Teniendo en cuenta que estamos en el centenario de Galdós y que, lamentablemente, han sido pocos los actos que se han podido llevar a cabo, quiero realizar una oferta.
Si alguien desea ambos ejemplares, se los puedo enviar por 25 euros (gastos de envío incluidos) Es una oferta que durará sólo hasta septiembre o hasta el fin de existencias.
Las personas que estén interesadas, pueden escribirme al correo desireediciones@yahoo.es.
Reseña
del libro en la Revista de Historia Naval 141, pp.137-138
PÉREZ GALDÓS, Benito: Trafalgar
(ed. de José Andrés ÁLVARO OCÁRIZ). Desiréediciones (ISBN 9781973569749), 2018, 220 páginas.
Plausible aportación al
acervo galdosiano es esta edición crítica de Trafalgar, el conocido
«episodio nacional» de don Benito, cuyo editor, José Andrés Álvaro Ocáriz,
enriquece notablemente la información histórica proporcionada por la novela.
El libro se divide en
tres partes. En la primera, el editor nos presenta la obra y traza una
semblanza de Benito Pérez Galdós, nacido el 10 de mayo de 1843 y fallecido el 4
de enero de 1920, analizando con especial énfasis las 46 novelas que se agrupan
en los Episodios nacionales. Escrita entre 1873 y 1912, esta colección
se compone de cinco series. El marco cronológico de la primera se extiende
desde el reinado de Carlos IV hasta la Guerra de la Independencia; el de la
segunda, desde el regreso de Fernando VII hasta la «década ominosa», y el de la
tercera, desde la primera guerra carlista hasta la boda de Isabel II con
Francisco de Asís de Borbón. El trasfondo histórico de la
cuarta es el reinado
isabelino, y el de la quinta, en fin, el Sexenio, la Regencia
y los primeros años de
la Restauración. Trafalgar, publicada en 1873, es
precisamente la obra
que inaugura la colección.
La novela propiamente
dicha ocupa íntegramente la segunda parte. En ella, Galdós narra la vida de
Gabriel Araceli, protagonista de la serie, criatura de pura ficción que, siguiendo
el esquema de la novela de madurez, desde su infancia de pícaro seguirá una
peripecia vital que le llevará a convertirse en un honorable ciudadano. La
novela nos describe el entorno de Araceli y los personajes que en él se movían:
don Alonso, Marcial, doña Francisca, Malespina, doña Flora, doña Rosita...
Pero el nudo de la
narración es el desastroso combate del 21 de octubre de 1805 en Trafalgar, que
es relatado detalladamente, con una amenidad que no excluye el rigor, desde la
perspectiva de Gabriel, quien participa en la legendaria batalla a bordo del
enorme navío de línea Santísima Trinidad. Como no podía ser de otro modo
tratándose de una edición crítica, este apartado viene acompañado de un aparato
de notas que
enriquecen el texto
galdosiano mostrando sus concordancias con obras literarias
como el Quijote,
el Lazarillo de Tormes, El sí de las niñas o el Buscón, y aportando
aclaraciones históricas o geográficas y explicaciones sobre términos náuticos o
caídos en desuso, cuya comprensión puede resultar difícil para el lector.
La tercera parte la
componen una serie de apéndices en los que se insertan documentos de tanto
interés como el discurso de ingreso de Galdós en la Real Academia Española,
pronunciado el 7 de febrero de 1897; el prólogo que el propio autor redactó
para una de las ediciones de Trafalgar, donde desgrana interesantes
comentarios e indica las fuentes documentales que utilizó; una detallada
relación de los documentos que sobre Trafalgar se conservan en el Museo Naval;
y, por último, un archivo fotográfico de placas votivas conservadas en el
Panteón de Marinos Ilustres, y de los retratos y objetos que se
conservan en el Museo
Naval de Madrid relacionados con personajes que tomaron parte en el combate y
son citados a lo largo de la novela: Churruca, Cisneros, Alcedo y Bustamante,
Escaño o Cayetano Valdés.
Interesante obra, que
enriquece la de por sí estimable novela de Galdós y que con sus acotaciones
históricas, técnicas, literarias y lingüísticas ayuda a mejor comprender la narración
del ilustre escritor canario.
