domingo, 7 de junio de 2020

Trafalgar y Churruca



Teniendo en cuenta que estamos en el centenario de Galdós y que, lamentablemente, han sido pocos los actos que se han podido llevar a cabo, quiero realizar una oferta.

Si alguien desea ambos ejemplares, se los puedo enviar por 25 euros (gastos de envío incluidos) Es una oferta que durará sólo hasta septiembre o hasta el fin de existencias.

Las personas que estén interesadas, pueden escribirme al correo desireediciones@yahoo.es.





Reseña del libro en la Revista de Historia Naval 141, pp.137-138


PÉREZ GALDÓS, Benito: Trafalgar (ed. de José Andrés ÁLVARO OCÁRIZ). Desiréediciones  (ISBN 9781973569749), 2018, 220 páginas.

Plausible aportación al acervo galdosiano es esta edición crítica de Trafalgar, el conocido «episodio nacional» de don Benito, cuyo editor, José Andrés Álvaro Ocáriz, enriquece notablemente la información histórica proporcionada por la novela.

El libro se divide en tres partes. En la primera, el editor nos presenta la obra y traza una semblanza de Benito Pérez Galdós, nacido el 10 de mayo de 1843 y fallecido el 4 de enero de 1920, analizando con especial énfasis las 46 novelas que se agrupan en los Episodios nacionales. Escrita entre 1873 y 1912, esta colección se compone de cinco series. El marco cronológico de la primera se extiende desde el reinado de Carlos IV hasta la Guerra de la Independencia; el de la segunda, desde el regreso de Fernando VII hasta la «década ominosa», y el de la tercera, desde la primera guerra carlista hasta la boda de Isabel II con Francisco de Asís de Borbón. El trasfondo histórico de la
cuarta es el reinado isabelino, y el de la quinta, en fin, el Sexenio, la Regencia
y los primeros años de la Restauración. Trafalgar, publicada en 1873, es
precisamente la obra que inaugura la colección.

La novela propiamente dicha ocupa íntegramente la segunda parte. En ella, Galdós narra la vida de Gabriel Araceli, protagonista de la serie, criatura de pura ficción que, siguiendo el esquema de la novela de madurez, desde su infancia de pícaro seguirá una peripecia vital que le llevará a convertirse en un honorable ciudadano. La novela nos describe el entorno de Araceli y los personajes que en él se movían: don Alonso, Marcial, doña Francisca, Malespina, doña Flora, doña Rosita...

Pero el nudo de la narración es el desastroso combate del 21 de octubre de 1805 en Trafalgar, que es relatado detalladamente, con una amenidad que no excluye el rigor, desde la perspectiva de Gabriel, quien participa en la legendaria batalla a bordo del enorme navío de línea Santísima Trinidad. Como no podía ser de otro modo tratándose de una edición crítica, este apartado viene acompañado de un aparato de notas que
enriquecen el texto galdosiano mostrando sus concordancias con obras literarias
como el Quijote, el Lazarillo de Tormes, El sí de las niñas o el Buscón, y aportando aclaraciones históricas o geográficas y explicaciones sobre términos náuticos o caídos en desuso, cuya comprensión puede resultar difícil para el lector.

La tercera parte la componen una serie de apéndices en los que se insertan documentos de tanto interés como el discurso de ingreso de Galdós en la Real Academia Española, pronunciado el 7 de febrero de 1897; el prólogo que el propio autor redactó para una de las ediciones de Trafalgar, donde desgrana interesantes comentarios e indica las fuentes documentales que utilizó; una detallada relación de los documentos que sobre Trafalgar se conservan en el Museo Naval; y, por último, un archivo fotográfico de placas votivas conservadas en el Panteón de Marinos Ilustres, y de los retratos y objetos que se
conservan en el Museo Naval de Madrid relacionados con personajes que tomaron parte en el combate y son citados a lo largo de la novela: Churruca, Cisneros, Alcedo y Bustamante, Escaño o Cayetano Valdés.

