jueves, 25 de septiembre de 2025

Claudia Cardinale

 Como homenaje a Claudia Cardinale, incluyo el artículo de Manuel Román que ha aparecido en Libertad Digital:

 



Claudia Cardinale, la leyenda del cine italiano que rechazó a Alain Delon y a Marlon Brando

 Trabajó con los directores y los actores más importantes del momento. Apareció en la portada del álbum de Bob Dylan "Blonde On blonde".

Trabajó con los directores y los actores más importantes del momento. Apareció en la portada del álbum de Bob Dylan "Blonde On blonde".

Tenía una belleza sensual, una anatomía espectacular, y una peculiar voz ronca, razón por la que doblaron sus películas, hasta que llegó Federico Fellini, convirtiéndola en su musa y rompiendo esa costumbre. Claudia Cardinale es una de las ya pocas leyendas del cine italiano (vive afortunadamente Sofía Loren, nonagenaria). Su desaparición acaba de suceder, cuando ya llevaba un decenio alejada de los estudios cinematográficos, en su residencia de París, cumplidos los ochenta y siete años. Con una vida intensa en la pantalla y fuera de ella: era acosada por muchos hombres aunque sólo estuvo enamorada de uno.

Claude Josephine Cardin había nacido el 15 de abril de 1938 en La Goulette, Túnez, de padre siciliano y madre francesa, cuando este país era un protectorado de Francia. Era entonces francesa e italiana. Conforme la adolescente se iba transformando en lo que en España se conoce, coloquialmente, como "una mujer de bandera", llamó la atención del jurado de Miss Túnez 1957, recayendo en Claudia ese galardón.

Un grave incidente la sumió, cuando aún no había cumplido los dieciocho años, en un lamentable estado, tras ser violada por un adulto, desconocido. Siniestro episodio de su vida que jamás pudo olvidar: la marcó para siempre. Porque no sólo sufrió lo indecible con el suceso, sino que nueve meses más tarde tuvo un hijo: no quiso abortar. Lo tuvo en una clínica de Londres. Le impusieron el nombre de Patrizio, aunque también se le conoció como Patrick. A quien ocultó ser su madre cuando ya alcanzó el uso de razón, diciéndole Claudia que era su hermana mayor. Con ese misterio transcurrió mucho tiempo hasta que reveló la verdad, en 1985, coincidiendo con la publicación de su autobiografía: "Yo Claudia, tú Claudia".

Aquel título de belleza conseguido en Túnez a Claudia le sirvió para trasladarse a Roma e iniciar su carrera en el cine, donde competiría, tras sus primeros intrascendentes papeles, como en Rufufú, nada menos que con tres bellezas imponentes: Sofía Loren, Gina Lollobrígida y Virna Lisi.

Quien se convirtió en una especie de Pigmalión fue el productor Franco Cristaldi, que le proporcionó paulatinamente películas hasta llevarla a lo más alto del cinema italiano. En el plano íntimo, se enamoró de Claudia hasta contraer matrimonio en 1966. No tuvo inconveniente Franco en adoptar a Patrick como hijo propio, tras la confesión que le hizo ella de aquella dramática violación del pasado. Al margen de cuanto, insistimos, hizo él por elevarla a diva de la pantalla, acabaron mal nueve años después de su boda, separándose en 1975. Circularon rumores de que fue una decisión de ella, tal vez engañada por alguna infidelidad o por otras razones. El caso es que desde entonces, Cristaldi hizo lo posible por vengarse, denigrarla públicamente, tratando de hundirla para siempre como estrella cinematográfica. Y eso no lo consiguió porque Claudia Cardinale ya había volado muy alto.

La filmografía

La filmografía de Claudia es amplia, superando un centenar de títulos, de los que apuntamos los más sobresalientes, bien por su calidad o por ser taquilleros. Puede que el más relevante fuera El Gattopardo, de 1963, con un reparto encabezado por Burt Lancaster. El galán era Alain Delon, al que ya conocía cuando rodaron Rocco y sus hermanos con el mismo director: Luchino Visconti. Se decía que entre el genio italiano y el guapísimo actor francés existía una relación que sobrepasaba la puramente profesional. Claudia contó lo que sigue:

"Tenían una relación cercana y en cierto modo ambigua, y el director animaba a Alain para que me cortejara, seguro de que caería en sus brazos. Visconti me pidió que le diera un beso en francés, o sea que con la lengua. Y nunca acepté". Fue luego inútil, para complacer a Luchino, tratara de conquistarla, porque ella lo rechazó sin contemplaciones, aunque fingiera desde entonces ser amiga suya. Consciente de que era un símbolo sexual y tras cada día, "al terminar el rodaje, yo contemplaba la fila de mujeres dispuestas a vender su alma por pasar una noche con él".

 

Hubo, por cierto, otros actores afamados que trataron de encamarse con ella. Uno fue Marlon Brando, que estando en Roma en 1967 hizo todo lo posible porque lo acompañara a su "suite", sin lograr tamaño propósito. Mucho más tarde, ella diría estar arrepentida por no haber caído en los brazos del protagonista de El padrino.