Lo que nadie leyó:
un escritor navarro lanza una edición con contenido inédito del Trafalgar de
Galdós.
Contiene más de trescientas notas a pie de
página en las que se explican desde los términos de difícil
comprensión hasta el contexto histórico en que se desenvuelve el combate
de Trafalgar.
José Andrés Alvaro Ocáriz, autor navarro de libros como 'Celaya
esencial' (2011), 'Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma
de la paz' (2012), 'Luis Mariano, cien años, cent ans' (2014), 'El Gran Capitán'
(2015), 'Sebastián Iradier. Si a tu ventana llega una paloma' (2016), 'El
Madrid de Blas de Otero' (2016), 'La flecha que me asignó Cupido' (2017) ha
publicado en Amazon una edición crítica de la obra 'Trafalgar' de
Benito Pérez Galdós.
Mientras que en portada recoge la imagen que el mismo Galdós eligió para
la edición ilustrada de su obra, en la biografía de Galdós se añaden detalles
inéditos y se acompaña el texto con las fotografías, tomadas por el
editor, de los lugares en los que vivió el autor.
En el texto aparecen más de trescientas notas a pie de página en las
que se explican desde los términos de difícil comprensión hasta el
contexto histórico en que se desenvuelve el combate de Trafalgar. Por otro
lado, también se corrigen los fallos que aparecen en las anteriores ediciones
de esta obra, como los nombres auténticos de marinos que participaron en
el enfrentamiento.
"Hasta ahora, en ninguna edición se había reparado en este tema
que creemos fundamental ya que puede propiciar estudios posteriores sobre
esos marinos cuya identidad se recupera después de casi 150 años", señala
Ocáriz en una nota.
"Nos estamos refiriendo, en este caso, a un marino que en todas las
ediciones de Galdós aparece como Ezguerra y que se trata, realmente, del
tudelano José de Ezquerra y Guirior, nacido 25 de enero de 1756 y fallecido
el 13 de julio de 1801 en la voladura del barco Real San Carlos, en
el marco de la llamada batalla de Algeciras", continúa el escritor.
"No sabemos si Galdós, cuando escribió su obra, puso con g o
con q el nombre de este navarro . El caso es que desde la primera
edición de su obra el nombre que aparece es Ezguerra y ahora se
recupera el verdadero nombre de este navarro", agrega Ocáriz.
Por otro lado, el libro incluye dos apéndices. Uno documental en
el que aparecen, por primera vez en una edición de la obra de Galdós, los
documentos que sobre Trafalgar se encuentran en el Archivo del Museo Naval.
Se han realizado así ya que Ocáriz señala que
son "conscientes" de que es necesario acercarnos a esta obra
con una perspectiva de interdisciplinariedad puesto que Galdós escribe
sobre un suceso que ocurrió realmente.
"Intentamos unir a la ficción narrada por Galdós los elementos
históricos del hecho que se narra, uniendo, de este modo, la Historia con la
Literatura", apunta en este sentido.
Además, este libro incluye un apéndice fotográfico sobre los
marinos que tomaron parte en Trafalgar, con imágenes tomadas por el editor en
el Museo Naval de Madrid que pretender 'poner cara' a los personajes
reales de los que se habla en el libro. También se incluyen
fotografías de las lápidas que los recuerdan en el Panteón de Marinos Ilustres
de la localidad gaditana de San Fernando.
Por otro lado, se añade una bibliografía actualizada por si se
desea profundizar en la vida de Galdós, en los Episodios Nacionales y en
Trafalgar, tanto desde un punto de vista literario como histórico.
Ocáriz concluye señalando que "nos encontramos ante una edición
crítica concienzudamente elaborada que aporta una serie de
elementos nuevos que nunca habían aparecido en ediciones anteriores y que
la convierten en un texto único y necesario tanto para quien se acerca a él
como lector que quiere simplemente disfrutar con el texto de Galdós, como para
el investigador que tiene en sus manos las claves para nuevos estudios".
Los beneficios de su venta se destinan al proyecto Libro Solidario.