Interesante obra, que enriquece la de por sí estimable novela de Galdós y que con sus acotaciones históricas, técnicas, literarias y lingüísticas ayuda a mejor comprender la narración del ilustre escritor canario.


 
Lo que nadie leyó: un escritor navarro lanza una edición con contenido inédito del Trafalgar de Galdós. 

Contiene más de trescientas notas a pie de página en las que se explican desde los términos de difícil comprensión hasta el contexto histórico en que se desenvuelve el combate de Trafalgar.

José Andrés Alvaro Ocáriz, autor navarro de libros como 'Celaya esencial' (2011), 'Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma de la paz' (2012), 'Luis Mariano, cien años, cent ans' (2014), 'El Gran Capitán' (2015), 'Sebastián Iradier. Si a tu ventana llega una paloma' (2016), 'El Madrid de Blas de Otero' (2016), 'La flecha que me asignó Cupido' (2017) ha publicado en Amazon una edición crítica de la obra 'Trafalgar' de Benito Pérez Galdós.

Mientras que en portada recoge la imagen que el mismo Galdós eligió para la edición ilustrada de su obra, en la biografía de Galdós se añaden detalles inéditos y se acompaña el texto con las fotografías, tomadas por el editor, de los lugares en los que vivió el autor.  

En el texto aparecen más de trescientas notas a pie de página en las que se explican desde los términos de difícil comprensión hasta el contexto histórico en que se desenvuelve el combate de Trafalgar. Por otro lado, también se corrigen los fallos que aparecen en las anteriores ediciones de esta obra, como los nombres auténticos de marinos que participaron en el enfrentamiento.

"Hasta ahora, en ninguna edición se había reparado en este tema que creemos fundamental ya que puede propiciar estudios posteriores sobre esos marinos cuya identidad se recupera después de casi 150 años", señala Ocáriz en una nota.

"Nos estamos refiriendo, en este caso, a un marino que en todas las ediciones de Galdós aparece como Ezguerra y que se trata, realmente, del tudelano José de Ezquerra y Guirior, nacido 25 de enero de 1756  y fallecido el 13 de julio de 1801 en la voladura del barco Real San Carlos, en el marco de la llamada batalla de Algeciras", continúa el escritor.

"No sabemos si Galdós, cuando escribió su obra, puso con g o con q el nombre de este navarro . El caso es que desde la primera edición de su obra el nombre que aparece es Ezguerra y ahora se recupera el verdadero nombre de este navarro", agrega Ocáriz.

Por otro lado, el libro incluye dos apéndices. Uno documental en el que aparecen, por primera vez en una edición de la obra de Galdós, los documentos que sobre Trafalgar se encuentran en el Archivo del Museo Naval.

Se han realizado así ya que Ocáriz señala que son "conscientes" de que es necesario acercarnos a esta obra con una perspectiva de interdisciplinariedad puesto que Galdós escribe sobre un suceso que ocurrió realmente.

"Intentamos unir a la ficción narrada por Galdós los elementos históricos del hecho que se narra, uniendo, de este modo, la Historia con la Literatura", apunta en este sentido.

Además, este libro incluye un apéndice fotográfico sobre los marinos que tomaron parte en Trafalgar, con imágenes tomadas por el editor en el Museo Naval de Madrid que pretender 'poner cara' a los personajes reales de los que se habla en el libro. También se incluyen fotografías de las lápidas que los recuerdan en el Panteón de Marinos Ilustres de la localidad gaditana de San Fernando.

Por otro lado, se añade una bibliografía actualizada por si se desea profundizar en la vida de Galdós, en los Episodios Nacionales y en Trafalgar, tanto desde un punto de vista literario como histórico.

Ocáriz concluye señalando que "nos encontramos ante una edición crítica concienzudamente elaborada  que aporta una serie de elementos nuevos que nunca habían aparecido en ediciones anteriores y que la convierten en un texto único y necesario tanto para quien se acerca a él como lector que quiere simplemente disfrutar con el texto de Galdós, como para el investigador que tiene en sus manos las claves para nuevos estudios".

