Hoy ha fallecido Mario Vargas Llosa. En homenaje a este gran escritor, vayan estos dos artículos publicados por el diario LA RAZÓN:
https://www.larazon.es/cultura/literatura/mario-vargas-llosa-forma-novela_2025041467fcb305fa7e170001bf6ce8.html
Mario Vargas
Llosa: la forma de la novela
El autor cultivó a un narrador que podía
ser invisible, con estructura abierta y una mirada potente
- Diego Gándara
Creada: 14.04.2025 09:02
No resulta fácil escoger, dentro de la obra de Mario Vargas Llosa, una obra que es esencialmente novelística a
pesar de haber escrito, el escritor peruano, ensayos y columnas y algunos
cuentos, sus novelas más importantes o que constituyan el núcleo de su
novelística, aunque una respuesta más o menos apresurada podría resumir su «corpus» en sus tres primeras novelas («La ciudad y los perros», «La casa verde» y «Conversación en
La Catedral») y a las que podrían sumarse, de manera arbitraria, «La guerra del
fin del mundo», «La tía Julia y el escribidor», «Pantaleón y las visitadoras»,
«Elogio de la madrastra», «Los cuadernos de don Rigoberto» y «La fiesta del
chivo», publicada en 2000 y que sería su última gran novela.
Más allá de todo, no todos los críticos han sido unánimes a la
hora de diseccionar la obra novelística de Mario Vargas Llosa y escoger sus
mejores obras. Hubo quienes, por ejemplo, intentaron dividirla en bloques, y
hubo quienes que, por el contrario, prefirieron
analizar el derrotero creativo del escritor peruano según una lógica
cronológica, sospechosamente evolutiva, a veces unida a sus vaivenes y sus
ideas y sus vueltas con su pensamiento político.
Así, mientras que los
primeros dividieron sus novelas en bloques (en uno estarían sus tres primeras
novelas, en otro las novelas de corte más bien autobiográfico y humorístico y,
en uno más, las novelas marcadas por el tono político y la crítica social, desde
la ficción, de las tendencias populistas de América Latina) los segundos
hicieron hincapié en su desarrollo creativo como novelista pero también en su
deceso, cuya fecha coincide con la publicación de «La guerra del fin del mundo»
a comienzos de la década de 1980.
ea como fuere, lo cierto es que todos han coincidido en una cosa.
En que Mario Vargas Llosa, desde su primera novela, «La ciudad y los perros»,
no sólo cambió el panorama de la novelística latinoamericana, sino
hispanoamericana. Porque ningún escritor, y un escritor joven, además, hasta
entonces se animado a a combinar, en un género tan afín y a la tradición española
como lo es la novela, la tradición
realista, francesa, de Flaubert, con la tradición americana, del sur de Estados
Unidos, de William Faulkner y su mundo imaginario y alocado.
Aunque tenía sólo
veinticuatro años cuando se publicó la novela, Mario Vargas Llosa, en todo
caso, ya era un escritor en ciernes. Había dado muestras de su incipiente
talento como autor de relatos publicados en periódicos de Perú y había tenido
una vida algo furtiva en París, adonde viajado gracias a una beca, y en Madrid,
donde también había pasado una temporada antes de regresar a París y escribir,
de manera disciplinada, una novela sobre sus años en un liceo militar de Lima y
que no sólo lo consagraría como un escritor esencial, sino que, además, con la
concesión del Premio Biblioteca Breve en 1962, abriría las puertas de aquello
que se conoció como el Boom de la
literatura latinoamericana.
¿Por qué? Porque algo, en el fondo, había
cambiado. Con «La ciudad y los perros», Vargas Llosa introdujo en la narrativa
latinoamericana la presencia de un narrador al estilo de Flaubert, un narrador
que, como señaló, «podía ser invisible, desaparecer y ser una visión del mundo
con ojos que miraban la escena y que no ejercía ninguna coacción sobre el
personaje” y, al mismo tiempo, una estructura abierta, con variados recursos,
con voces múltiples que, también, ofrecían una mirada colorida y potente del
mundo y de la historia que se pretendía contar.
