repobladores de la región. Desde la segunda mitad del siglo VIII las tierras del norte burgalés se convirtieron en baluarte de la reconquista frente a los musulmanes. En ellas se refugiaron numerosos cristianos de las comarcas limítrofes. Para atender las necesidades religiosas de estos cristianos, el obispo Juan vio la necesidad de fundar, en el año 804, una nueva diócesis.
Pero, con el avance de la repoblación, fue perdiendo importancia a favor de la emergente diócesis de Oca, a la que cedió su obispado en el año 1087. Los monjes-canónigos del monasterio-colegiata de Valpuesta ejercieron una amplia jurisdicción civil y religiosa sobre la villa desde el año 804 hasta 1761.
Cuando Valpuesta fue la sede episcopal de la parte oriental del reino asturleonés, se comenzaba a dar el nombre de Castilla a la zona constituida por un área al sur de la Cordillera Cantábrica, limitando al oriente con los valles de Mena, Losa y Valdegovía, al sur con la Bureba y al oeste con lo que luego serían las merindades de Aguilar de Campóo.
En ninguna otra zona de Alava, Burgos, La Rioja o Navarra, el monacato alcanzó la difusión y floración que tuvo en Valdegovía, que llegó a contar con treinta monasterios. Por otra parte, el enclave estratégico de Valpuesta actuó como refugio de una población que, para el siglo IX podemos considerar de habla romance castellana, y fue centro religioso, cultural y lingüístico en los condados de Castilla y Alava
La importancia de Valpuesta en los primeros tiempos de la Edad Media se refleja en sus numerosos códices y en su cartulario, compuesto por 184 documentos, fechados entre los años 804 y 1140. Actualmente se encuentran en el Archivo Histórico Nacional.
En ellos se distinguen rasgos de la primera lengua romance castellana y de su evolución.
Los cartularios de Valpuesta son una serie de documentos del siglo XII que, a su vez, son copias de otros documentos, algunos de los cuales se remontan al siglo IX, y que serían el primer testimonio escrito del que se tiene noticia de un dialecto romance hispánico
El estatuto de autonomía de Castilla y León los menciona en su preámbulo como uno de los primeros testimonios escritos en lengua castellana. Textualmente dice.” los primeros testimonios escritos aparecen en el Becerro Gótico de Valpuesta (Burgos)” Por ello, a Valpuesta, se le atribuye el título de Cuna del Castellano.
Comprenden varios manuscritos en que se copiaron documentos de los archivos de la corona, de los obispados, de los monasterios, que tratan de donaciones, juicios, ventas, cambios, y otros tipos de contratos. Los más antiguos datan de los años 804, 844, 864 y 875.
Aunque el cartulario de Valpuesta carece de las artísticas miniaturas de otros códices, posee un gran valor histórico y paleográfico. No contiene textos sagrados ni litúrgicos, ni reflexiones filosóficas o teológicas, sino que recoge testimonio de donaciones, ventas, cambios y otro tipo de contratos
El franciscano Saturnino Ruiz de Loizaga, paleógrafo del Archivo Vaticano, principal investigador en el estudio y difusión de los manuscritos valpostanos ha dejado escrito que “los cartularios suponían una documentación prácticamente desconocida, lo que me llevó a transcribirlos, ya que además de mis estudios filosóficos y teológicos, en Roma había asistido a cursos de paleografía, lo que me permitía entender aquellos manuscritos. Me encontré con ejemplos como el de matera (madera), porque en latín la palabra es lignum (que dará leño); y otras palabras como plumazo, con el significado de colchón, pozal como balde, pruña como ciruela. Sorprenden también tantas donaciones a los monjes. En la Edad Media, mucha gente vivía con la fe del carbonero, tenían la idea de que hacer al monasterio una donación se convertía en un salvoconducto para conseguir la salvación. Entonces, el fraile que tomaba nota en aquella Valpuesta del siglo X escucha la donación en un protocastellano, pero luego lo escribe en latín, si conoce el significado. En caso contrario, lo pone en esa lengua que está naciendo. Ya en ese momento el latín se había convertido en otro idioma”
«El cartulario, o becerro gótico de Valpuesta, consta de 184 documentos. Los más antiguos se remontan a los años 804, 864, 875... y los más “recientes” a mediados del siglo XII. Este cartulario hacía las veces de acta contractual de donaciones y compraventas. La gente, por entonces muy crédula, ponía en práctica el dicho del Evangelio: a la Iglesia las cosas terrenas para adquirir las celestiales. Donaban hasta la módica gallina, como se recoge en un apartado».
En un punto geográfico donde Burgos y Alava son territorios siameses, Valpuesta, de cuya relevancia habla Ruiz de Loizaga: «tuvo un protagonismo único y una dimensión histórica y cultural que se remonta a antes del año mil, con la erección del obispado de Valpuesta y los primeros vagidos del idioma castellano. Sin olvidar que por aquí pasó el primer camino de Santiago».
Los testimonios castellanos de Valpuesta son, con frecuencia, transparentemente castellanos, caso de toponimia y onomástica, así como de frecuentes voces comunes. En ellos se trasluce la lengua viva de la Castilla antigua.
La repoblación, tras la invasión árabe, de gentes hispanogodas procedentes de la franja del Duero, y el contacto con la zona vascófona determinaron la configuración de los rasgos específicos del futuro castellano frente a los de otros romances.
La lengua de los becerros de Valpuesta es una lengua latina asaltada por una lengua viva, la de la calle , que se cuela en estos escritos.
El hecho de su datación tiene repercusiones políticas y académicas. Valpuesta adquiere una nueva dimensión legitimadora para Castilla y León ya que es el lugar de origen de la lengua común.
Los cartularios de Valpuesta contienen las palabras más antiguas escritas en castellano. Así se confirma que en la provincia de Burgos está la cuna del español.
A través de los cartularios de Valpuesta , que abarcan textos fechados desde el año 804 hasta el 1200, podemos obtener una serie de informaciones sobre la variante lingüística romance hablada en la zona. Nos podemos aproximar al romance castellano hablado entre los siglos IX al XII, puesto que no tenemos documentación de esa época plenamente redactada en castellano, lo cual no sucederá hasta alrededor del 1200, momento en que ya tenemos un documento totalmente romance en los cartularios de Valpuesta, como ocurre también en otros puntos de la Península Ibérica.