Los beneficios de su venta  se destinan al proyecto Libro Solidario.



Diario de Navarra, 4 de febrero de 2018
La historia del tudelano José de Ezquerra y Guirior en el mar

Una edición crítica del libro Trafalgar de Benito Pérez Galdós recupera la figura del insigne marino José de Ezquerra y Guirior, nacido en Tudela y muerto en el 13 de julio de 1801 al estallar su navío de 112 cañones durante una batalla en el estrecho de Gibraltar.


En esas lides, la flota británica fondeada en Gibraltar sufrió en junio de 1801 un varapalo en la conocida batalla de Algeciras. La contienda enfrentó a “una escuadra de 3 navíos de línea y una fragata francesa apoyados eficazmente por las baterías de costa y cañoneras españolas contra la escuadra británica de Gibraltar del vicealmirante Saumarez compuesta por 6 navíos de línea y que se saldó con la derrota de los británicos, que perdieron uno de sus buques, el Hannibal de 74 cañones y otro quedó desmantelado, varado y a punto de perderse, el Pompee, también de 74 cañones. Los británicos se retiraron a la cercana Gibraltar a reparar daños y prepararse para un posible desquite” (www.todoababor.es).


Cuenta Eugenio de Ezquerra que ese primer ataque costó la vida a los oficiales del mando -salvo el segundo, Francisco Vizcarrondo- que se encontraban en la cámara de popa, entre ellos su ascendiente. Del modo en que se efectuó, pero sobre todo del tipo de proyectil utilizado no tiene dudas del empleo de bala roja. “En el libro “Informe dado por el brigadier de la Real Armada D. Francisco de Hoyos ...” (-...) hay unas notas realizadas por el nieto de Juan Joaquín Moreno, que como familiar del mismo tenía información privilegiada sobre las acciones en las que se vio envuelto éste. En el episodio que nos ocupa este artículo afirma que su abuelo siempre sostuvo que los ingleses fueron los verdaderos causantes del incendio de los navíos. Para ello se basaba en el aviso que recibió, antes de su salida de Cádiz en busca de la escuadra francesa en Algeciras, del comandante general del Campo de Gibraltar, Adrián Jacome y Ricardos, que sabía por confidentes que tenía en la plaza británica, que la escuadra inglesa, muy dolida por su derrota en Algeciras, se preparaba para incendiar a la escuadra combinada por todos los medios posibles con mixtos y bala roja”. (www.todoababor.es). La bala roja “usada en alta mar era considerada como una práctica inhumana”. Consistía en un proyectil puesto al rojo vivo con efectos incendiarios en su objetivo.