Diario de Navarra, 4 de febrero de 2018
La historia del tudelano José de Ezquerra y Guirior en
el mar
Una edición crítica del libro Trafalgar
de Benito Pérez Galdós recupera la figura del insigne marino José de Ezquerra y
Guirior, nacido en Tudela y muerto en el 13 de julio de 1801 al estallar su
navío de 112 cañones durante una batalla en el estrecho de Gibraltar.
En esas lides, la flota británica fondeada en Gibraltar sufrió en junio de
1801 un varapalo en la conocida batalla de Algeciras. La contienda enfrentó a
“una escuadra de 3 navíos de línea y una fragata francesa apoyados eficazmente
por las baterías de costa y cañoneras españolas contra la escuadra británica de
Gibraltar del vicealmirante Saumarez compuesta por 6 navíos de línea y que se
saldó con la derrota de los británicos, que perdieron uno de sus buques, el
Hannibal de 74 cañones y otro quedó desmantelado, varado y a punto de perderse,
el Pompee, también de 74 cañones. Los británicos se retiraron a la cercana
Gibraltar a reparar daños y prepararse para un posible desquite”
(www.todoababor.es).
Cuenta Eugenio de Ezquerra que ese primer ataque costó la vida a los oficiales
del mando -salvo el segundo, Francisco Vizcarrondo- que se encontraban en la
cámara de popa, entre ellos su ascendiente. Del modo en que se efectuó, pero
sobre todo del tipo de proyectil utilizado no tiene dudas del empleo de bala
roja. “En el libro “Informe dado por el brigadier de la Real Armada D.
Francisco de Hoyos ...” (-...) hay unas notas realizadas por el nieto de Juan
Joaquín Moreno, que como familiar del mismo tenía información privilegiada
sobre las acciones en las que se vio envuelto éste. En el episodio que nos
ocupa este artículo afirma que su abuelo siempre sostuvo que los ingleses
fueron los verdaderos causantes del incendio de los navíos. Para ello se basaba
en el aviso que recibió, antes de su salida de Cádiz en busca de la escuadra francesa
en Algeciras, del comandante general del Campo de Gibraltar, Adrián Jacome y
Ricardos, que sabía por confidentes que tenía en la plaza británica, que la
escuadra inglesa, muy dolida por su derrota en Algeciras, se preparaba para incendiar
a la escuadra combinada por todos los medios posibles con mixtos y bala roja”. (www.todoababor.es). La bala roja “usada en alta mar era considerada como una
práctica inhumana”. Consistía en un proyectil
puesto al rojo vivo con efectos incendiarios en su objetivo.
Eugenio de Ezquerra concede credibilidad a esta hipótesis con un documento
que alude al “testimonio de un marinero inglés desertor de Gibraltar: los
ingleses quemaron nuestros barcos con bala roja”. “Informó -añade- de los
hornillos utilizados para calentar las bolas de cañón así como de la situación
de los mismos en el navío Superb, en el que estaba embarcado”. El fragmento que
ampara su opinión aparece “en un documento del 2 de octubre de 1801, firmado
por el general de la Plaza del Campo de Gibraltar Marqués de Arellano, dirigido
al Secretario (Ministro) de Marina, Caballero, para que se lo comunicase al
Rey”.
Un segundo fragmento de un testamento de la madre de Ezquerra, Paula de Guirior
y Otazu, refuerza la misma versión. En ninguno de los 13 documentos con su
última voluntad varió su contenido. Antes de morir siguió creyendo que los
ingleses quemaron a los buques españoles con bala roja.
“Fue ésta la verdadera causa del desastre, ocultada por españoles, ingleses
y franceses, cuando todos lo sabían. Pero callaron por razones políticas y de
alianzas cambiantes entre las tres naciones”, señala. Godoy participó del
silencio y de una versión oficial que apuntaba al fuego amigo del San Hermenegildo
que, aunque se produjo, no fue la causa de destrucción de los buques,
incendiados desde el primer momento.