A pesar de todos los inconvenientes que este tipo de documentación podemos afirmar que los testimonios romances que ofrecen los cartularios valpostanos son los primeros del romance castellano.
Y es que en Valpuesta, zona norte de Burgos y parte del primitivo territorio del condado de Castilla, aparecen registradas las primeras huellas documentales de esta nuestra lengua universal.
La investigación filológica y paleográfica está demostrando la importancia del Cartulario de Valpuesta en la fijación escrita del español. Esto convierte a esta localidad en otro de los referentes míticos de nuestro idioma junto a Silos y San Millán de la Cogolla.

martes, 28 de junio de 2011



como donostiarra me congratulo de esta decisión que demuestra lo que hemos sido capaces de hacer durante estos años; a ver qué pasa ahora

domingo, 26 de junio de 2011

entrevista EL MUNDO, JUNIO 2011

Entrevista aparecida en el diario EL MUNDO

Antonio Tovar | Centenario de su nacimiento

100 años del filólogo que encontró el idioma de la paz

• Una biografía aborda la riqueza de su legado y su evolución demócrata
• El académico participó como autor, prologuista o traductor en 400 libros
• Conoció a personajes tan dispares como García Lorca o Hitler
• Tovar fue rector de la USAL y miembro de la Real Academia
• El profesor Ocáriz firma una biografía apoyado por el Ateneo de Valladolid