Eugenio de Ezquerra concede credibilidad a esta hipótesis con un documento que alude al “testimonio de un marinero inglés desertor de Gibraltar: los ingleses quemaron nuestros barcos con bala roja”. “Informó -añade- de los hornillos utilizados para calentar las bolas de cañón así como de la situación de los mismos en el navío Superb, en el que estaba embarcado”. El fragmento que ampara su opinión aparece “en un documento del 2 de octubre de 1801, firmado por el general de la Plaza del Campo de Gibraltar Marqués de Arellano, dirigido al Secretario (Ministro) de Marina, Caballero, para que se lo comunicase al Rey”.
Un segundo fragmento de un testamento de la madre de Ezquerra, Paula de Guirior y Otazu, refuerza la misma versión. En ninguno de los 13 documentos con su última voluntad varió su contenido. Antes de morir siguió creyendo que los ingleses quemaron a los buques españoles con bala roja.
“Fue ésta la verdadera causa del desastre, ocultada por españoles, ingleses y franceses, cuando todos lo sabían. Pero callaron por razones políticas y de alianzas cambiantes entre las tres naciones”, señala. Godoy participó del silencio y de una versión oficial que apuntaba al fuego amigo del San Hermenegildo que, aunque se produjo, no fue la causa de destrucción de los buques, incendiados desde el primer momento.
Del por qué ambos acabaron abordados, en orden a una instrucción recibida, los barcos de retaguardia tenían la orden de “virar 90 grados” al recibir un ataque. “El Real Carlos viró a babor pero el barco francés que iba con ellos no lo hizo. El Real Carlos volvió al rumbo para no abordarlo”, apunta. En medio de la confusión, el San Hermenegildo ya había completado su maniobra y llegó a situarse a la par de su gemelo de 112 cañones.
El capitán de fragata Francisco Vizcarrondo, el segundo de a bordo, de origen también navarro, contó después de naufragar que en la cubierta llegó a escucharse una voz de alerta: “¡Fuego, fuego!”. Según su testimonio, el Real Carlos no llegó a disparar. Quedó entre dos fuegos, el enemigo y el amigo del San Hermenegildo, que no distinguió su pabellón y lo confundió con un inglés. Pasada la medianoche, ya el 13 de julio, se oyó la explosión del buque de José de Ezquerra. Quince minutos después sucedió una segunda deflagración. El San Hermenegildo siguió su destino y se fue también a pique. El desastre, señalado como tal en los anales de la Armada, truncó una brillante carrera militar del insigne marino de Tudela.
“Con 19 años de edad -expone su descendiente- certificó con su firma la toma de posesión de Guinea Ecuatorial". El traspaso de Portugal a España de Fernando Poo llevó impresa su rúbrica como uno de los mandos militares que sobrevivieron a un ataque de paludismo que menguó las fuerzas del contingente español. En 1793, declarada la Revolución francesa, le fue concedido el mando del navío San Fermín. Participó en la toma de Tolón desde donde ayudó a repatriar a familias monárquicas de ese país. Del por qué unió su vida a la Armada hay una explicación en la atracción que despertó el mar en Navarra. “En el siglo XVIII había mucho marino navarro”, sostiene Eugenio de Ezquerra Cobertera. No en vano Pedro González Castejón y Salazar (Tudela, 1719 - Madrid, 1783), fue marino y militar español que alcanzó el grado de Teniente general de la Real Armada Española.
Tuvo ejemplos José de Ezquerra en su familia para seguir la estela del mar. Un tío suyo, José Manuel de Guirior Portal de Huarte Herdozain y González de Sepúlveda (Aoiz, 1708 - Madrid, 25 de noviembre de 1788), primer Marqués de Guirior, fue militar y administrador de la Corona en América. Tuvo el grado de teniente general y fue virrey de Nueva Granada y Perú. Del pasado del capitán de navío muerto en 1801 hay una huella en la plaza de los Fueros, de Tudela. De los 60 escudos esculpidos a su alrededor, uno de ellos exhibe dos anclas. Por José de Ezquerra y Guirior.



La Provincia/diario de Las Palmas, 23 de mayo de 2019

Siempre desde el respeto a Galdós, un filólogo debe cuestionar cada palabra. 

El profesor donostiarra José Andrés Alvaro Ocáriz ofrece hoy una conferencia en la Casa Museo Pérez Galdós con motivo de un minucioso estudio sobre el primero de los Episodios nacionales del célebre autor grancanario, Trafalgar. Ocáriz ha realizado una edición crítica donde se repara especialmente en dos marinos, el segundo de Churruca en la escala del mando, Francisco de Moyúa, y en José de Ezquerra. La iniciativa se incluye en la programación del Bienio Galdosiano.  

¿Qué le ha movido para elegir Trafalgar en el gran catálogo de Galdós para la edición crítica que ahora presenta?

Tal vez Trafalgar fuera una idea que tenía Galdós en mente desde siempre. Cuando estaba pensando qué nombre poner a toda la serie de novelas históricas que querían reflejar la España del siglo XIX, un amigo suyo le dijo que las llamara Episodios nacionales y a Galdós le pareció que el primero tenía que ser Trafalgar y empezar desde ahí a hablar de la Historia de España. Es el punto de partida de la vasta obra que son los Episodios nacionales.

En este trabajo aporta datos importantes, hasta ahora ignorados, de algunos combatientes en esa batalla. ¿Quiénes son?