Una obra monumental
Lejos, sin embargo, de quedarse en
fórmulas repetidas, Vargas Llosa redobló la apuesta en su siguiente novela con
una trama en la que no sólo confluyen diversas voces, sino además diversas
historias que se entrecruzan, se nutren las unas a las otras y se
complementan. El resultado fue «La casa verde», publicada en 1966 y
que terminó de consagrarlo como un novelista esencial con premios como el
Rómulo Gallegos de 1967, el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana de ese
mismo año y el Premio Nacional de Cultura del Perú.
Tres años después, no obstante, publicó, según todos los críticos,
su mejor novela o, en todo caso, como dijo Mario Vargas Llosa más de una vez,
la única novela, de todas las que ha escrito, que salvaría del fuego:
«Conversación en La Catedral», una obra monumental, insuperable, que recrea la
vida en Lima durante el «ochenio» dictatorial del general Manuel A. Odría a
través de Zavalita y el zambo Ambrosio, que mientras conversan en un bar
llamado La Catedral insuflan de vida una atmósfera social que, poco a poco, se
convierte en violencia y frustración.
Pero la década de los
años setenta, quizás en coincidencia con sus virajes políticos y el lento
declive del viejo Boom, encontró a Vargas Llosa en busca de nuevas formas y de
nuevos temas para su obra. Un período en el que el autor peruano se desencantó
por cuestiones que tenían que ver más con el juego con los géneros y con un
tono humorístico que con sus preocupaciones de la década anterior. «Pantaleón y
las visitadoras», publicada en 1973), y «La tía Julia y el escribidor», de
1977, en la que recrea una historia de amor propia con su tía y que terminó a
comienzos de 1981 con su sexta novela, «La guerra del fin del mundo», una obra
que, a diferencias de la anteriores, no transcurre en el Perú sino en el
Brasil.
Sexta novela de Mario Vargas Llosa, en
ella recreó literariamente la guerra de Canudos, un hecho histórico ocurrido en
1897 y en el que se movilizaron hacia el nordeste brasileño más de
10.000 soldados, una zona azotada por sequías y plagas, donde los
terratenientes han tenido tradicionalmente el poder, en una narración
apocalíptica, pues se acerca el cambio de siglo y el posible fin del mundo. La
novela desarrolla la narración de este conflicto desde su inicio hasta su
dramático fina
Aun así, fuera de esta
novela, los años ochenta no serían los más interesantes de Vargas Llosa como
novelista porque Vargas Llosa se convierte, más que un escritor de ficción, en
un actor político, aunque publica novelas como «Historia de Mayta», «¿Quién
mató a Palomino Molero?», «El hablador» y «Elogio de la madrastra», una serie
de novelas algo menores y que serían opacadas por la candidatura a la
presidencia del Perú en 1990 y en cuyas elecciones fue derrotado.
A partir de entonces, Vargas Llosa, que obtuvo la nacionalidad
española, además de ser un escritor político, se convirtió, al recibir el
Premio Planeta en 1993 por la novela «Lituma en los Andes», en un escritor
arropado también por el mercado y por la academia, pues al año siguiente no
sólo fue nombrado miembro de la Real Academia Española, sino que le fue
otorgado, además, el Premio Miguel de Cervantes, lo que significó que su obra
se tradujera a más de treinta idiomas.
Sea como fuere, lo
cierto es que, más allá de «Los cuadernos de don Rigoberto», la última gran
novela de Mario Vargas Llosa fue «La fiesta del Chivo», una novela que sigue la
línea trazada por novelas como «El señor Presidente» de Miguel Ángel Asturias,
«Yo el Supremo» de Augusto Roa Bastos o «El General en su laberinto» de Gabriel
García Márquez y que devolvió a Mario Vargas Llosa a la frescura narrativa y
estilística y de aquellos años del Boom al dar voz al general Trujillo, amo y
señor de la República Dominicana y apodado el Chivo. Una novela impecable y
perfecta que, no obstante, resultó ser el canto de cisne del escritor peruano.