Miguel Ángel Vergaz | Valladolid

Aquel grito de Millán Astray contra el intelectual de su propio bando Miguel de Unamuno: "¡Muera la Cultura!" tiene una triste fama. Pero resulta menos conocido que con Antonio Tovar, una de las más grandes figuras intelectuales del siglo XX en España, se estuvo a punto de pasar de las palabras a los hechos.
Un día de 1937, cuando era jefe de Propaganda de la Falange en Valladolid, se encontraba en el Café del Norte en la Plaza Mayor de la ciudad y uno de los pistoleros de su partido, airado por la falta de apoyo de Tovar a unos artículos que había escrito, le disparó hiriéndole de gravedad en piernas y vientre. El agresor nunca fue juzgado.
Se cumplen cien años del nacimiento del estudioso vallisoletano Antonio Tovar, que logró sobrevivir a aquellas heridas y completar 74 años de vida. Y de qué modo. Si aquel bárbaro hubiera logrado su mortal objetivo habrían caído, en uno, varios hombres.
Está el testigo de un siglo que conoció a personajes tan dispares como Lorca o Hitler. El hombre que dejó su firma en 400 libros de filología, filosofía y literatura como autor, traductor o prologuista. El rector de la Universidad de Salamanca a la que llevó la luz del porvenir en años oscuros de dictadura. El miembro de la Real Academia que defendió con pasión la entrada de Miguel Delibes y Rosa Chacel. El profesor al que sus alumnos -repartidos por Europa, Iberoamérica y Norteamérica- recuerdan como una figura central de sus vidas. El esposo, padre de cinco hijos y amigo bondadoso de docenas de amigos. Y la figura pública que encarnó la sincera evolución desde el franquismo hasta la convicción democrática más profunda.

Fidelidad y homenaje

Fidelidad es el título de la biografía de Antonio Tovar escrita por el profesor donostiarra José Andrés Álvaro Ocáriz que espera, en breve, su paso por imprenta, tras anticiparlo en una conferencia en un homenaje del Ateneo de Valladolid. El título alude, según su autor, a la firmeza en las propias creencias y criterio frente a las convulsiones de la Historia.
El desafío de seguir a Tovar, tanto en su vida como en su obra, no es asunto menor.
A los pocos años de su nacimiento (Valladolid. 1911) su padre, notario, se muda a la localidad vasca de Elorrio y el niño, asombrado por el euskera hablado de sus compañeros de juego, sintió la primera vocación por los idiomas y su estudio. En los años 30, de vuelta a Valladolid, se convierte en el presidente de la republicana Federación Unificada de Estudiantes e invita a García Lorca y sus compañeros de La Barraca a la Universidad. Antonio Tovar lo evoca en uno de sus últimos libros, Ancha es Castilla, como uno de los momentos más luminosos de su juventud.
Pero, en apenas tres años, en 1935, el escenario es bien distinto: Tovar se encuentra en Alemania y se siente fascinado por el nacionalsocialismo y su promesa de progreso más allá de izquierdas y derechas. Las lecturas de Primo de Rivera hacen el resto: vuelve a una España en guerra como falangista. Y como tal progresó. Fue el primer director de Radio Nacional; corrigió en persona el último parte de guerra de Franco en que se da por cautivo al ejército rojo y, en 1940, forma parte del séquito, como traductor, del encuentro de Hitler y Franco en Hendaya.

Su obra, 'Vida de Sócrates'.

Pero hay algo más profundo que no funciona. Mientras traduce y corrige a Franco, mientras escucha las consignas entusiastas de su amigo, el intelectual falangista Dionisio Ridruejo, también escribe el que sería su libro más popular: Vida de Sócrates. Trabaja de manera constante "en los campos desolados de la Guerra Civil" o en un sótano donde se refugia de los bombardeos británicos en Berlín. Escribe, confiesa, "necesitado de la luz de la razón que, románticamente, había creído posible menospreciar". Y siempre fue fiel a esa revelación. De hecho, si hacemos trampas y vamos a las páginas finales de su biografía, podría parecer que estamos ante otra persona.
El 23 de febrero de 1981, los golpistas intentan acabar con la joven democracia española. Dos meses más tarde Antonio Tovar forma parte de una coordinadora por la libertad, la democracia y la constitución. Y al poco encabeza una manifestación por la paz, el desarme y la libertad. Ese mismo año, la Fundación FSV de Hamburgo le concede el Premio Goethe por su labor de acercamiento entre los pueblos.
"Pudo ser lo que hubiera querido en el franquismo y sencillamente, dijo no", señala Álvaro Ocáriz.