Hay que tener en cuenta que Galdós escribió esta obra hace 150 años. Ha habido miles de ediciones de Trafalgar y nadie se ha fijado en que estaban mal escritos los nombres de dos marinos. Uno de ellos, José de Ezquerra y Guirior, participó en la batalla de Algeciras, cuando dos barcos españoles se bombardearon entre sí y murieron dos mil personas. El otro marino, Francisco de Moyúa y Mazarredo, era el segundo de Churruca en la escala del mando; es decir, que no estamos hablando de un grumete. Además, era sobrino de José de Mazarredo, calificado como el mejor marino de España.

¿Qué considera más valioso en esta obra galdosiana, la exactitud histórica o el genio narrativo del autor?

Las dos cosas. Galdós hacía literatura con la historia, no historia de la literatura como se nos ha enseñado muchas veces cuando se nos decía, por ejemplo, que Calderón de la barca nació en 1600, murió en 1681 y escribió tal y tal obra. Galdós juega con los personajes, se basa en las fuentes, investiga y no aporta datos al tun tun, como a veces hacía Baroja. Galdós tiene un rigor histórico muy profundo, aunque con lo que disfruta es escribiendo. Para él, la Historia no son las grandes bodas de príncipes y reyes sino la historia concreta de la gente del pueblo. En esta novela coral que son los Episodios nacionales va a retratar al pueblo español, algo muy importante para este autor.

¿Encuentra en el relato diferencias sensibles entre lo acaecido y lo novelado?

No, no se puede decir que exista un Trafalgar de la Historia y otro de la literatura. Galdós es como un reportero que hace entrevistas. Una persona le cuenta la muerte de Churruca y otra le cuenta otro relato. Es decir, que es como un periodista de hoy en día que acude a los sitios con su micrófono y grabadora captando la realidad, los hechos. Él se basa en unas fuentes históricas muy cercanas y va a tener un conocimiento muy directo de lo que pasó en Trafalgar. No se produce esa dicotomía entre literatura e Historia, que se da a veces, porque ambas están unidas. Galdós cuenta lo que ocurrió en Trafalgar, pero de un modo ameno. La amenidad es fundamental en este escritor. Se decía que, si se perdían todos los libros de Historia del siglo XIX, no se habría perdido nada, porque Galdós ha hecho más que muchos historiadores para dar a conocer la historia de nuestro país.

¿Cuáles considera que han sido las fuentes más valiosas de su investigación?

He cotejado unas diez ediciones críticas y he accedido a los textos originales. La labor de un filólogo es poner en cuestión cada palabra, pero siempre con total respeto al autor al que se le hace la crítica, y más a Galdós, el mejor literato español de todos los tiempos. 

Los filólogos somos investigadores. Para mí también es importante la intuición personal y ver qué haría Galdós para que la gente lo entendiera mejor. La portada del libro es la misma que el autor eligió para su edición ilustrada. Creo que esto es muy importante, teniendo en cuenta que estamos en el bienio galdosiano. Mi edición ha sido calificada como la del centenario de Galdós. Pienso que está muy bien redactada, con 300 notas a pie de página, fotografías tomadas por mí en el Museo naval de Madrid en las que aparecen los personajes que tomaron parte en Trafalgar, como Churruca y otros. Creo que es bastante completa.

La trama protagonizada por un personaje de ficción, Gabriel Araceli, ¿radiografía fielmente la textura social y política contemporáneas de aquella batalla desastrosa?    

Sí. Gabriel Araceli es el elemento del que se sirve Galdós para hilvanar Trafalgar y el resto de la primera serie de los Episodios nacionales. Trafalgar se puede calificar de una novela de aprendizaje. Gabriel Araceli es un pícaro que evoluciona hacia un hombre de bien. Galdós elige los nombres con un claro simbolismo. Gabriel es el nombre del ángel que Dios envía para anunciar a María el nacimiento de Jesús. De este modo, Gabriel anunciará un nuevo tiempo. Trafalgar comienza con un desastre, pero deriva hacia unan nueva España. Acaba lo antiguo y empieza lo nuevo.

