Transcribo lo aparecido en el diario EL PAÍS y una entrevista que le hicieron en ese mismo medio el año 1997
Dios la ha llamado para que el cielo sea un sitio más alegre si cabe
La actriz Lina Morgan,
conocida especialmente por su faceta cómica, ha fallecido en su domicilio del
madrileño barrio de Salamanca a los 78 años después de varios meses de
enfermedad, que la mantuvieron internada en un hospital, del que salió el año
pasado. La capilla ardiente se ha instalado este jueves a las 16.30 en el
Teatro de La Latina de Madrid, donde tantos éxitos cosechó. Lina Morgan
abarrotó teatros y salas de cine, logró el máximo de espectadores en televisión
y fue una estrella en el mundo del espectáculo popular español.
Nacida en Madrid en 1937, en el seno de
una familia modesta, su padre, un oficial de sastrería, la hizo trabajar de
niña ayudando a coser uniformes militares. Fue la etapa de la posguerra que
ella prefería no recordar. Su ilusión infantil era la de ser
"artista", y especialmente en el teatro La Latina, muy cercano a la casa
en la que había nacido. Así lo recuerda una placa que es frecuente ver
fotografiada por los transeúntes.
La niña consiguió con rapidez subir a un
escenario. A los 13 años entró a formar parte de la compañía infantil Los
chavalillos de España, y a los 16 fue contratada en la compañía de revistas de
Matías Colsada, precisamente en La Latina. Para ello, la joven tuvo que
falsificar su fecha de nacimiento, al ser aún menor de edad, circunstancia que
aprovechó para cambiar también su auténtico nombre, María de los Ángeles López
Segovia, por el más sonoro de Lina Morgan. A pesar de su corta estatura,
inadecuada para la revista, su ascenso fue imparable, no como vedette sino como actriz cómica.
Vinculada profesionalmente al hilarante
Juanito Navarro, una pareja en la que interpretaban casi siempre a un padre y
su hija, se posicionó con fuerza en el mundo del espectáculo formando pocos
años después su propia compañía. Muy popular en programas de televisión, atrajo
fácilmente la atención del público. Seguramente estuvo influida por la
argentina Nini Marshall, que hizo popular el personaje Cándida, una criada
española con la que la caricatura alcanzó puro disparate. Lina Morgan se
contoneaba como ella de forma estrambótica, torcía las piernas de manera
asombrosa, dada cabriolas inesperadas cuando bailaba o hacía muecas de
auténtica payasa, mientras sus personajes fingían ser ingenuos, siendo en
realidad avispados y astutos. La mayoría de ellas, eso sí, sufrían grandes
dificultades para las relaciones amorosas. Era el patito feo.
Sus trabajos en el cine se fueron
pareciendo paulatinamente a los que hacía en teatro. Apareció por primera vez
en 1962 en Vampiresas
1930, y tras otras intervenciones breves
logró ser la protagonista de Soltera y madre en la vida (1969), a cuyo éxito siguieron en los años setenta La tonta del bote, La graduada, La
descarriada, La llamaban la madrina, Los pecados de una chica casi
decente… Entre ellas destacan dos melodramas
curiosos: Una
pareja… distinta, en la que interpretaba a una mujer
barbuda, e Imposible
para una solterona, en la que daba vida a una infeliz
mujer gorda. Fueron dos películas sin éxito: el público prefería que hiciera
reír.
Mientras tanto, Lina Morgan había
alcanzado el viejo sueño de ser la propietaria del para ella mítico teatro La
Latina, en el que durante años fue la única estrella. Fue su dueña entre
1983 y 2010. Aún conservaba allí su despacho y su palco. A pesar de ciertos
altibajos, mantuvo en cartel cada obra varias temporadas: El cuento de la lechera, Pura
metalúrgica, La Marina te llama, ¡Vaya par de
gemelas!, ¡Sí, al amor!, El último tranvía… Se despidió de la escena en 1993 con Celeste... no es un color tras haber sufrido un desprendimiento de retina que
sin embargo no le impidió regresar a los escenarios. Fue más decisivo para su
retirada el fallecimiento de su hermano José Luis López, su amigo, productor y manager, una ausencia que Lina no supo superar. Dejó por tanto
de oírse en La Latina la canción con la que una y otra vez comenzaba sus
espectáculos: "Agradecida y emocionada solamente puedo decir: gracias por
venir…".