Volcado en la docencia

La primera decisión de esa nueva vida fue contraer matrimonio, en 1942, con Consuelo Larrucea, una vitoriana que conoció en Valladolid, mujer excepcional con la que tuvo cinco hijos y una complicidad tal que supo concluir sus trabajos pendientes a la muerte de Tovar.
La segunda fue dedicarse a la docencia. Entra en la Universidad de Salamanca para enseñar lenguas clásicas. En 1951 accede a su rectorado y, cinco años más tarde, ante la purga emprendida por el régimen sobre el mundo universitario, renuncia a ella y comienza una andadura profesional que le mantiene fuera de España, en destinos tan diversos como Tucumán e Illinois. En 1965 intenta asentarse en Madrid. Pero la dictadura carga contra la libertad en las cabezas de Tierno Galván, García Calvo y Aranguren. Dimite en solidaridad y no volverá a su cátedra de Madrid hasta la democracia.

Mientras, el bagaje académico es inmenso. Domina una docena de idiomas. Puede publicar en alemán e inglés. Aparece su monumental Catálogo de las Lenguas de América del Sur, hoy todavía referencia indispensable. En el año 68, ingresa en la Real Academia.
Esa fue la hermosa venganza de Tovar para aquel pistolero, para todos los pistoleros. A su muerte, en 1985, le lloraron con las mismas palabras el ministro socialista de Cultura Javier Solana y el que fuera ministro del primer franquismo Ramón Serrano Suñer: España había perdido una de sus mentes más privilegiadas, "a un gran intelectual", y ellos, a "un amigo". El fruto de una vida buena, tal como entendían los clásicos.
Las últimas palabras de su Vida de Sócrates podría aplicarse a él mismo: "La fragilidad del destino del saber humano, la fatalidad histórica y la libertad genial, las profundas raíces del individuo más racional y exento: todo esto quisiéramos que resultara más claro después de leídas estas páginas". Así sea con la lectura de su vida.

miércoles, 15 de junio de 2011

nº 58 gaceta cultural ateneo de valladolid

Antonio Tovar, todo un maestro
Se cumple este año el centenario del nacimiento de este vallisoletano universal
José Andrés Álvaro Ocáriz Filólogo, investigador y lingüista

Es difícil resumir la vida de alguien como don Antonio Tovar en unas breves líneas. Cuando yo era estudiante recuerdo que me hablaron de Tovar como quien le dio trabajo a un Luis Michelena que había sido condenado a muerte, que impulsó los estudios de vasco en Salamanca y que escribió varios libros, algunos de los cuales leí.

Han pasado bastantes años desde entonces, casi veinte, y al llegar al centenario de su
nacimiento una entidad cultural de Guipúzcoa con la que tengo el placer de colaborar,
el Ateneo Guipuzcoano, me encargó que preparase una conferencia para conmemorar
tal evento. Consulté hemerotecas. Hablé a través del correo electrónico con una sobrina y dos hijos suyos y he ido descubriendo a alguien que, como indicaba en el título de este artículo, era todo un maestro.

Dicen, y creo que quien mejor nos lo podría explicar sería el propio Tovar, que la palabra maestro procede de la palabra «magis» de la que viene, por ejemplo, el adverbio de cantidad «más». Un maestro es una persona que sabe más que sus alumnos y que quiere, o debería querer, que sus alumnos y discípulos llegaran a disfrutar de su conocimiento como disfruta un buen maestro cuando descubre nuevos aspectos de la realidad y no los guarda para sí mismo, sino que está deseando
ponerlos en conocimiento de los demás, compartirlos.