Del por qué ambos acabaron abordados, en orden a una instrucción recibida,
los barcos de retaguardia tenían la orden de “virar 90 grados” al recibir un
ataque. “El Real Carlos viró a babor pero el barco francés que iba con ellos no
lo hizo. El Real Carlos volvió al rumbo para no abordarlo”, apunta. En medio de
la confusión, el San Hermenegildo ya había completado su maniobra y llegó a situarse
a la par de su gemelo de 112 cañones.
El capitán de fragata Francisco Vizcarrondo, el segundo de a bordo, de
origen también navarro, contó después de naufragar que en la cubierta llegó a
escucharse una voz de alerta: “¡Fuego, fuego!”. Según su testimonio, el Real
Carlos no llegó a disparar. Quedó entre dos fuegos, el enemigo y el amigo del
San Hermenegildo, que no distinguió su pabellón y lo confundió con un inglés.
Pasada la medianoche, ya el 13 de julio, se oyó la explosión del buque de José
de Ezquerra. Quince minutos después sucedió una segunda deflagración. El San
Hermenegildo siguió su destino y se fue también a pique. El desastre,
señalado como tal en los anales de la Armada, truncó una brillante carrera
militar del insigne marino de Tudela.
“Con 19 años de edad -expone su descendiente- certificó con su firma la
toma de posesión de Guinea Ecuatorial". El traspaso de Portugal a España
de Fernando Poo llevó impresa su rúbrica como uno de los mandos militares que
sobrevivieron a un ataque de paludismo que menguó las fuerzas del contingente
español. En 1793, declarada la Revolución francesa, le fue concedido el mando
del navío San Fermín. Participó en la toma de Tolón desde donde ayudó a
repatriar a familias monárquicas de ese país. Del por qué unió su vida a la
Armada hay una explicación en la atracción que despertó el mar en Navarra. “En
el siglo XVIII había mucho marino navarro”, sostiene Eugenio de Ezquerra
Cobertera. No en vano Pedro González Castejón y Salazar (Tudela, 1719 - Madrid,
1783), fue marino y militar español que alcanzó el grado de Teniente general de
la Real Armada Española.
Tuvo ejemplos José de Ezquerra en su
familia para seguir la estela del mar. Un tío suyo, José Manuel de Guirior
Portal de Huarte Herdozain y González de Sepúlveda (Aoiz, 1708 - Madrid, 25 de
noviembre de 1788), primer Marqués de Guirior, fue militar y administrador de
la Corona en América. Tuvo el grado de teniente general y fue virrey de Nueva
Granada y Perú. Del pasado del capitán de navío muerto en 1801 hay una huella en
la plaza de los Fueros, de Tudela. De los 60 escudos esculpidos a su alrededor,
uno de ellos exhibe dos anclas. Por José de
Ezquerra y Guirior.
La
Provincia/diario de Las Palmas, 23 de mayo de 2019
Siempre
desde el respeto a Galdós, un filólogo debe cuestionar cada palabra.
El profesor donostiarra José Andrés Alvaro Ocáriz ofrece
hoy una conferencia en la Casa Museo Pérez Galdós con motivo de un minucioso
estudio sobre el primero de los Episodios
nacionales del célebre autor grancanario, Trafalgar. Ocáriz ha realizado una edición crítica donde se repara
especialmente en dos marinos, el segundo de Churruca en la escala del mando,
Francisco de Moyúa, y en José de Ezquerra. La iniciativa se incluye en la
programación del Bienio Galdosiano.
¿Qué le
ha movido para elegir Trafalgar en el gran catálogo de Galdós para la edición
crítica que ahora presenta?
Tal vez Trafalgar
fuera una idea que tenía Galdós en mente desde siempre. Cuando estaba pensando
qué nombre poner a toda la serie de novelas históricas que querían reflejar la España
del siglo XIX, un amigo suyo le dijo que las llamara Episodios nacionales y a Galdós le pareció que el primero tenía que
ser Trafalgar y empezar desde ahí a hablar
de la Historia de España. Es el punto de partida de la vasta obra que son los Episodios nacionales.
En
este trabajo aporta datos importantes, hasta ahora ignorados, de algunos
combatientes en esa batalla. ¿Quiénes son?