"Algunos intelectuales dicen que mi trabajo no tiene importancia"
El regreso de Lina Morgan a TVE-1
con los nuevos episodios de Hostal Royal Manzanares ha sido, como en
temporadas anteriores, un éxito. El capítulo del jueves pasado, día del
estreno, que contaba cómo Reme tenía que suspender sus planes de boda, fue
seguido por un nada desdeñable número de televidentes: 5.900.000 (36,3% de cuota
de pantalla). El triunfo de la cómica madrileña es evidente. A estas alturas
hay pocas cosas que los críticos no hayan dicho. de esta mujer de 60 años. Unos
la califican de fenómeno social; otros, de mojigata. "Incluso, algunos
intelectuales dicen que mi trabajo no tiene interés", afirma la actriz.
Ella resta importancia a todas estas afirmaciones porque sabe que su público la
quiere así, en papeles cómicos, humanitarios y muchas veces sensibleros. Sin
embargo, ahora, "el cuerpo, me pide un papel dramático"
.Pregunta. ¿No es
un poco madura para casarse, aunque al final se suspendiera la boda, y, además,
con alguien mucho más joven?
Respuesta. La
verdad es que me divierte porque personajes como el de Reme, digan lo que
digan, todavía quedan muchos. Incluso, hay personas mucho más jóvenes que no se
aventuran a tener relaciones sexuales sin casarse. Pero la vida de esta mujer
no tiene nada que ver con la mía. Yo no soy de pueblo, soy madrileña, nunca he
tenido gallinas en mi casa, no me he casado porque no he querido y, además,
oye, para un roto...
P. ¿No está
cansada de hacer siempre comedia?
R. La verdad es
que sigo haciendo lo mismo porque siempre se me han negado el pan y la sal,
quiero decir que nunca me han ofrecido otra cosa. Me encantaría poder hacer un buen
papel dramático, aunque sólo fuera, y sin querer ser vanidosa, por triunfar y
volver a seguir haciendo lo que he hecho toda mi vida. Es una espinita que
tengo clavada, pero también sé que el público me quiere ver en los mismos
papeles.
P. ¿Su vida también
es de comedia?
R. Mi vida la he
llevado siempre con bastante sentido del humor, lo que ocurre es que después de
perder a mi hermano la vida la veo de otro color, tanto en lo bueno como en lo
malo. Físicamente estoy recuperada, pero no moralmente, me acuerdo siempre de
él.
P. ¿Qué le parece
estar compitiendo con la serie que protagoniza El Fary?
R. El Fary es un
tío estupendo y un gran amigo mío, para mí él no es la competencia. El problema
de esta absurda guerra por la audiencia es que está creando rivalidad entre
actores que habitualmente siempre han sido amigos. No es nuestro caso; además,
el resto de cadenas también emiten programas para quitarnos audiencia. Nosotros
lo único que pretendemos es entretener, y conseguirlo con cinco, seis o siete
millones de espectadores ya me parece una barbaridad.
P. Algunos
críticos dicen de usted que es un fenómeno sociológico y otros que es una
mojigata y que lo que usted hace es lo fácil, lo cómodo.
R. Lo difícil es
hacer las cosas bien, sea comedia, ópera, drama o zarzuela, me da igual,
excepto algunos intelectuales que dicen: 'Lo que hace Lina no tiene ninguna
importancia'. Sin que sea falsa modestia, creo que conseguir arrancarle la risa
al espectador es tan importante como difícil, sobre todo hoy en día que parece
que todo el mundo está cabreado todo el rato.
P. De no. haber
sido Lina Morgan, ¿qué actriz o actor le hubiera gustado ser?
R. Shirley
MacLaine, y si hubiera sido hombre, Al Pacino, trabajaría con él hasta para
aguantarle una vela.
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