¿Cómo valora su edición la personalidad de Churruca?

El ayuntamiento de Mutriku colaboró en la edición de este libro porque tienen claro que han entrado en la literatura universal gracias a Galdós y a Churruca. En muchos ayuntamientos no hay conciencia para valorar la Historia en su justa medida. Churruca fue el personaje más importante de Mutriku. Fue un cartógrafo, un ingeniero, un científico. Su familia construyó la iglesia de la localidad. Además, ahora se puede visitar el palacio en el que nació. 

¿Y la de su segundo en el mando, el capitán de fragata Francisco de Moyúa y Mazarredo, una de las novedades de su edición?

Es un personaje que entra en la Armada de la mano de tío José de Mazarredo, pero no es un niño de papá. Es un señor que realizará expediciones importantes y va a inventar un mecanismo para poner cañones en las lanchas de los navíos, lo que multiplica sustancialmente el poder artillero de la Armada. Estamos hablando de las lanchas cañoneras. Es un personaje olvidado que merece la pena descubrir. 

 
Qué, (Las Palmas) 25 de mayo 2019


Álvaro Ocáriz: “Galdós ha hecho más por nuestra memoria con sus ‘Episodios Nacionales’ que muchos historiadores”
Pepe Rodríguez   25 mayo, 2019

El investigador donostiarra desvela en su edición crítica de ‘Trafalgar’ la verdadera identidad de dos marinos vascos que fallecieron en la batalla naval.
 “He intentado relacionar el Trafalgar de la historia con el de la literatura”, apunta el autor, que defiende que “la labor del crítico es cuestionar cada palabra e investigar”

El escritor e investigador vasco José Andrés Álvaro Ocáriz aseguró en la Casa-Museo Pérez Galdós y en el marco del ciclo denominado ‘Hablando de Galdós’, que el autor canario con sus novelas “ha hecho más por nuestra memoria que muchos historiadores”.

Ocáriz presentó el jueves, día 23 de mayo, su nuevo libro en el que realiza un minucioso análisis de ‘Trafalgar’ que, publicada en 1873, fue la primera de las novelas que conforman los ‘Episodios Nacionales’ de Galdós. Álvaro Ocáriz ha completado “una  auténtica edición crítica” de la mencionada novela, desvelando en ella el nombre correcto de dos marinos, erróneamente escritos en la obra original: el guipuzcoano Francisco de Moyúa y Mazarredo (el segundo de Churruca), y el navarro José de Ezquerra y Guirior.

La directora de la Casa-Museo, María Victoria Galván, recordó que la conferencia de Ocáriz se incluye en el marco de las actividades del Bienio Galdosiano (desde 2018 a 2020, para conmemorar el 175 aniversario del nacimiento de Galdós y el centenario de su muerte), si bien avanzó que este ciclo de charlas o encuentros con investigadores que trabajan en distintos ámbitos en torno a la obra de Galdós continuará también después de 2020.

“Algo indescriptible”

José Andrés Álvaro Ocáriz confesó su emoción “por el hecho de poder hablar de Galdós en la misma casa que conoció los primeros años de su vida, y hablamos del mejor escritor español”. “Es”, apuntó, “algo indescriptible para mí”.

El autor señaló que en su libro también se recoge un amplio resumen de su biografía de Don Benito, y subrayó que “en este Bienio Galdosiano encontramos una excusa perfecta para redescubrir su obra y su vida”. También elogió el trabajo de Don Benito en sus Episodios Nacionales, “al recoger la historia de nuestro país durante cien años: ha hecho más por nuestra memoria que muchos historiadores”.

Álvaro Ocáriz recordó que Galdós, por ejemplo, descubrió en Santander al último superviviente de la batalla de Trafalgar. “Para escribir su ‘Trafalgar”, comentó, “se basó en varias fuentes históricas y literarias. Entre ellas podemos encontrar algunas influencias de Cervantes”. El investigador también identifica en la novela de Galdós similitudes con ‘El buscón’ de Quevedo.