"Mastroianni también lo intentó – recordaría Claudia – cuando rodamos Ocho y medio con Fellini, mas nunca caí en esa tentación. ¿Alberto Sordi? Simplemente me divertí muchísimo a su lado cuando nos marchamos a Australia a hacer una película juntos. En verdad, por muchos hombres que me pretendieron sólo hubo uno del que estuve enamorada, el único: el director Pasquale Squitieri". Pero no se casaron y fueron pareja desde 1975, acabado su entonces ya desgraciado matrimonio, hasta 2003. Fueron padres de una niña, Claudia. Que no hubiera enlace entre ellos sin duda fue porque Pasquale ya tenía esposa y tres hijos y por las razones que existieran no llegaron a legalizar su relación.

Prosiguiendo recuerdos de sus mejores filmes, citamos El fabuloso mundo del circo que se rodó en Madrid con un excepcional protagonista: John Wayne. Las escenas tuvieron lugar en el parque del Retiro. Los productores consiguieron permiso de las autoridades para que el estanque fuera totalmente vaciado. Y ya encima fue donde se instaló la zona circense. Aquello acaeció en 1964.

La chica de la maleta fue otra interesante cinta en la que participó Claudia. Y en 1978, cuando su nombre ya iba un tanto desvaneciéndose de los grandes repartos, intervino en Fitzcarraldo, de Werner Herzog. Si no por el éxito, pues la crítica no la consideró en general de su agrado, citamos Las petroleras, otra película que Claudia Cardinale hizo muy gustosa, porque compartió protagonismo con su admirada Brigitte Bardot. La prensa de la época, 1971, jugó con sus iniciales abreviadas, así: B.B enfrentada a C.C. Todo ello porque en una de las secuencias se peleaban con auténtica furia. Las petroleras se filmó en Almería en la mayoría de las secuencias.

En la llamada "Capital española del cine", sobre todo del género western, estuvo Claudia Cardinale en otra ocasión, año 1968, para rodar Hasta que llegó su hora, a las órdenes de Sergio Leone, en el personaje de una prostituta que abandona un hotel supuestamente de Nueva Orleans, acabando como una heroína del matriarcado norteamericano. Allí, en Almería, confesó sentirse muy contenta. Tuvo un simpático y generoso gesto: aceptó presidir una de las mesas petitorias en una jornada a favor de la lucha contra el cáncer.

Si con Brigitte nunca tuvo problemas, aun siendo una conflictiva mujer, sobre todo con los periodistas (doy fe porque estuve con ella y sólo entrecrucé un par de frases, mientras me decía que si no la dejaba en paz se iba de Marbella), en cambio Claudia confesó que Mónica Vitti era casi una enemiga "porque no aceptaba que ninguna otra actriz, como yo, le hiciera sombra".

Hubo una temporada en la que Claudia Cardinale se cansó de trabajar en el cine europeo, donde se la trataba casi siempre como un "sex-symbol" dejando de lado el talento del que ella hizo gala.

En Hollywood no tuvo éxito

Intentó abrirse camino en Hollywood, pero la experiencia no le fue del todo afortunada. Culpa de ello es que no hablaba inglés y si lo intentó no fue suficiente para que en Hollywood la tuvieran en cuenta. Entre las películas que rodó allí estaba una de las secuelas de La pantera rosa, con un siempre elegante y displicente David Niven, quien tras conocerla, la piropeó del siguiente modo": "Después del descubrimiento de los espaguetis, tú eres la mayor invención italiana".

A título anecdótico, la notoriedad de Claudia Cardinale traspasó su profesión de actriz, al aparecer fotografiada en la portada del álbum de Bob Dylan "Blonde On blonde". Al cabo de cierto tiempo, esa imagen se retiró del disco. Imaginamos tras la oportuna acción judicial de un abogado de C.C. Y es que Claudia Cardinale tenía ya ganado un indiscutible prestigio obtenido tras ser dirigida por los más destacados realizadores: aparte del ya citado Fellini y Visconti, Bolognini, Zurlini, Monicelli y tantos otros.

Las últimas películas de C.C. ya fueron en los primeros años del nuevo siglo XXI. Una de ellas, fechada en 2012, por Fernando Trueba, El artista y la modelo. Y otras: La isla del perdón y Todos los caminos conducen a Roma. Ya en ese decenio, retirada por completo de su actividad, la vi en el madrileño Retiro firmando ejemplares de uno de sus libros. Su rostro evidenciaba el inexorable paso del tiempo pero todavía vislumbré el brillo de su mirada y la amplia sonrisa que tantas veces iluminó la pantalla.

Ha muerto en París, donde vivía en los últimos años. Aunque adoraba Roma y tuvo el privilegio de tener una lujosa vivienda en la histórica Vía Appia, prefería residir en la capital francesa donde, aun siendo aún recordada, gozaba de mayor intimidad. Sus dos hijos (Patrick, arquitecto y Claudia dedicada al mundo del cine) estuvieron junto a ella antes de expirar. Cabe añadir que aparte de su legado cinematográfico tuvo una actividad reivindicativa apoyando los derechos de la mujer y de los homosexuales.

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