Y así era Tovar. Y así lo recuerdan quienes estuvieron cerca de él en vida y siguen llevándolo cerca de sus corazones. Su sobrina, Paloma Arnáiz Tovar, me decía:

«Lo que más le definía, para mí, es que era enormemente modesto (nunca alardeaba de lo que sabía) más bien escuchaba lo que le contabas tú.
Recuerdo su despacho lleno de papeles en el que pasaba horas y horas. Sus méritos los conocíamos por lo que nos decía mi madre, nunca porque él aparentase nada. Lo cual,
con los años, he visto que es enormemente meritorio y poco habitual».

Cuando falleció, fueron muchas las muestras de dolor y voy a seleccionar tres de ellas. Dos del mundo de la política y una perteneciente a un compañero de trabajo en la Real Academia. La primera es del entonces ministro de Cultura, Javier Solana, quien lo definía así:

«Tovar era un intelectual de primera magnitud, un investigador espléndido de la filología, un gran maestro y, sobre todo, un hombre de bien».

Ramón Serrano Suñer, quien fue ministro de Interior, de Gobernación y de Asuntos Exteriores de los primeros gobiernos de Franco dijo:

«Tovar era ante todo una gran persona, pero también un sabio en su especialidad, gramático y lingüista. Al igual que Dionisio Ridruejo fue colaborador mío y siempre
les cito a los dos entre los más distinguidos y queridos de aquel grupo donde trabajábamos con ilusión, esperanza y desesperanza. Su pérdida es para mí un gran dolor. De él destacaría, además de su saber, su extraordinaria modestia, su sencillez, su bondad y su lealtad de amigo por encima de circunstancias y aventuras políticas».

Rafael Lapesa, compañero suyo en la Real Academia, expresó:

«Antonio Tovar era uno de los lingüistas más sabedores que ha tenido España.
Su conocimiento de lenguas era extraordinario, dominaba las lenguas clásicas, conocía las lenguas indoeuropeas y el vasco y era uno de los pocos españoles que, después de nuestros misioneros, había trabajado directamente sobre lenguas indígenas americanas. Aparte de esto, era un humanista ejemplar que dejó una excelente Vida de Sócrates, entre otras obras. El impulso que dio a los estudios humanísticos, sobre todo de humanidades
clásicas, en la Universidad de Salamanca y en los años 40 y 50, fue decisivo para la formación de una brillante escuela de latinistas y helenistas españoles. En la Real Academia será insustituible por la variedad y profundidad de su saber. Era, además, un nobilísimo ejemplar de humanidad, impulsivo, generoso e infatigable en el trabajo y
amigo cordial.

Intelectual de primera magnitud, bueno, leal, modesto, sencillo, generoso, sabio, humanista, infatigable en el trabajo y todo un maestro. Así era el hombre que escribió más de 400 libros (algunos en colaboración con su mujer, Consuelo Larrucea, que no solo fue esposa y madre sino que, también, quedó pronto contagiada por el espíritu de trabajo de su marido y fue compañera de vida y de trabajo), que conocía más de cincuenta lenguas de las que dominaba unas doce, que fue nombrado doctor
«honoris causa» por cuatro universidades (Munich, Buenos Aires, Sevilla y Dublín),
que recibió diversas condecoraciones y premios en su vida; la Gran Cruz de la Orden de Cisneros, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, el Premio Goethe por ”su labor de acercamiento entre los pueblos, su aproximación de la cultura de la Grecia clásica y sus investigaciones lingüísticas en una gama de lenguas célticas, sudamericanas, latín y griego, y por su defensa de la libertad de investigación y de cátedra en su país, prefiriendo el exilio a la adaptación”. Y el I Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Comunicación por su extraordinaria aportación, reconocida internacionalmente,
a la lingüística, la historia de la lengua y a la historia de las ideas.

Así era don Antonio Tovar, un vallisoletano hijo de Antonio Tovar Núñez, que trabajaba como notario, y doña Anselma Llorente Llorente. Este matrimonio tuvo
cuatro hijos: Antonio, José, María y Rosa.

Antonio Tovar nació el 17 de mayo de 1911 en una casa que ya no existe, en la esquina que forma la del León con Felipe II, frente a la Plaza de San Pablo, en
Valladolid. Esta casa era del abuelo, ya que el padre vivía en la calle de San Blas y tenía la notaría en la calle de Santiago.

Licenciado en Derecho y doctor en Filosofía y Letras, tras ser presidente de la Federación Universitaria Escolar, sindicato izquierdista de estudiantes, se afilió a Falange tal vez movido por la idea de la revolución y cambio social que propugnaba. Fue nombrado primer director de Radio Nacional, Director General de Enseñanza Técnica y Profesional y Subsecretario de Prensa y Propaganda. Acompañó a
Serrano Suñer en sus viajes por Alemania e Italia y formó parte del séquito de Franco en su entrevista con Hitler en Hendaya.

Aprobó las oposiciones y obtuvo la cátedra de Lengua y Literatura latina de la Universidad de Salamanca, de la que fue rector durante cinco años hasta
que en 1956 decidió dimitir de su cargo e ir a trabajar a la Universidad de Tucumán, en Argentina, donde investigó sobre las lenguas precolombinas editando, juntamente con su esposa, el libro titulado «Catálogo de las lenguas de América del Sur», obra que él calificaba como la Guía telefónica de las lenguas americanas.

De Argentina viaja a los Estados Unidos, donde trabaja en la Universidad de Illinois,
ocupando la cátedra de lenguas clásicas entre 1963 y 1965. En este último año ganó la cátedra de latín en la Universidad de Madrid, lo que le permitió volver a España.

A poco de llegar se encontró con la revuelta estudiantil que culminó con la manifestación encabezada por Tierno Galván, Aranguren, García Calvo y Montero Díaz.

Cuando se produjo la expulsión de la Universidad de éstos (los tres primeros definitivamente y Montero Díaz temporalmente) dimitió en solidaridad y volvió a los Estados Unidos, hasta 1967, cuando fue llamado para ocupar la cátedra de
Lingüística Comparada en la Universidad de Tubinga (Alemania Federal), en la que impartió clases hasta1979.

Mientras se encuentra en Alemania es elegido miembro de la Real Academia. Su candidatura fue presentada por Laín Entralgo, Gómez Moreno y Sánchez
Cantón. Ocuparía el sillón «J». El 31 de marzo de 1968 ingresó en dicha institución con un discurso sobre el tema «Latín de Hispania: aspectos léxicos de la romanización».

En diciembre de 1976, la Universidad Complutense solicita contratar a Tovar y ocupó la cátedra de Filología Clásica hasta su jubilación en 1981. Al año siguiente
recibiría la Medalla de Oro de Filología de dicha Universidad.

Su compromiso con la paz y la libertad le hace firmar un escrito en diciembre del 70 para pedir la liberación del cónsul alemán en San Sebastián, que había sido secuestrado por Eta.

En mayo del 81, forma parte de una coordinadora que pone en marcha una campaña por la libertad, la democracia y la constitución, con debates sobre el proceso de los golpistas y el compromiso con la libertad. En noviembre de ese mismo año se convoca una manifestación en Madrid por la paz, el desarme y la libertad. El manifiesto de dicha manifestación está encabezado por Tovar. En octubre del 83 firma el manifiesto contra el asesinato del capitán Alberto Martín Barrios a manos de la organización terrorista Eta.