También quiso remarcar que “este libro que presento aquí es mi pequeña aportación a las celebraciones del centenario de la muerte de Galdós, que será en 2020”. Sobre su edición crítica resaltó su esfuerzo para tratar de conseguir “un trabajo minucioso, con más de 300 notas a pie de página”. “He intentado”, comentó, “relacionar el Trafalgar de la historia con el de la literatura”. Eso sí, manifestó que “la labor del crítico es abrir la posibilidad de nuevas lineas de investigación sobre una obra, siempre desde la humildad, porque no se trata de enmendar la plana al escritor, ¡y menos a Galdós!”.

La misión del crítico

En esta línea, comentó que “lo primero que tiene que hacer el crítico es cuestionar cada palabra, investigar, y luego explicar cada término que podría no conocer el lector”. De este modo pudo descubrir que los nombres de dos de los marinos estaban incorrectamente escritos en la obra original de Galdós: Francisco de Moyúa y Mazarredo (el segundo de Churruca), y José de Ezquerra y Guirior, citados erróneamente como Moyna y Ezguerra.
Así, Álvaro Ocáriz pudo descubrir la trayectoria real de estos dos marinos vascos, que perdieron la vida en Trafalgar, su carrera en la marina y algunos detalles llamativos sobre su vida. En el caso de Moyúa, que reclamó sin éxito su ascenso a capitán de navío antes de la batalla en la que falleció, algo que obtuvo a título póstumo.

El autor explicó en su conferencia el proyecto Libro Solidario, de la Asociación Cultural Literatura y Sociedad, en la que participa. Una parte de la recaudación de los libros que edita esta entidad está destinada a proyectos de desarrollo en la República Dominicana.

Como escritor, Álvaro Ocáriz ha firmado una decena de libros, entre ellos ‘Antonio Tovar. El filólogo que encontró el idioma de la paz’ (2012), ‘Celaya esencial’ (2013), ‘Luis Mariano. Cien años’ (2014), ‘El Gran Capitán’ (2015), ‘El Madrid de Blas Otero’ (2016), ‘Sebastián Iradier. Si tu ventana llega a una paloma’ (2016) o ‘La flecha que me asignó Cupido’ (2017).







Diario Vasco, 11 de marzo de 2020

«Se sabe mucho sobre la muerte de Churruca, pero muy poco sobre su vida»
El escritor donostiarra José Andrés Álvaro Ocáriz actualiza la biografía del marino y héroe de Trafalgar que publicó su hermano Julián en 1806

BORJA OLAIZOLA SAN SEBASTIÁN.  El mutrikuarra Cosme Damián de Churruca y Elorza pasó a la historia como el héroe de la batalla de Trafalgar  (1805) después de morir por el impacto de una bala de cañón mientras el barco que capitaneaba hacía frente a seis naves enemigas. Su sacrificio, que luego fue inmortalizado por Benito Pérez Galdós en las páginas de ‘Trafalgar’, le convirtió en paradigma del héroe romántico y en una de las figuras de referencia de su tiempo.  

Pero Churruca fue bastante más que un nombre a pie de página en los libros de historia. Arquetipo del marino ilustrado, levantó mapas de remotas costas sin cartografiar, ideó soluciones de ingeniería naval gracias a sus conocimientos matemáticos y fue reconocido por el mismísimo Napoleón, entonces aliado de los españoles en su lucha contra los británicos, que le obsequió un sable y unas pistolas. El escritor donostiarra José Andrés Álvaro Ocáriz ha recuperado ahora la biografía sobre el marino que publicó en 1806 su hermano Julián y ha adaptado su lenguaje a los tiempos actuales. «Se sabe mucho sobre la muerte de Churruca, pero muy poco sobre su vida», apunta Álvaro Ocáriz, que presentará su nueva obra el día 24 en el Aquarium de San Sebastián. 