Hay que tener en cuenta que Galdós escribió esta obra hace
150 años. Ha habido miles de ediciones de Trafalgar
y nadie se ha fijado en que estaban mal escritos los nombres de dos marinos. Uno
de ellos, José de Ezquerra y Guirior, participó en la batalla de Algeciras,
cuando dos barcos españoles se bombardearon entre sí y murieron dos mil
personas. El otro marino, Francisco de Moyúa y Mazarredo, era el segundo de Churruca
en la escala del mando; es decir, que no estamos hablando de un grumete. Además,
era sobrino de José de Mazarredo, calificado como el mejor marino de España.
¿Qué
considera más valioso en esta obra galdosiana, la exactitud histórica o el genio
narrativo del autor?
Las dos cosas. Galdós hacía literatura con la historia, no
historia de la literatura como se nos ha enseñado muchas veces cuando se nos
decía, por ejemplo, que Calderón de la barca nació en 1600, murió en 1681 y
escribió tal y tal obra. Galdós juega con los personajes, se basa en las
fuentes, investiga y no aporta datos al tun tun, como a veces hacía Baroja.
Galdós tiene un rigor histórico muy profundo, aunque con lo que disfruta es
escribiendo. Para él, la Historia no son las grandes bodas de príncipes y reyes
sino la historia concreta de la gente del pueblo. En esta novela coral que son
los Episodios nacionales va a retratar
al pueblo español, algo muy importante para este autor.
¿Encuentra
en el relato diferencias sensibles entre lo acaecido y lo novelado?
No, no se puede decir que exista un Trafalgar de la Historia
y otro de la literatura. Galdós es como un reportero que hace entrevistas. Una
persona le cuenta la muerte de Churruca y otra le cuenta otro relato. Es decir,
que es como un periodista de hoy en día que acude a los sitios con su micrófono
y grabadora captando la realidad, los hechos. Él se basa en unas fuentes
históricas muy cercanas y va a tener un conocimiento muy directo de lo que pasó
en Trafalgar. No se produce esa dicotomía entre literatura e Historia, que se
da a veces, porque ambas están unidas. Galdós cuenta lo que ocurrió en
Trafalgar, pero de un modo ameno. La amenidad es fundamental en este escritor.
Se decía que, si se perdían todos los libros de Historia del siglo XIX, no se habría
perdido nada, porque Galdós ha hecho más que muchos historiadores para dar a
conocer la historia de nuestro país.
¿Cuáles
considera que han sido las fuentes más valiosas de su investigación?
He cotejado unas diez ediciones críticas y he accedido a
los textos originales. La labor de un filólogo es poner en cuestión cada
palabra, pero siempre con total respeto al autor al que se le hace la crítica,
y más a Galdós, el mejor literato español de todos los tiempos.
Los filólogos somos investigadores. Para mí también es importante
la intuición personal y ver qué haría Galdós para que la gente lo entendiera
mejor. La portada del libro es la misma que el autor eligió para su edición ilustrada.
Creo que esto es muy importante, teniendo en cuenta que estamos en el bienio
galdosiano. Mi edición ha sido calificada como la del centenario de Galdós.
Pienso que está muy bien redactada, con 300 notas a pie de página, fotografías
tomadas por mí en el Museo naval de Madrid en las que aparecen los personajes
que tomaron parte en Trafalgar, como Churruca y otros. Creo que es bastante completa.
La
trama protagonizada por un personaje de ficción, Gabriel Araceli, ¿radiografía
fielmente la textura social y política contemporáneas de aquella batalla desastrosa?
Sí. Gabriel Araceli es el elemento del que se sirve Galdós
para hilvanar Trafalgar y el resto de la primera serie de los Episodios nacionales. Trafalgar se puede calificar de una
novela de aprendizaje. Gabriel Araceli es un pícaro que evoluciona hacia un hombre
de bien. Galdós elige los nombres con un claro simbolismo. Gabriel es el nombre
del ángel que Dios envía para anunciar a María el nacimiento de Jesús. De este
modo, Gabriel anunciará un nuevo tiempo. Trafalgar comienza con un desastre, pero
deriva hacia unan nueva España. Acaba lo antiguo y empieza lo nuevo.
¿Cómo
valora su edición la personalidad de Churruca?