El 14 de diciembre de 1985 falleció en el Hospital Clínico de Madrid, donde había ingresado diez días antes para ser intervenido de un cáncer de próstata. El viernes 13 entró en coma y el sábado, a primeras horas de la madrugada, un derrame cerebral le produjo la muerte. Federico Sopeña, vallisoletano como él, con quien compartió las sesiones del Consejo Nacional de la Música y, lo más importante, una amistad a lo largo de toda la vida, ofició el miércoles 18 de diciembre una misa de réquiem por su alma en el madrileño Monasterio de la Encarnación.

Fue una manera de decir adiós a un hombre que, sobre su labor docente, había dejado dicho:

«Me divierto dando clase. Satisfago plenamente mi vocación».
«La posibilidad de intervenir directamente en las vidas de otros hombres, dirigiéndolas y orientándolas hacia lo que nos parece mejor, la ilusión de dirigir a nuestros compatriotas y gobernar el suelo en que hemos nacido, es una tentación fuerte ».
“Las ilusiones docentes estaban indisolublemente ligadas a enseñar lo que he aprendido a las nuevas generaciones de mis compatriotas, o de gentes de nuestra lengua».

Fue una manera de decir adiós a un hombre que dejó una profunda huella por su cercanía, su laboriosidad, su compromiso, su generosidad, su humildad,
su bondad. A un hombre que fue, en definitiva, todo un maestro.

Publicado en abril de 2011 en el nº 58 de la Gaceta Cultural del Ateneo de Valladolid. También en versión digital en www.ateneodevalladolid.org

viernes, 10 de junio de 2011

corín en la web

Estas son unas referencias a mi conferencia en Bilbao que he encontrado en la red

En www.emigrastur.com:

Inicio de las Jornadas Culturales 'Casa de Asturias' en BilbaoFuente: Redacción Oviedo

La Directora de la Agencia Asturiana de Emigración, Begoña Serrano Ortega participó esta tarde en las Jornadas Culturales “Casa de Asturias” en Bilbao, que se prolongarán hasta el 19 de mayo. El programa de actividades incluye actuaciones musicales, pasacalles, representaciones teatrales, conferencias y proyecciones de documentales, todo ello de carácter asturiano.

Día 5.- José Andrés Alvaro Ocáriz, Licenciado en Filología Hispana y experto en Talleres de creación literaria. Tema: La novela rosa de Corín Tellado.

Y en www.lacasadeasturias.org/memoria2011.htm

LA CASA DE ASTURIAS EN BILBAO

MEMORIA DE ACTIVIDADES - AÑO 2011


- 5 de Mayo; D. José Andrés Alvaro Ocáriz (Licenciado en Filología Hispana) experto en Talleres de creación literaria, nos ofrece una charla sobre la gran escritora de novela rosa Corín Tellado

viernes, 27 de mayo de 2011

en noticias de gipuzkoa


cultura
"El Movimiento del 15-M debería reivindicar a Celaya; es un poeta revolucionario"
el donostiarra José Andrés Álvaro Ocáriz edita un libro para conmemorar el centenario del poeta
Ana Oliveira Lizarribar - Jueves, 26 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 05:42h

José Andrés Álvarez Ocariz (Iban Aguinaga)
Pamplona. Nació en Hernani en 1911 bajo el nombre de Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya, pero todo el mundo le conoce como Gabriel Celaya. O no le conoce tanto, porque este año, cuando se cumple el centenario de su nacimiento, ni el Ayuntamiento de su localidad natal ni el de Madrid, donde vivió tanto tiempo, ni el Gobierno Vasco ni el Ministerio de Cultura han previsto acto alguno para conmemorar el aniversario. Para intentar paliar en parte ese olvido, José Andrés Álvaro Ocáriz, donostiarra afincado en Pamplona, acaba de editar Celaya esencial, un libro en el que recoge los poemas más destacados de la carrera del escritor, así como apuntes de su extensa biografía.
"Gabriel Celaya es un poeta esencial para entender la sociedad en la que vivimos", explica Álvaro Ocáriz, profesor ya jubilado que durante 25 años ha impartido clases en centros de Aragón, Barcelona, la CAV y Navarra. Sin duda, la poesía social es el emblema principal de Celaya, que, como apunta el autor del libro, "debería ser reivindicado por el Movimiento del 15-M porque es un poeta revolucionario y totalmente actual". De hecho, "los indignados ya lo están haciendo, aunque no lo saben".
Celaya es "un claro exponente de responsabilidad en el desarrollo de una conciencia crítica ante uno de los males que atacan a la sociedad como es el capitalismo desenfrenado y lo que él conlleva", explica.