La nueva publicación simplifica el título original de la biografía. Del profuso ‘Elogio histórico del brigadier de la Real Armada Don Cosme Damián de Churruca y Elorza, que murió en el combate de Trafalgar en 21 de octubre de 1805, escrito por el amigo más confidente que tuvo’ se ha pasado al más escueto ‘Churruca. Elogio histórico’. «Es un título que está más en consonancia con nuestros tiempos», comenta el escritor donostiarra, que ha aplicado a las páginas de la biografía un tratamiento similar. «He tratado sobre todo de hacer amena su lectura a una persona de nuestro siglo. La prosa del romanticismo es muy alambicada y se hace difícil de entender. Se han sustituido las palabras que ya no se emplean o que se utilizan con otro significado. Respecto a la sintaxis, he intentado simplificarla para que la construcción de las frases no sea un obstáculo a la hora de entender el texto. Simplificando la expresión es más fácil acceder al texto y hacer que la lectura sea amena». 

La vida del marino mutrikuarra  fue cualquier cosa menos aburrida. «A Churruca se le conoce sobre todo por su participación en la batalla de Trafalgar, pero en realidad su vida fue apasionante, casi como una película de aventuras», apunta Álvaro Ocáriz. La recuperación de la biografía que escribió el hermano del marino – «el amigo más confidente que tuvo», como reza su título original– tiene también mucho que ver con la voluntad de reivindicar una figura que no tiene demasiado reconocimiento en nuestros días. «Mi intención es recordar a Churruca, que aunque forma parte de ese grupo de personajes históricos que no necesitan ser presentados, siempre viene bien recordarlos y aportar datos que puedan ser desconocidos». 

Expediciones científicas 

 Nadie tan acreditado como Julián de Churruca para narrar la trayectoria vital de su hermano Cosme. Una vida que comenzó en Mutriku el 27 de septiembre de 1761 en el seno de una familia acomodada, ya que su padre Francisco fue el primer alcalde que tuvo la localidad. Séptimo de diez hermanos, inició primero en Bergara y luego en Burgos una carrera destinada a llevarle al sacerdocio que interrumpió cuando descubrió su vocación marinera. Con 15 años se enroló en la Compañía de Guardia Marinas de El Ferrol y no tardó en destacar por su talento y capacidad de trabajo. En 1781 participó en su primera acción de guerra: un asedio para intentar recuperar Gibraltar de manos de los británicos que se saldó con un fracaso. En 1788 participó en una expedición científica en el Estrecho de Magallanes y se reveló como un extraordinario cartógrafo. Cuatro años más tarde volvió a embarcarse al frente de otra misión que realizó estudios hidrográficos para la reforma de un atlas marino de la América septentrional. A su vuelta al cabo de dos años recibió el título de capitán de navío. Su inquietud por introducir mejoras en lo navíos y su formación enciclopédica hicieron de él una de las figuras de mayor prestigio de la Armada. En 1799 fue llamado a Brest por Napoleón, que preparaba una operación para aislar por mar a Inglaterra con ayuda de la flota española. De regreso a España, escribió un tratado para perfeccionar las técnicas de la artillería de la Marina y solicitó el mando del buque ‘San Juan de Nepomucemo’. Fue en ese navío donde vivió sus últimas horas cuando una flota británica cercó a una treintena de barcos hispano-franceses en octubre de 1805 cerca del cabo gaditano de Trafalgar. Los británicos, que querían hacerse con el control del Estrecho, derrotaron a sus contrincantes guiados por la batuta de Nelson, que también falleció en la batalla. 

Fotografías, mapas y notas a pie de página 

José Andrés Álvaro Ocáriz no se ha limitado a actualizar el texto de la biografía sobre Churruca que escribió su hermano Julián. También ha introducido en sus 85 páginas fotografías y algunos de los mapas que el marino trazó a lo largo de sus expediciones científicas. «Además, he añadido unas cincuenta notas a pie de página con el objeto de explicar el contexto histórico en el que se desarrolla su vida», puntualiza el escritor donostiarra, que ya estaba familiarizado con la figura de Churruca después de haber publicado hace un par de años una edición actualizada del ‘Trafalgar’ de Benito Pérez Galdós que corregía los nombres de algunos de los personajes de la novela del escritor canario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario