(Estatua dedicada a Ataulfo Argenta en Castro Urdiales)
Este año en el que se conmemoraba el nacimiento de su padre, el genial Ataúlfo Argenta, su hijo Fernando se nos acaba de ir. A él le debemos los de nuestra generación, los que rondamos los cincuenta, el habernos adentrado en el maravilloso mundo de la música clásica.
Ayer se juntó con "el viejo peluca" , con "el cura pelirrojillo", con "el sordo genial", con su amigo Mozart y con tantos y tantos músicos que eran de su familia y que hicimos de la nuestra.
En la conferencia que el 18 de diciembre daré sobre Verdi en San Sebastián , ciudad que le entregó su Tambor de Oro y cuya Marcha siempre emitía cada 20 de enero, tendré un recuerdo para él. Mientras, vaya desde estas líneas mi homenaje y el poema que otro cántabro, Gerardo Diego, dedicó a su padre:
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