Porque a partir de entonces, Mario Vargas Llosa,
futuro premio Nobel de Literatura y comidilla de la prensa rosa, sólo publicó
novelas menores como «El paraíso en la otra esquina», «Travesuras de la niña
mala» o «Cinco esquinas». Novelas que, a pesar de su levedad, no podrán, sin
embargo, ocultar la profundidad de sus novelas esenciales, únicas, mayores.
Los 5 libros
imprescindibles de Mario Vargas Llosa
El autor ha fallecido a los 89 años en
Lima, Perú, dejando tras de sí una bibliografía de gran peso en la literatura
contemporánea
Madrid Creada: 14.04.2025
09:45
Al fallecer un gigante de las letras
resuenan por cada rincón su potente legado. El de Mario
Vargas Llosa no es para menos. Cultivó una gran
bibliografía, compuesta por títulos que han servido de referencia mundial para
numerosos escritores, y que seguro seguirá siendo influencia en un futuro. El
prodigioso autor ha fallecido este domingo a los 89 años en Lima, Perú, junto a
su familia. Una partida que deja huérfano al mundo de las letras, y que deja
tras de sí un legado literario inconformista, realista y profundamente
emocional. Si bien el escritor tiene una obra extensa y diversa, se pueden
señalar cinco de sus libros como los considerados imprescindibles tanto por
parte de crítica como de su público, así como teniendo en cuenta su peso en la
literatura hispanoamericana. A continuación, sus títulos.
"La ciudad y los perros", 1963
Fue su primera novela, ganadora del
Premio Biblioteca Breve, y su importancia es trascendental. Con ella el
autor abrió un nuevo capítulo en la historia de la narrativa latinoamericana,
dando inicio al icónico "boom" de escritores. La obra no sólo se
trata de un ataque contra la crueldad ejercida a un grupo de jóvenes alumnos,
sino también una crítica hacia el concepto erróneo de virilidad, sus funciones
y las consecuencias de una educación malentendida.
"La casa verde", 1966
El autor peruano alcanzó con esta segunda
novela la consagración de su nombre como uno de los más grandes de las letras
contemporáneas. Narra una historia dividida en dos lugares: Piura, el desierto
del litoral peruano, y Santa María de Nieva, una factoría y misión
religiosa perdida en el Amazonas. Una obra "maravillosa",
según definió Cortázar, y que recibió el Premio de la Crítica.
"Conversación en La Catedral",
1969
Creada entre París, Lima, Washington o
Londres, se trata de una novela imprescindible a la hora de hablar de
literatura universal actual. Zavalita y el zambo Ambrosio conversan en La
Catedral. La trama se sitúa en Perúk, durante el "ochenio"
dictatorial del general Manuel A. Odría. Unas cervezas y un río de
palabras en libertad tratan de responder a la palabra amordazada por
la dictadura. Una novela histórica que radiografía la frustración de la
sociedad peruana bajo la presión del poder totalitario.
"La tía Julia y el escribidor",
1977
El Premio Nobel de Literatura creó en
estas páginas una exquisita sátira de literatura rosa y de la novela popular
que tanto éxito ha cultivado en los países de habla hispana. Cuestiona la
hipocresía, el racismo y el clasismo a través de una doble historia:
por un lado, la relación amorosa de un joven escritor con una mujer de su
familia mayor que él; y por otro, la desaforada presencia del folletinista
Pedro Camacho en la misma emisora de radio donde el escritor trabaja.
"La fiesta del Chivo", 2000
Esta novela se desarrolla en República
Dominicana y se centra en el asesinato del dictador Rafael Trujillo, tanto a
través de su planificación como de su ejecución. Fue tildada por la crítica
como una de las mejores novelas de las últimas décadas, y con
ella Vargas Llosa mostró que la política puede consistir en abrirse camino
entre cadáveres, y que un ser inocente puede llegar a ser un regalo truculento.
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