El ayuntamiento de Mutriku colaboró en la edición de este
libro porque tienen claro que han entrado en la literatura universal gracias a
Galdós y a Churruca. En muchos ayuntamientos no hay conciencia para valorar la Historia
en su justa medida. Churruca fue el personaje más importante de Mutriku. Fue un
cartógrafo, un ingeniero, un científico. Su familia construyó la iglesia de la localidad.
Además, ahora se puede visitar el palacio en el que nació.
¿Y la
de su segundo en el mando, el capitán de fragata Francisco de Moyúa y Mazarredo,
una de las novedades de su edición?
Es un personaje que entra en la Armada de la mano de tío
José de Mazarredo, pero no es un niño de papá. Es un señor que realizará
expediciones importantes y va a inventar un mecanismo para poner cañones en las
lanchas de los navíos, lo que multiplica sustancialmente el poder artillero de la
Armada. Estamos hablando de las lanchas cañoneras. Es un personaje olvidado que
merece la pena descubrir.
Qué,
(Las Palmas) 25 de mayo 2019
Álvaro Ocáriz: “Galdós ha hecho
más por nuestra memoria con sus ‘Episodios Nacionales’ que muchos
historiadores”
Pepe Rodríguez 25 mayo, 2019
El
investigador donostiarra desvela en su edición crítica de ‘Trafalgar’ la
verdadera identidad de dos marinos vascos que fallecieron en la batalla naval.
“He
intentado relacionar el Trafalgar de la historia con el de la literatura”,
apunta el autor, que defiende que “la labor del crítico es cuestionar cada
palabra e investigar”
El escritor
e investigador vasco José Andrés Álvaro Ocáriz aseguró en la Casa-Museo
Pérez Galdós y en el marco del ciclo denominado ‘Hablando de Galdós’, que el
autor canario con sus novelas “ha hecho más por nuestra memoria que muchos
historiadores”.
Ocáriz
presentó el jueves, día 23 de mayo, su nuevo libro en el que realiza un
minucioso análisis de ‘Trafalgar’ que, publicada en 1873, fue la primera de las
novelas que conforman los ‘Episodios Nacionales’ de Galdós. Álvaro Ocáriz ha
completado “una auténtica edición crítica” de la mencionada novela,
desvelando en ella el nombre correcto de dos marinos, erróneamente escritos en
la obra original: el guipuzcoano Francisco de Moyúa y Mazarredo (el segundo de
Churruca), y el navarro José de Ezquerra y Guirior.
La directora
de la Casa-Museo, María Victoria Galván, recordó que la conferencia de Ocáriz
se incluye en el marco de las actividades del Bienio Galdosiano (desde
2018 a 2020, para conmemorar el 175 aniversario del nacimiento de Galdós y el
centenario de su muerte), si bien avanzó que este ciclo de charlas o encuentros
con investigadores que trabajan en distintos ámbitos en torno a la obra de
Galdós continuará también después de 2020.
“Algo
indescriptible”
José Andrés
Álvaro Ocáriz confesó su emoción “por el hecho de poder hablar de Galdós en la
misma casa que conoció los primeros años de su vida, y hablamos del mejor
escritor español”. “Es”, apuntó, “algo indescriptible para mí”.
El autor
señaló que en su libro también se recoge un amplio resumen de su biografía de
Don Benito, y subrayó que “en este Bienio Galdosiano encontramos una excusa
perfecta para redescubrir su obra y su vida”. También elogió el trabajo de Don
Benito en sus Episodios Nacionales, “al recoger la historia de nuestro país
durante cien años: ha hecho más por nuestra memoria que muchos historiadores”.
Álvaro
Ocáriz recordó que Galdós, por ejemplo, descubrió en Santander al último
superviviente de la batalla de Trafalgar. “Para escribir su ‘Trafalgar”,
comentó, “se basó en varias fuentes históricas y literarias. Entre ellas
podemos encontrar algunas influencias de Cervantes”. El investigador también
identifica en la novela de Galdós similitudes con ‘El buscón’ de Quevedo.