miércoles, 25 de mayo de 2011

celaya, en diario de noticias


José Andrés Álvaro Ocáriz reivindica la figura de Celaya en el centenario de su nacimiento
acaba de publicar un libro que reúne sus poemas esenciales y apuntes de su vida

Lamenta que ni el Gobierno vasco ni el central hayan promovido acto alguno en homenaje al poeta hernaniarra

ana oliveira lizarribar - Jueves, 26 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 05:28h


Galería Noticia

josé andrés álvaro ocáriz Autor de 'Celaya esencial'
pamplona. Nació en Hernani en 1911 bajo el nombre de Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya, pero todo el mundo le conoce como Gabriel Celaya. O no le conoce tanto, porque este año, cuando se cumple el centenario de su nacimiento, ni el Ayuntamiento de su localidad natal ni el de Madrid, donde vivió tanto tiempo, ni el Gobierno vasco ni el Ministerio de Cultura han previsto acto alguno para conmemorar el aniversario. Para intentar paliar en parte ese olvido, José Andrés Álvaro Ocáriz, donostiarra afincado en Pamplona, acaba de editar Celaya esencial, un libro en el que recoge los poemas más destacados de la carrera del escritor, así como apuntes de su extensa biografía.

"Gabriel Celaya es un poeta esencial para entender la sociedad en la que vivimos", explica Álvaro Ocáriz, profesor ya jubilado que durante 25 años ha impartido clases en centros de Aragón, Barcelona, la CAV y Navarra. Sin duda, la poesía social es el emblema principal de Celaya, que, como apunta el autor del libro, "debería ser reivindicado por el Movimiento del 15-M porque es un poeta revolucionario y totalmente actual". De hecho, "los indignados ya lo están haciendo, aunque no lo saben". Y es que, junto a Blas de Otero, Gabriel Celaya fue abanderado de una lírica comprometida con su tiempo. Tanto, que después de romper con su familia y separarse de su primera mujer, en 1946 fundó junto a Amparitxu Gastón la editorial Norte para reivindicar a los poetas de la Generación del 27, apartados por la dictadura y "de los que él se sentía sucesor". La contundencia con la que plasmaba lo que sucedía a su alrededor sin descuidar la palabra es memorable. Celaya es "un claro exponente de responsabilidad en el desarrollo de una conciencia crítica ante uno de los males que atacan a la sociedad como es el capitalismo desenfrenado y lo que él conlleva", explica Álvaro Ocáriz, que ya ha presentado este trabajo en varias ciudades en formato conferencia, con proyección de diapositivas de la vida del autor e incluso dos temas musicales.

proyecto solidario Celaya esencial es una mezcla de antología y biografía que compila los versos más importantes del autor, tanto los de su primera época, "dedicada a la búsqueda del otro"; como los de la segunda, marcadamente social, y los de la tercera, la poesía órfica. Además, "valiéndome de fragmentos de su prosa, voy haciendo catas en su vida", explica el autor de este trabajo autoeditado que ya puede encontrarse en las principales librerías y en www.elkar.com. Y los beneficios de las ventas de cada uno de los 500 ejemplares publicados irán a parar a un proyecto educativo en la ciudad dominicana de La Vega, una de las más deprimidas del país. "Creo que a Celaya le hubiera gustado que su nombre estuviera unido a una de las causas por las que luchó tanto: la dignificación de la persona y la demostración de que su poesía es, realmente, un arma cargada de futuro", afirma José Andrés Álvaro Ocáriz.