También
quiso remarcar que “este libro que presento aquí es mi pequeña aportación a las
celebraciones del centenario de la muerte de Galdós, que será en 2020”. Sobre
su edición crítica resaltó su esfuerzo para tratar de conseguir “un trabajo
minucioso, con más de 300 notas a pie de página”. “He intentado”, comentó,
“relacionar el Trafalgar de la historia con el de la literatura”. Eso sí, manifestó
que “la labor del crítico es abrir la posibilidad de nuevas lineas de
investigación sobre una obra, siempre desde la humildad, porque no se trata de
enmendar la plana al escritor, ¡y menos a Galdós!”.
La misión
del crítico
En esta
línea, comentó que “lo primero que tiene que hacer el crítico es cuestionar
cada palabra, investigar, y luego explicar cada término que podría no conocer el
lector”. De este modo pudo descubrir que los nombres de dos de los marinos
estaban incorrectamente escritos en la obra original de Galdós: Francisco
de Moyúa y Mazarredo (el segundo de Churruca), y José de Ezquerra y
Guirior, citados erróneamente como Moyna y Ezguerra.
Así, Álvaro
Ocáriz pudo descubrir la trayectoria real de estos dos marinos vascos, que
perdieron la vida en Trafalgar, su carrera en la marina y algunos detalles
llamativos sobre su vida. En el caso de Moyúa, que reclamó sin éxito su
ascenso a capitán de navío antes de la batalla en la que falleció, algo que
obtuvo a título póstumo.
El autor
explicó en su conferencia el proyecto Libro Solidario, de la Asociación
Cultural Literatura y Sociedad, en la que participa. Una parte de la
recaudación de los libros que edita esta entidad está destinada a proyectos de
desarrollo en la República Dominicana.
Como escritor,
Álvaro Ocáriz ha firmado una decena de libros, entre ellos ‘Antonio Tovar. El
filólogo que encontró el idioma de la paz’ (2012), ‘Celaya esencial’ (2013),
‘Luis Mariano. Cien años’ (2014), ‘El Gran Capitán’ (2015), ‘El Madrid de Blas
Otero’ (2016), ‘Sebastián Iradier. Si tu ventana llega a una paloma’ (2016) o
‘La flecha que me asignó Cupido’ (2017).
Diario Vasco, 11 de marzo de 2020
«Se sabe mucho sobre la muerte de Churruca,
pero muy poco sobre su vida»
El escritor donostiarra José Andrés Álvaro
Ocáriz actualiza la biografía del marino y héroe de Trafalgar que publicó su
hermano Julián en 1806
BORJA OLAIZOLA SAN
SEBASTIÁN. El mutrikuarra Cosme Damián
de Churruca y Elorza pasó a la historia como el héroe de la batalla de
Trafalgar (1805) después de morir por el
impacto de una bala de cañón mientras el barco que capitaneaba hacía frente a
seis naves enemigas. Su sacrificio, que luego fue inmortalizado por Benito
Pérez Galdós en las páginas de ‘Trafalgar’, le convirtió en paradigma del héroe
romántico y en una de las figuras de referencia de su tiempo.
Pero Churruca fue bastante más
que un nombre a pie de página en los libros de historia. Arquetipo del marino
ilustrado, levantó mapas de remotas costas sin cartografiar, ideó soluciones de
ingeniería naval gracias a sus conocimientos matemáticos y fue reconocido por
el mismísimo Napoleón, entonces aliado de los españoles en su lucha contra los
británicos, que le obsequió un sable y unas pistolas. El escritor donostiarra
José Andrés Álvaro Ocáriz ha recuperado ahora la biografía sobre el marino que
publicó en 1806 su hermano Julián y ha adaptado su lenguaje a los tiempos
actuales. «Se sabe mucho sobre la muerte de Churruca, pero muy poco sobre su
vida», apunta Álvaro Ocáriz, que presentará su nueva obra el día 24 en el
Aquarium de San Sebastián.
La nueva publicación
simplifica el título original de la biografía. Del profuso ‘Elogio histórico del
brigadier de la Real Armada Don Cosme Damián de Churruca y Elorza, que murió en
el combate de Trafalgar en 21 de octubre de 1805, escrito por el amigo más
confidente que tuvo’ se ha pasado al más escueto ‘Churruca. Elogio histórico’.
«Es un título que está más en consonancia con nuestros tiempos», comenta el
escritor donostiarra, que ha aplicado a las páginas de la biografía un
tratamiento similar. «He tratado sobre todo de hacer amena su lectura a una
persona de nuestro siglo. La prosa del romanticismo es muy alambicada y se hace
difícil de entender. Se han sustituido las palabras que ya no se emplean o que
se utilizan con otro significado. Respecto a la sintaxis, he intentado
simplificarla para que la construcción de las frases no sea un obstáculo a la
hora de entender el texto. Simplificando la expresión es más fácil acceder al
texto y hacer que la lectura sea amena».
La vida del marino
mutrikuarra fue cualquier cosa menos
aburrida. «A Churruca se le conoce sobre todo por su participación en la
batalla de Trafalgar, pero en realidad su vida fue apasionante, casi como una
película de aventuras», apunta Álvaro Ocáriz. La recuperación de la biografía
que escribió el hermano del marino – «el amigo más confidente que tuvo», como
reza su título original– tiene también mucho que ver con la voluntad de
reivindicar una figura que no tiene demasiado reconocimiento en nuestros días.
«Mi intención es recordar a Churruca, que aunque forma parte de ese grupo de
personajes históricos que no necesitan ser presentados, siempre viene bien
recordarlos y aportar datos que puedan ser desconocidos».
Expediciones científicas
Nadie tan acreditado como Julián de Churruca
para narrar la trayectoria vital de su hermano Cosme. Una vida que comenzó en
Mutriku el 27 de septiembre de 1761 en el seno de una familia acomodada, ya que
su padre Francisco fue el primer alcalde que tuvo la localidad. Séptimo de diez
hermanos, inició primero en Bergara y luego en Burgos una carrera destinada a
llevarle al sacerdocio que interrumpió cuando descubrió su vocación marinera.
Con 15 años se enroló en la Compañía de Guardia Marinas de El Ferrol y no tardó
en destacar por su talento y capacidad de trabajo. En 1781 participó en su primera
acción de guerra: un asedio para intentar recuperar Gibraltar de manos de los
británicos que se saldó con un fracaso. En 1788 participó en una expedición
científica en el Estrecho de Magallanes y se reveló como un extraordinario
cartógrafo. Cuatro años más tarde volvió a embarcarse al frente de otra misión
que realizó estudios hidrográficos para la reforma de un atlas marino de la
América septentrional. A su vuelta al cabo de dos años recibió el título de
capitán de navío. Su inquietud por introducir mejoras en lo navíos y su
formación enciclopédica hicieron de él una de las figuras de mayor prestigio de
la Armada. En 1799 fue llamado a Brest por Napoleón, que preparaba una
operación para aislar por mar a Inglaterra con ayuda de la flota española. De
regreso a España, escribió un tratado para perfeccionar las técnicas de la
artillería de la Marina y solicitó el mando del buque ‘San Juan de Nepomucemo’.
Fue en ese navío donde vivió sus últimas horas cuando una flota británica cercó
a una treintena de barcos hispano-franceses en octubre de 1805 cerca del cabo
gaditano de Trafalgar. Los británicos, que querían hacerse con el control del
Estrecho, derrotaron a sus contrincantes guiados por la batuta de Nelson, que
también falleció en la batalla.
Fotografías, mapas y notas a
pie de página
José Andrés Álvaro Ocáriz no
se ha limitado a actualizar el texto de la biografía sobre Churruca que
escribió su hermano Julián. También ha introducido en sus 85 páginas
fotografías y algunos de los mapas que el marino trazó a lo largo de sus
expediciones científicas. «Además, he añadido unas cincuenta notas a pie de
página con el objeto de explicar el contexto histórico en el que se desarrolla
su vida», puntualiza el escritor donostiarra, que ya estaba familiarizado con
la figura de Churruca después de haber publicado hace un par de años una
edición actualizada del ‘Trafalgar’ de Benito Pérez Galdós que corregía los
nombres de algunos de los personajes de la novela del escritor canario.
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